Los últimos deseos de amor

143 14 6
                                    

El verano estaba en su apogeo, apenas habían llegado los primeros días del mes de julio, habían pasado ya dos semanas de la muerte de Golden y cada vez más el edificio de Hassan Cawthon se sentía más triste. 

La capitana del bastón que se convertía en espada pasaba las mañanas meciéndose y mirando hacia la ventana, su esposo Foxy no hacía más que observarla y ponerse a leerle historias sobre el mar y sobre todo sobre piratas, él era quien mejor se encontraba de salud y de ánimos que el resto.

Chica había llegado a un punto en el que sus manos temblorosas no la dejaban hacer absolutamente nada, le era difícil hasta sostener los cubiertos cuando comía, pero era orgullosa y no dejaba que nadie la ayudara. Bonnie aunque había aumentado sus ánimos por la mejora  en su audición también sufría de dolores frecuentes, sobre todo malestares estomacales. 

Freddy se había vuelto más solitario que de costumbre, no salía de su habitación, no iba a conversar con los demás como antes lo hacía, simplemente se quedaba ahí acostado, como esperando su muerte, aunque obviamente Hassan y los demás le hacían que al menos bajara a comer.

Puppet era otra que sufría muchísimo la ausencia de su esposo, sus hijos y nietos la visitaban, pero eso no le ayudaba de mucho para sentirse mejor. Ahora en su soledad parecía estar haciendo las pases poco a poco con Spring, quien también seguía sin superar la pérdida de su esposa aunque ya habían pasado cinco meses de su muerte. Ambos platicaban y trataban de ponerse de acuerdo sobre las cosas que la magia era capaz de hacer y lo que la ciencia era capaz de hacer.

Así pasaban los días, hasta que notaron que Chica se sentía cada vez peor y su párkinson había empeorado, ahora definitivamente no podía comer sola, Bonnie la cuidaba día y noche siempre a su lado en su cama. 

Un día...

Mangle: quiero ir a ver a Chica

Foxy: para qué? ella no parece estar muy saludable ahora

Mangle: por eso! quiero verla!

Foxy: de acuerdo, veamos si está de ánimos para recibir visitas -van hacia el cuarto de Chica-

Bonnie: -con un rostro cansado- qué pasa?

Mangle: quiero ver a Chica, está despierta?

Bonnie: si, aunque siente mucho dolor, pero pasa

Mangle llegó hasta la cama de Chica y habló de forma directa...

Mangle: oye, te vas a morir?

Chica: -la voltea a ver y en vez de mostrarse molesta le intentó sonreír- tal vez 

Mangle: -con tristeza- no me gustaría que te fueras, pero necesito decirte algo importante en caso de que no alcance a decírtelo antes que te vayas

Chica: dime entonces

Mangle: quisiera pedirte perdón en nombre mío y de Foxy, por todo

Chica: a qué te refieres?

Mangle: desde que yo llegué al orfanato siempre te causé desgracias, desde quitarte al chico de quien estuviste enamorada desde la niñez hasta convertirnos en una pareja desastrosa que sólo lográbamos hacerte enojar. Tú hacías siempre lo mejor para que estuviésemos bien, nos alimentabas, nos cuidabas a todos como todo una madre y nosotros no hacíamos más que desobedecerte y complicarte las cosas

Chica: bueno Mangle, esa es tu esencia después de todo, la vida hubiese sido demasiado aburrida de no ser por ti y porque llegaste a darle alegría a Foxy. Además así pude saber que mi hombre perfecto siempre estuvo a mi lado, Foxy no lo era, siempre fue Bonnie

El último atardecer de locurasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora