Capítulo 2

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—¡Ahí, ahí!—Señalaba Nerea sin dejar de correr.

Al cruzar el puente de piedra las dos chicas pudieron ver la mochila de Ezra tirada en el suelo. Nerea la abrió y comprobó que estuvieran todos los instrumentos de su amigo. Entre sus cosas había un cuaderno de notas, una calculadora, un metro, botes para muestras de diversos tamaños y otros instrumentos que desconocía. No faltaba nada, lo cual era raro ya que el esqueleto llevaba siempre consigo al menos el cuaderno. La chica alzó la vista y vio unas marcas de arañazo en la tierra.

—Ner, ¿sientes eso?—Su hermana puso una mano en su hombro—. Es como si alguien estuviera sufriendo, puedo sentir el dolor… Me está empezando a doler el pecho.

—¡Debe ser Ezra!—gritó Ner—. ¡Tenemos que ir a salvarlo!

—Pero ahí hay mucha oscuridad, es una de las zonas prohibidas. Lo mejor será llamar a las guardianas y que ellas se encarguen.

—Vale, pues vas tú mientras yo entro a por él.

—¡No! Podrías hacerte daño.

En medio de la conversación un grito de ayuda hizo que la pequeña Nerea siguiera aquel rastro de marcas en la tierra hasta adentrarse en la completa oscuridad.

Más adelante vio una especie de líquido negro que supuraba por uno de los árboles. Al querer tocarlo la mano de su hermana la detuvo.

—¡¿Qué haces?! ¡No toques esa cosa! No podías esperarte, ¿verdad?

Miraron a su alrededor. Era una zona completamente diferente a las que solían frecuentar. El césped y las plantas se habían marchitado al igual que los árboles con esa sustancia negra, ya no tenían hojas y los troncos se habían vuelto como el carbón. Un escalofrío recorrió sus cuerpos. Sin embargo, siguieron adelante para encontrar a Ezra y volver a la ceremonia. Miriam miró hacia atrás para darse cuenta que el camino de vuelta había desaparecido y la oscuridad estaba empezando a engullirlas. Se sentía una presencia acechando a las chicas.

—¡Ezra!—gritó Nerea desesperadamente al verlo en el suelo casi inconsciente.

—¿Ner?... ¿Qué haces aquí?—dijo sin casi poder moverse.

—Hemos venido a salvarte. Pude oír tus gritos.

—A-algo se me echó encima—dijo Ezra como pudo—. No lo vi bien. E-es mi deber tomar apuntes de esto para comunicárselo a las guardianas y ver a qué nos estamos enfrentando. ¿Dónde están mis cosas?

—Olvídalo y vayámonos de aquí—dijo Miriam—. La niebla de oscuridad cada vez está más cerca.

—Pero tengo que clasificar esta zona.

—¡Me da igual! Además, ¿te has visto? Ni siquiera te puedes mantener en pie por ti mismo. Te vienes con nosotras. Aquí corremos peligro.

—… Tengo mis poderes, estaré bien.

—Ya lo veo… Siempre es la misma historia —respondió Miriam perdiendo la paciencia—. ¡Mírate! ¿No te das cuenta? Tus poderes no te han servido para nada. No eres más fuerte que esa cosa. Si querías explorar podrías haberte esperado a otro día y haber ido con las guardianas, no el día de la ceremonia de los creadores.

—Hermana, ¿no crees…?—Un siseo la interrumpió.

—¡Shhh! ¡Nos vamos!

Ninguno dijo palabra alguna. Miriam ayudó a Ezra a incorporarse.

—Serás una buena guardiana, Miriam, tienes carácter.

Antes de que pudieran iniciar su marcha algo tomó del pie al esqueleto dejando caer a Miriam. Al darse la vuelta las dos hermanas vieron cómo la oscuridad se apilaba hasta convertirse en una especie de Sans.

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⏰ Última actualización: Jan 15, 2022 ⏰

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La Luz brilla entre las Tinieblas [EdC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora