☼︎𝙲𝚊𝚛𝚒𝚗̃𝚘, 𝚝𝚎 𝚊𝚖𝚘☼︎ [ 𝙱𝚛𝚞𝚗𝚘 𝚡 𝙲𝚊𝚖𝚒𝚕𝚘 ]

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"Camilo Madrigal"

Un adolescente de 15 años de edad, integrante de "La familia Madrigal" muy conocida en el pueblo debido a sus dones y la ayuda que ofrecen constantemente.
Es un chico alegre y travieso, que disfruta de gastarle bromas a los demás con su don, que es el cambiar su apariencia a voluntad al de cualquier otro integrante del pueblo.

Este chico, Camilo, actualmente se encuentra caminando de un extremo al otro de su habitación, exaltado con las mejillas rojas y el corazón latiendo a mil por hora. ¿El motivo? Una sola cosa, su tío le dijo que le parecía adorable.

— Ay dios mío, santo cielo, ¡virgen María Purísima! Dijo que le parecía adorable, ¿En qué sentido? ¿Familiar? ¿Me está tomando el pelo? — Se sentó en su cama aún exaltado, agarró una almohada y gritó tapándose la cara, aunque probablemente su hermana Dolores lo habrá escuchado, espera no haberle lastimado los tímpanos. — Tranquilo, Camilo. Inhala, exhala, inhala, exhala. Que te pongas así por un mero comentario no está bien, no no, no está bien en definitiva que te pongas así por un comentario de tu tío.

El recientemente llegado a Casita; el tío Bruno; era quien lo tenía exaltado de esta manera peculiar. Fue muy raro afrontar los cambios desde que llegó; el pasar de no mencionar ni una palabra acerca de Bruno, a verlo todos los días, realizar actividades familiares tal y como es el comer las tres comidas al día con él en la familia, quiénes le hablaban de manera cálida y acogedora.

No sabía porqué se sentía así, pensó que podría haber sido el hecho de no estar acostumbrado a los cambios; pero eso no explicaría los síntomas que está sintiendo tales como: aceleración en su palpitar, pequeños temblores y suspiros al verlo, un inconsciente rubor en las mejillas, sudor en las manos, y las tan dichosas mariposas en el estómago.
El tenía una vaga idea de que podía ser, pero intentaba ignorarlo, no estaba bien lo viera por donde lo viera.

Se dejó caer hacia la cabecera de su cama, tenía miedo que lo que sea que estaba empezando a sentir, pudiera destruir a la familia Madrigal.
Sus pensamientos fueron interrumpidos al escuchar el usual llamado para comer.

— ¡Camilooo! ¡A cenaaar! — Escuchó a su prima Mirabel, a la par que esta daba unos pequeños toques en la puerta.

— Ahí voy, ya voy. — Inhalo y exhalo un par de veces más para calmarse y que no le hicieran preguntas fuera de lugar al sentarse en la mesa.

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Ya estando todos sentados para comer, Camilo observaba disimuladamente a Bruno que se encontraba frente a él hablando con su tía Julieta. ¿De verdad él era el tío del que no debían pronunciar ni siquiera su nombre semanas atrás? Sus mejillas se empezaron a colorear de un tono rojo suave de nuevo.

— Es atractivo... - Murmuró para sí mismo, cerrando la boca de golpe al notar que lo dijo en voz alta, observando como su hermana Dolores lo veía algo desconcertada desde el otro lado de la mesa.

— Camilo, ¿Pasa algo? — Preguntó Pepa creyendo escuchar a su hijo decir algo; además captando la mirada de su tío.

— Nada, mamá. ¿Por qué pasaría algo? — Nervioso contestó a su madre, empezando a hacer movimientos torpes con sus manos debido a las miradas confundidas que le lanzaban tres personas.

— Has estado muy raro estos días Camilo. ¿No estarás metido en problemas que no deberías, verdad?

— Claro que no mamá, que cosas piensas sobre tu hijo, que no lastimaría ni a una mosca. — Lanzó una mirada de niño pequeño e inocente a su madre.