Día 24

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Universo Au. HighSchool.

Uso de malas palabras.

Koda es un panecillo, merece que lo abracen.

Perdonen cualquier error, ya sea en la narración u ortografía.

►Ligero spam al final del capítulo. 

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Compartiendo una malteada.

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Según el diccionario, compartir se resume en dar parte de lo que uno tiene para que alguien más lo pueda disfrutar conjuntamente con ella.

O algo parecido, no lo recuerda la verdad y tampoco es que importé en estos momentos realmente.

—Vete a la mierda fresitas, yo lo pedí primero. —afirma cierto rubio de mirada intimidante.

Su mano arriba en el mostrador no dejaba de agarrar el vaso que contenía la última malteada de fruta del dragón del día. Pese a sentir como la mano encima de la suya ejercía un poco y su frente se arruga a causa de su insulto su determinación no flaqueo, no cedería la última malteada, ni siquiera al niño rico de la escuela.

—¿Estas consiente que fue mi nombre el que pronunciaron? —cuestiona el otro "combatiente", —por ende, la malteada me pertenece.

—Ya quisieras, ¡pague por una jodida malteada de fruta de dragón y no me iré sin mi jodida malteada! —espeta alzando su voz. Provocando que el otro chico tan solo arrugase aún más su frente al ver que este no cedería.

Desde el otro lado del mostrador, el responsable de haber vendido y elaborado la dichosa malteada estaba que se le comían los nervios. No sabía donde rayos esconderse, apenas si era su segundo día en el trabajo y ya había cometido un error fatal.

—Dios, Koda sin duda la ha cagado en grande —susurra con lástima una de las trabajadoras.

—Me siento mal por él, ¿deberíamos de ayudarle? —inquiere otra con nerviosismo.

—¿Y meterse en la discusión de Bakugō y Todoroki? No gracias, prefiero vivir.

Y es que todos ya conocían a esos dos, eran clientes frecuentes que solían realizar el mismo pedido cada día. Pese a asistir en horas similares, nunca antes habían cruzados caminos, siendo ahora esta la primera vez; justamente cuando la malteada de fruta de dragón se habían agotado más rápido que otros días.

—Ya suéltalo Bakugō, no me hagas volver a repetirlo. —amenaza el joven Todoroki.

—¡Atrévete fresitas! —responde con una risa engreída. —Y veremos quien le repite a quien.

Con la amenaza dicha y el aire más pesado por culpa de ambos, ninguno nota cuando la gente a su alrededor se aleja. Tampoco se percatan cuando el dueño y gerente de la tienda se acerca hacia el mostrador con la mirada vacía y sin mediar palabra alza sus puños para golpear la cabeza de cada uno.

El golpe es tan fuerte que ni Bakugō ni Todoroki pueden evitar chillar por causa del dolor. En cuanto levantan sus rostros, listos para amedrentar al idiota que oso hacer semejante estupidez, toda determinación muere al reconocer aquella mirada somnolienta y apagada.

50 Días de la OTP ||TodoBaku/BakuTodo||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora