Había tratado de sacarme de la cabeza a Sydney Hall tantas veces que me parecía que era humanamente imposible.
En ocasiones lograba alcanzar la paz durante la noche. Era la única manera en que podía seguir con la diaria rutina de la vida.
¿Todavía la amaba, o sólo la odiaba? Eso nunca lo sabría. Había sido una chica tan bella, con aquellos ojos luminosos y burlones, el halo resplandeciente alrededor del cabello casi rojo, unos labios que podían sonreír de un modo tan incitante o hacer pucheros con igual facilidad que un niño que no quiere ir a la escuela.
Y entonces, después de casi 5 años, esa tal Sydney Hall no dejaba que mi mente descansara en paz.
¿Qué pasó con ella? ¿Dónde está? ¿Ha cambiado?
¿Aún se acordará de mí?