Capítulo 6

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Lunes, 17 de agosto

Todos los ojos estaban posados en mí y en mis amigos. Y de eso hacía ya nueve días, desde que Jisoo y Rosie habían sido asesinadas. Habían registrado mi habitación y había tenido que volver a contar mil veces mi versión de los
hechos. Se supone que eres inocente hasta que se demuestre lo contrario, pero, en cuanto salía de casa, la gente me miraba y susurraba cosas como «No
puede ser ella» o «Normalmente son los más buenecitos, ya sabes». Mujeres que llevaban toda la vida tomando el té con mi madre y planificando obras benéficas para la ciudad cruzaban a la otra acera cuando me veían por la calle. Era terrible saber que muchos de los vecinos que me habían visto crecer me tachaban de asesina. Nos habían tildado de asesinos a todos nosotros. Corrían muchos rumores. Y, al parecer, el más popular era que lo habíamos
planificado entre todos y que ahora nos encubríamos mutuamente.

La madre de Jisoo, Eloise, nos recibió en su casa para el velatorio. Hacía años que conocíamos a Eloise, y confiaba en que no nos creyera responsables
del crimen. Los demás parientes de Jisoo, sin embargo, parecían juzgarnos.

Sana se agarró a mi brazo. Desde que habíamos cruzado la puerta, y de eso hacía ya diez minutos, no había mirado a los ojos a nadie. No estaba haciendo nada para demostrar nuestra inocencia y me daba la impresión de que le daba
igual. De entrada pensé que la policía querría retener más tiempo los cadáveres de Rosé y Jisoo, pero resultó que no.

Mi madre siempre decía que el
proceso de curación empezaba en cuanto te despedías para siempre. Yo no estaba de acuerdo con ella. El funeral era la despedida, pero después tenías que rehacer tu vida y encontrar la forma de gestionar la ausencia de la persona fallecida. Después de la despedida venía lo más duro. Me había costado mucho salir adelante después de lo de Mina y Momo y tenía la
sensación de que era la única de mis amigos que aún seguía luchando por salir adelante.

—No tendríamos que haber venido —dijo Jin, repasando la estancia con sus ojos de color chocolate. Estaba nervioso y crispado. Enderecé la espalda.

—Tenemos el mismo derecho que cualquiera a estar aquí. No hemos
hecho nada malo. Por mucho que no fuéramos los mayores admiradores de Jisoo, era la novia de Rosie. También tenemos que despedirnos de ella.

—Pero es evidente que la familia no nos quiere aquí —añadió Jungkook, hablando entre dientes.

—No nos quedaremos mucho rato. Solo lo suficiente para expresarles a Eloise y a Lisa que estamos a su lado en todo esto.— Jungkook resopló.

—Tendríamos que vigilar más de cerca a Lisa.

Puse cara de exasperación y le dije:
—¿Y por qué?

—¿Quién es la asesina más probable, Jennie?— Me encogí de hombros.

—No lo sé. Un loco que andaba por los bosques que entró y...—Jin suspiró.

—Nadie forzó las puertas, Jenn. Jungkook tiene razón. Tiene que ser Lisa.

—No es ella, Jin.— Me miró a los ojos.

—¿Por qué no? ¿Qué hay entre vosotras dos?— Me pasé la lengua por los labios. No me apetecía contarles que había pasado la noche con Lisa. Tendría que hacerlo algún día, pero ahora no era el momento. Creían que Lisa era la asesina y si se enteraran de lo nuestro sus sospechas aumentarían todavía más. Estaba segura de que dirían que lo
había hecho tan solo para tener una coartada.

—¿Qué? No hay nada. Jisoo es su hermana. Y lo siento mucho, pero no creo que esa tía sea capaz de matar a su propia hermana.—Meneé la cabeza con perplejidad y apreté los dientes. ¿Por qué preferían creer que había sido Lisa antes que un desconocido?

La cabaña - adaptación Jenlisa G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora