OPORTUNIDADES
Anell.
─ ¡Leonor! ¡Leonor! ¡Abre esa puerta inmediatamente! ¡Sabes que está totalmente prohibido cerrar con llave las puertas! ¡Leonor, Leonor! ─ La Reina Consorte Esmeralda, con una actitud inadecuada a su posición social, golpeó la puerta con las pocas fuerzas que una dama como ella, podría poseer, gritó hasta desgarrarse la garganta.
Pesé a sus frustraciones, Leonor no abrió la puerta. La escena era todo un espectáculo y la servidumbre disfrutaba de ello al pasar por el largo pasillo, soltando bajas risillas y murmullos contenidos entre sus amarillentos dientes. Me quedé de pie a una distancia prudente, totalmente inmóvil por el comportamiento de la reina, lo que haya pasado allá abajo debió ser muy serio para que la elegante mujer actúe tan fuera de lugar.
¿Qué cosa tan mala habrá hecho, o dicho, la princesa Leonor? Debió ser algo escandaloso, vulgar, y fuera de lugar, algo muy inapropiado y ofensivo para la reina, para su propia madre. Es sabido que madre e hija no tienen de la mejor de las relaciones, eso dicen la servidumbre, aquellos o aquellas, quienes tienen el privilegio de servir directamente a la familia real, me incluyo en la pequeñísima lista.
Lo que pocos saben, es que no es una simple mala relación, no, es algo más fuerte e incómodo de detallar. Durante el poco tiempo que he estado sirviendo como dama de compañía para la princesa, he visto y escuchado las incontables discusiones, sin embargo, ninguna se puede comparar ante lo que mis ojos miran y mis oídos escuchan en estos momentos.
De lo único que puedo estar segura es, que hoy perderé la cabeza finalmente.
Dios, me has observado desde el día de mi nacimiento, sabes que no he sido una mala niña, apiádate de ésta pobre alma y permite su estadía en esta tierra un poco más.
─ Anell.
Aún no quiero morir Dios, no he conocido lo suficiente del mundo.
─ Majestad ─ Me esfuerzo en responder, en el tono más sumiso posible. Mis rodillas tocan ligeramente el suelo en una incómoda reverencia demostrando mi posición.
Escucho una inhalación demasiado larga, no sé realmente qué mueca estará haciendo la reina, supongo que no una buena. ─ Ponte de pie y sígueme.
El borde de su vestido toca mi brazo al pasar, y yo cuento cinco pasos para poder seguirle. No más, ni menos, lo suficientemente cerca para escucharla y lo demasiado lejos como para considerarse un abuso.
No me guía muy lejos, y entonces estoy deseando la horca en lugar de adentrarme a su habitación. Sé que la reina no es una mala consorte, todo lo contrario, la considero una persona respetable pese a no pertenecer a un linaje real. Ella es todo lo que una plebeya y noble, desea ser.
La reina Esmeralda es benevolente, no me haría daño. Solo he estado exagerando... ¿Verdad?
─ Cierra cuando entres.
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Mi sirvienta elegante [GL]
Romance«─ Madre, ve y busca una doncella de piel tan blanca como la nieve, ojos más oscuros que la noche y cabellos largos sedosos, que sea amable de corazón y ame al pueblo. Porque la voy a desposar. Publicada: 19 - 03 - 21 Finalizada: