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Era el último martes de agosto y Felix aun pensaba que su repentina ruptura con Hyunjin podría superarla con el pasar del tiempo, concentrándose en sus clases que eran incluso más interesantes que las del semestre pasado porque estaban usando acuarelas más seguido, y otras técnicas.

Ya habían pasado casi tres semanas sin comunicarse con Hyunjin desde que se habían visto en el paradero de la universidad, y aunque Felix se había dicho a sí mismo que no podía hacer nada más que darse por vencido, todas las noches releía sus mensajes en el chat que tenía con Hyunjin, y se había dado cuenta que él no lo había bloqueado.

Felix quería pensar que Hyunjin no lo odiaba tanto, y que tal vez esperaba que él diera el primer paso para hablar un poco más calmados, pero otra parte del peliblanco decía que era estupido, que no podía justificar el haber besado a uno de sus mejores amigos.

A veces, Felix imaginaba que le contaba a Hyunjin sobre su trastorno y que solía tener fugas disociativas y que por lo tanto, no era él quien estaba al mando, pero seguía pensando que no le creería aunque lo intentara. Solo sonaría a una excusa para cubrir el beso, y quedaría como un loco al tratar de explicar que existían más personas dentro de él.

El chico desistió de la idea de ser feliz con alguien a su lado, no quería herir a las personas ni quería ser abandonado, así que construyó muros a su alrededor, tal vez si se mantenía allí no dañaría a nadie más.

Al final de todo Felix lograba entender a Changbin, él solo trataba de evitar que todo eso pasara, y si seguía siendo poco sociable en sus clases no haría amigos que podría lastimar en un futuro. Felix había perdido un poco la esperanza que había aflorado dentro de él al conocer a Hyunjin, ya que antes de él creía que no podría amar a alguien, enamorarse era casi imposible porque él no había sido amado durante su infancia, y tal vez sin sus abuelos, Minho y Sunwoo no podría haber conocido lo que era querer a alguien.

—Felix... ¿Cómo vas con tu autorretrato en acuarelas?— preguntó Mark, un compañero de clase, que era amigo de todos en el curso.

La última clase del día había terminado hace unos minutos así que todos se estaban yendo, entre ellos Felix que salía del salón con su mochila en la espalda y la carpeta rosada de Seungmin, porque la suya se había estropeado por culpa de Wonyoung.

—Oh, estoy casi terminando, ¿y tú?—respondió Felix un poco sorprendido de que Mark le hablara, y avanzó con el chico caminando a su lado.

—Wow ¡eres muy rápido! Yo no lo sé, las acuarelas no son lo mío realmente pero hago lo que puedo, quiero decir, me gusta usarla como fondo, pero no para hacer autorretratos— se quejó Mark y empujó sus labios hacia arriba, Felix sonrió un poco.

Mark seguía hablando sobre algo que Felix no prestó mucha atención, y su piel se heló de un rato a otro al mirar al frente, mientras que su corazón comenzó a latir como loco en cuanto vio a Hyunjin caminar hacia su dirección junto a Bangchan. Sus miradas se encontraron, y Felix tragó saliva durante esos escasos milisegundos de conexión.

Su cabello seguía siendo castaño y esponjoso, su mochila colgaba del hombro derecho y la chaqueta negra le llegaba a las rodillas. Felix recordó la vez en que llovía y Seungmin lo había cubierto con aquella chaqueta, habían compartido tanto espacio personal que cuando la chaqueta dejó de unirlos se sintió de alguna manera vacío, justo como en esos momentos, Felix añoraba compartir esa chaqueta con el chico, con ese aroma a frutos rojos y la suavidad con la que era tratado.

Hyunjin apartó su mirada primero, y Felix sintió que su mirada lo dejaba frío, que ni siquiera su propia chaqueta roja podía protegerlo de aquellos ojos que no querían verlo, y eso le dolía más que nada, porque él seguía dibujando su mirada cálida y acogedora a pesar de que ya no era exclusivamente para él.

𝐖𝐇𝐎|hyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora