CAPÍTULO 2

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VIVO POR Y PARA TI

CAPÍTULO 2

El tiempo fue transcurriendo y con el pasar de los días, la relación entre ambas se estrechó hasta ser la más íntima del castillo. Natsuki Kuga profesaba una lealtad incomparable, y cuando la princesa ordenaba, ella cumplía su voluntad a cualquier precio. Su obrar era recompensado con la gratitud de quien idolatraba, porque aún cuando la heredera al trono no mostraba aprecio por prácticamente nadie (a excepción de su padre), a su caballero le tenía un profundo cariño. Shizuru consideraba a Natsuki su única amiga, su mejor amiga, su persona más importante.

Por eso, cuando la oji-verde cumplió 16 años, no pudo retrasarse más lo que ambas sabían sucedería tarde o temprano. Lo vieron venir desde la primera mirada cómplice que compartieron. Habían estado jugando con fuego, las llamas amenazaban con incendiarlo todo y ahora debían contener el incendio a manos desnudas.

Aquel día, Shizuru acorraló a la menor dentro de su habitación. Fue algo fácil, ya que el cuarto de Natsuki se encontraba dentro de la recamara real.

Entre esas cuatro paredes, la caballero podía darse el lujo de dejar su faceta fría, por eso le invadió el nerviosismo al darse cuenta de lo que sucedía.

La princesa acercó sus rostros. Le encantaba el olor de la otra aunque no sabía denominar dicho aroma. -Natsuki-. Su cálido aliento dio contra las mejillas que adoraba sonrojar con bromas indecentes. -No podemos seguir fingiendo demencia-. Le miró a los ojos, escudriñando en ellos hasta desnudar su alma. -Quiero que seas sincera conmigo-. Era innecesario pedir eso cuando Kuga había jurado no mentirle en nada.

-Siempre te soy sincera Shizuru-. Cuando estaban a solas le decía por su nombre.

-Te conozco, nunca me mientes-. Acarició su mejilla. -Pero tampoco sueles decirme lo que sientes-. La menor guardó silencio.

-Natsuki, ¿Te gusto?-.

-Sí-. Era una palabra cargada de seguridad.

-¿Me deseas?-. Si alguien les escuchase...

-Te deseo Shizuru-.

"¿Me amas?" Esa pregunta se quedó atascada en su garganta, porque estaba segura de que ejercía una fuerte atracción sobre la oji-verde, pero no sabía con exactitud hasta donde llegaba el cariño que le profesaban, y no quiso arriesgarse a escuchar una respuesta que podría romperle el corazón en mil pedazos.

-¿Me quieres?-.

-Más que a nadie-.

Le fue suficiente con saberse querida para decidir condenarles a las dos.

Sin pensarlo, probó por primera vez los labios que tanto había deseado besar. Natsuki le correspondió con la misma intensidad. Ninguna tenía experiencia pero podían aprender juntas.

El beso se rompió con un jadeo.

-Mi caballero, tengo una petición-. Susurró en su oído.

-Pídeme lo que quieras, lo cumpliré-. Conocía de antemano lo que le iban a pedir. Desde hace mucho tiempo Shizuru le veía con otros ojos.

-Quiero que seas mía esta noche-. Le estaba pidiendo pecar, ambas lo sabían, sin embargo, no les importó ni un poco.

-Si la princesa lo desea-. Le besó en la comisura de los labios. -Así será-.

Como siempre, la princesa obtenía todo lo que quería.

Salieron de la habitación con una sonrisa pícara en el rostro.

Y cuando se mostró la luna, Natsuki ingresó en la recamara real, tal y como solía hacer todas las noches, con la diferencia de que en esa ocasión no se dirigió a su cuarto.

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