Icarus

Capítulo 2 "Vendido"

Ciertas cosas se aprecian desde la lejanía, ¿Morir a de ser doloroso?

De pronto su vida se ve miserable y patética, imágenes giran igual que una vieja película a la cual es imposible colocar una pausa, desde sus primeros recuerdos de ser un tierno y bonito infante, su tragedia, la ultima vez que vio a su querida hermana, hasta su fatídica ultima noche, solo son sucesos que a este ritmo acelerado carecen de cualquier sentido, oh dulce estado de letargo, dulce perdida de aquel dolor malsano, solo suplica a la diosa Luna que le permita descansar, libre de aquello que lo aqueja y lo fatiga, un peso que amenaza con romper sus hombros y sepultar su alma; el mundo sigue girando sin detenerse a pensar en su deplorable estado.

Oscuridad tretica e intimidante y de la nada...

¡Luz!

Luz brillante que lo obliga a recobrar una vaga percepción perezosa del sentido... entonces...

Su cabeza duele como nunca antes lo había hecho, el olor de la sangre es aterrador, oxidado y lúgubre, tiene leve conocimiento de que se esta moviendo, no, más bien lo están arrastrando.

Harry ven aquí – es ella.

Un golpe sordo lo sobresalta, si tan solo tuviese fuerza para moverse y pedir ayuda, su visión es borrosa, sus ojos a penas y se mantienen abiertos, de pronto esta sobre una superficie dura y fría, no siente a su omega, el pavor le impide pensar junto a el dolor en su cabeza, algo viscoso se desliza por su nuca, no sabe si es sudor o algo más macabro, a estas alturas ya ni siquiera recuerda como acabo así, solo algo es seguro; se esta muriendo.

... rápido muévanse –

Harry ten cuidado – Gemma, su voz es clara, dulce y cantarina, tal como la recuerda

Siempre creyó que ella seria quien cuidara para siempre de él, resulto ser algo tan trágico, al menos ya no sufriría, iba a reunirse con ella.

¡Son unos idiotas! –

La superficie cambia, se siente volar, ahora hoy calidez, su mundo se pone a girar muy rápido, inclina su cabeza dejándose ir, no tiene fuerza o ganas, un pitido ensordecedor en los oídos lo hace querer llorar, su sistema nervioso puede colapsar gracias a ese sonido.

Todavía no pequeño Hazza – un suave arrullo, la ve, esta sonriendo, sus ojos lo miran amorosa, deja un beso en su mejilla y desaparece.

Tirones de dolor se esparcen en su cabeza, duele, arde, quiere vomitar. Se desmaya.

Olores desconocidos llegan, no identifica nada, una lucha ardua se entabla entre sus parpados y su mente, sabe que hablan, no entiende lo que dicen, su corazón bombea un fluido contaste a su cuerpo... por ahora, no tiene control sobre lo que hace o se le pueda hacer, se encuentra en un limbo, la oscuridad va y viene, alternado como luces navideñas, dejándolo aturdido y mareado, Gemma se ha ido.

¿Vivirá? –

Lo hará –

Y luego nada.

Aquel irritante y desgastador sonido persiste, duele, puntos brillantes bailan a su alrededor, aparecen y luego se van, se le dificulta la respiración, el dolor en su cabeza es insoportable y agónico, su estomago punza, el lugar esta en silencio, el pitido en sus oídos no cuenta, lucha por abrir sus brillantes orbes verdes, sin embargo, estos pesan demasiado para la limitada cantidad de energía que su maltratado cuerpo tiene, desea ser arrullado nuevamente por aquella dulce voz de su bella hermana, ¿Por qué no viene por él?

La oscuridad lo reclama en un sueño amargo.

Los próximos días transcurren de igual forma, entre cortos lapsos de sueño y cordura, algunas veces escucha voces, otras solo silencio, ¿Cuánto ha pasado? Para sí, se siente como días ¿O han sido meses? Todo es tan confuso, el dolor ha menguado, el molesto sonido que lo aqueja ha desaparecido, intenta mover su mano, se felicita cuando por fin los nervios responden y ejecutan aquella simple acción.