Jay, mi mejor amigo. Tan dulce, considerado, detallista, con el corazón más grande que nadie ¿cómo mi madre esperaba que me alejara de él así como así? Simplemente no podía.
Salimos del instituto con su mano sosteniendo la mía, podía sentir las miradas quemando mi nuca mientras nos marchábamos. No deseo volver ahí jamás, quería quedarme con jay para siempre.
Extrañaba ver a jay todos los días, extrañaba verlo a primera hora de la mañana cuando desayunábamos juntos, extrañaba los abrazos, las escapadas de clases, y los largos recesos donde nos sentábamos en los pasillos y hablábamos de todo y de nada.
Recordé las palabras de mi madre, esas dichas en medio de la terrible discusión hace un par de meses.
"Este es el resultado de tu propia estupidez, debes afrontarlo" tenía razón.
Mi mano fue jalada con más fuerza, miré hacia arriba a jay, sus ojos mirándome curiosos mientras detenía nuestro andar.
- ¿Pasa algo malo?- sus preciosos ojos brillando en espera de una respuesta, me hicieron sentir un tanto nerviosa, sin embargo, tragué saliva y me aclaré la garganta para responder.
- Lo siento, jay - solté con la voz temblorosa -, en serio lo siento. Si tan solo yo hubiese puesto más empeño en clases, si solo hubiese presentado los exámenes... Esto es mi culpa, estamos lejos por mi culpa. - no pude retener las lágrimas que se acumulaban en mis ojos, no quería llorar frente a él, pero no pude evitarlo.
Sus brazos me rodearon rápidamente y el calor de su cuerpo se coló por mis huesos. Mis sollozos eran amortiguados en su pecho mientras él acariciaba mi cabello, sentí el mundo detenerse debajo de mis pies cuando dejó un beso sobre mi cabeza y me apretujó con más fuerza.
- Todo está bien, cariño - su voz era casi un susurro, cálida y tierna -, ya pasó, elodie. Ninguna cantidad de culpa cambiará el pasado y ninguna cantidad de ansiedad cambiará el futuro ¿lo recuerdas?
- Lo recuerdo. Claro, que lo hago - me separé del abrazo y limpié mis lágrimas con la manga de mi suéter. -, pero te extrañé tanto que en serio me gustaría poder cambiar el pasado, si eso significa que volveremos a vernos diario. Me arrepiento tanto de todas las estupideces que hice. Te quiero de vuelta, jay.
Jay me envolvió en un nuevo abrazo, acariciando el centro de mi espalda una y otra vez en un intento de calmarme.
- Sigo aquí, elodie, no he ido a ningún lado. Sabes que no puedo dejarte sola.
Esta vez, él limpió el rastro de lágrimas en mis mejillas y dejó un pequeño beso en cada una.
- Te quiero tanto, no importa si estás al otro lado del mundo, no voy a dejarte sola.
Su sonrisa fue deslumbrante. Sin una palabra más, me tomó de la mano de nuevo y retomamos la caminata.
Hablamos por todo el camino de todo lo que habíamos hecho mientras estuvimos separados, hasta que finalmente la entrada de mi casa se hizo presente. Jay se despidió de mí prometiendo que mañana iría por mí de nuevo.
Respiré profundo, y abrí la puerta cuando vi su silueta desaparecer entre las calles.
Eran las 3:00 pm, evité cualquier contacto con mi madre y fui directamente a mi habitación, no me apetecía hablar con ella, tampoco sentía apetito así que, únicamente me quede en mi habitación el resto del día. Tomé una ducha y me preparé mentalmente para el siguiente día en mi pequeño infierno.
5:00 am de nuevo, un nuevo día y mis ganas de quedarme en cama eran las mismas del día anterior. Me levanté de mala gana y me alisté.Caminé de nuevo hasta el instituto, decidí traer mis audífonos y mi MP3 está vez. Fall de Exo retumbaba en mis oídos, la brisa fresca golpeando mi rostro junto con la melodiosa voz de los chicos fue la mezcla más exquisita que pude haber creado; mi cuerpo se relajó y mis pasos acompañaban el ritmo de la pegajosa canción.
Mi paz se vio arruinada por el portón del instituto y el montón de voces que opacaban el sonido que salía de mis audífonos
Aquí vamos otra vez.
Entré cautelosamente y me instalé en lo que ahora sería mi "esquina segura", miré a mi alrededor, nadie parecía notarme y por más que busqué con la mirada no pude ver a mel en la multitud. Después de unos 15 minutos comenzamos a formar filas para ingresar a los salones, me ubiqué en el correspondiente de la "c" y allí esperé.
Para mi mala suerte estaba de primera en la fila y no me atreví a mirar hacia atrás, hasta que una voz aguda, muy aguda resonó fuertemente justo detrás de mí.
- ¡Uy, tienes el cabello amarillo! - dijo refiriéndose a los pocos mechones en la parte de abajo de mi cabello, esos que había decolorado por puro impulso.
Giré lentamente mi cabeza encontrándome con un par de ojos chocolate, tan brillantes, como si de un par de estrellas se tratase. Era bajita, como un metro sesenta, su piel un poco bronceada y su cabello largo de color castaño estaba recogido en una cola alta. Sus uñas pintadas de color negro, y un pequeño dibujo de una telaraña en color blanco en ellas llamaron mi atención. Alcé mis ojos de sus manos hasta sus ojos nuevamente, y sin pensarlo mucho respondí.
- Si, mi cabello es amarillo. - respondí con la voz plana y con cara de póker.
- Te llamaré la chica del cabello amarillo.- contraatacó con una ceja alzada en un gesto burlón.
-Mi nombre en elodie.
No iba a dejar que esta chica me intimidara.
- Entonces, te diré "la nueva".- la comisura de su labio subió en una media sonrisa e infló su pecho, como si eso la hiciese lucir más alta.
¡Ja!
-Ya te dije que mi nombre es elodie ¿es tan difícil de memorizar?
Voltee mi rostro, la deje hablando sola y volví mi atención al frente.
-Mi nombre es nessa. Mucho gusto elodie. - por alguna razón mi estómago dio un vuelco y mi pulso se aceleró. No me giré, pero reconocí la voz de la misma chica, solo que esta vez sonó un poco más profunda, un poco más gruesa, como si avisara que cosas malas vendrían.
la ignoré, como también ignoré a mi corazón desenfrenado. Este sería un día interesante, lástima que no lo supe antes.
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Let Me Tell a Story.
Teen Fiction¿Cómo Termine así? Abrazada y arrullada por la soledad. Hundida en un río de lágrimas que jamás fueron secadas, sintiéndome hipnotizada por tu manera tan hábil de destrozar mi alma. Jugando con las débiles cuerdas que sostienen mi corazón, manipulan...