Capítulo 1 "Styles"

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La casa está llena de los socios de su padre y sus prestigiosas familias, alfas, betas y omegas, cada uno más odioso que el anterior, si le preguntan a Harry él desearía estar en cualquier lugar menos allí, se siente como un cerdo de venta, sus latidos son irregulares, tiene miedo, lo siente helar sus venas, no quiere creer que su propio padre puede hacerle esto, está tratando de venderlo al mejor postor, tira del nudo de su traje relajado un poco su respiración, camina entre las marejada de personas, la clase y el lujo destellan en cada esquina enfermándole aún más, sale corriendo a los jardines, el aire frío lo golpea como una bendición, cierra sus ojos, retiene el líquido que quiere escapar de ellos, no va a llorar, eleva una súplica a su hermana y le pide ayuda, necesita escapar, la echa de menos, desearía tanto haber sido él quien muriera en ese accidente, el frío le cala los huesos, tiemblan y aprieta mas el saco de su sofisticado traje, el costado de la mansión es iluminado por las brillantes luces, es todo ostentoso y derrochador, la fiesta continúa en su apogeo, nadie ha notado que uno de sus anfitriones se ha ido, ni siquiera sus candidato de maridos, se gira y se entretiene mirando el muro perfectamente pintado, su cárcel de oro, en su interior su omega se mueve en todas direcciones asustado, la necesidad de emprender la huida son cada segundo más sofocantes, como si la Luna escuchara sus lamentos y plegarias el celular en su chaqueta vibra, con manos temblorosas tantea entre los bolsillos, le toma algo de tiempo calmar sus nervios, agarra el celular sin ver quien es su salvador.

Fiesta hermano - escucha que dice Kib del otro lado - sal ya, estoy frente a tu casa

Harry normalmente rechazaría la oferta, pero ahora, no, no después de recordar a Maxwell manosearlo sobre el traje y apretar su trasero, siente arcadas de sólo pensar en eso, limpia las rebeldes lágrimas que han escapado, se arregla el costoso saco azul oscuro, tratando de deshacerse de la sensación asquerosa de las manos ajenas en su cuerpo

Y-ya salgo - corta la llamada.

Recorre el trayecto hasta la puerta, le toma nada de tiempo convencer a Vicente de que lo deje irse, el guardia se compadece del deplorable estado de desesperación en que se encuentra su joven amo, en su mirada el omega puede identificar lastima, el beta lo deja marchar, corre hasta el mercedes rojo y sube en silencio, el shock que se ha llevado esta noche ha sido muy fuerte, es vagamente consciente de que hay otras personas en el auto, ni de los vitoreos que lanzan mientras el motor cobra vida, no es capaz de respirar correctamente hasta que está sentando en el coche de Kib con Mara y Seril besándose a su lado, las llantas producen un sonido agudo al arrancar, su pesadilla dorada queda atrás, aquel acto le traerá consecuencias graves, pero por el momento decide no pensar, tomará ese pequeño respiro, saboreara las gotas de libertad aunque sean pocas, tomara lo que hay, gira su anguloso rostro hacia la ventana, el Londres de los adinerados se desvanece a alta velocidad frente a sus ojos, el peso en sus hombros disminuye un poco, Puede alguien ayudarle a seguir adelante?

Se hunde en el asiento de cuero, la música acalla los sollozos rotos del pequeño lobito café, cada día su omega luce más triste y desmejorado, algo que ha comenzado a reflejarse en el mismo Harry.

Sus amigos festejan en el reducido espacio sin notar la pena que oscurece el semblante de su rizado compañero, es como si fuese invisible, para todos ha sido así desde el accidente, nuevamente se encuentra a sí mismo deseando morir.

La música es alta y ruidosa, todos sus amigos se han ido, las parejas en la pista de baile siguen frotándose libidinosamente, se siente mareado, hay demasiadas personas, no es su ambiente.

Kib ha desaparecido con un omega, el resto ha decidido ignorarlo pues les ha contado lo ocurrido, han dicho que debía dejar de ser tan dramático, ser el esposo no Mawell no sería el fin del mundo, su consternación fue grande y su dolor mucho peor, esperaba recibir algunas palabras de aliento o quizás ayuda, no aquella barbaridad, su enojo e indignación fueron rápidamente percibidos, lo que llevó a una discusión con Seril la cual terminó cuando el alfa le dijo que dejara de ser un estúpido egocéntrico, el resto del grupo estuvo de acuerdo, por segunda vez en la noche Harry retuvo las lágrimas, su orgullo jamás le permitirá admitir que lloro en el cubículo de una discoteca de alta sociedad junto a un montón de omegas borrachos y drogados.

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