Capítulo 3: Esperanza

15 1 0
                                    

La mañana empieza como siempre para nuestros jóvenes estudiantes en J'aime Rêver. Y aunque es universalmente sabido que levantarse temprano era ya suficiente para estresar la cabeza de alguien, no se comparaba con la situación de estas dos almas en pena...

—Ha... suspira Nani. —Ya esta tercera vez que dejamos ir a un cliente... Y todo por culpa de alguien quien tenía que abrir la boca y arruinarlo. refiriéndose a Luann.

—¿Hmm? ¿Qué te hace pensar que lo arruiné? —responde Luann bajando su celular.

—Faltan 2 minutos para que acabe el primer receso, ¿realmente crees que vendrá?

—Ten algo de paciencia, mujer. Él vendrá.

—Ha...

¿No puedes al menos ocultar tu decepción? responde Luann.

Y aunque Nani tenía todo el derecho a estar preocupada debido que últimamente no habían tenido pedidos, todos esas preocupaciones se desvanecieron cuando de repente se abre la puerta... Era Robert.

—Uh... Robert, ¿qué te trae por aquí? —le pregunta Nani.

—Yo... —dice Robert.

Luann y Nani fijan sus ojos en él y solo lo escuchan.

—Solo vine a decir que no creo en nada de lo que has dicho, Luann. Es más, incluso pienso que solo eres un idiota arrogante que cree saberlo todo sobre las personas. —continúa Robert.

—Tiene algo de razón. —susurra Nani.

—Shh... —la interrumpe Luann.

—Al final, probablemente solo hayan sido conjeturas. Pero... ahora quiero intentar creer. Así que, podrías probar lo que dijiste, por favor... —dice Robert en tono decreciente.

—Perdón, no oí eso ultimo. ¿Podrías repetirlo? —dice Luann.

—Dije... ¿¡PODRÍAS PROBARLO, POR FAVOR!? grita Robert decidido.

—Heh. Claro que sí, pero vas a tener que poner de tu parte. —responde Luann. —¿La siguiente clase es natación, no, Nani? —pregunta.

—Si. ¿Qué pretendes? —pregunta Nani.

—Que es hora de mostrarle a Robert su rayo de esperanza.

—¿Eh? —balbucea Robert extrañado.

...

A las 3 de la tarde de cada día, se realizaban talleres de deporte en la escuela de estos jóvenes. Y uno de ellos eran las clases de natación las cuales estaban a punto de empezar.

La mayoría de hombres ya había salido de los vestidores y se habían puesto en fila frente a la gran piscina dispuestos a calentar antes de entrar.

Incluso Robert. Aunque... era su primera vez.

—Maldita sea, Luann... Sabías que no me gusta asistir a las clases de natación y aun así me obligaste... ¿Y si Elizabeth ve mi cuerpo de esta manera? ¿Realmente no se asqueará? Ha... siento que voy a vomitar de la presión.' —piensa Robert desalentado.

Sin embargo, los pensamientos de Robert se verían interrumpidos rápidamente, cuando las chicas saliesen del baño de mujeres. Y de allí saliese con la dicha de una princesa,  Elizabeth, radiante como siempre.

—Joder, joder, ¡joder! Ahí esta ella. ¡¿Qué hago?! 

—Relájate. Estoy aquí para apoyarte. —dice Luann quien estaba al lado de Robert calentando.

—Maldito... espero que tu plan no sea simplemente hacerme perder peso.

—Nah. Tu único problema es tu falta de confianza en ti mismo. Y créeme cuando te digo que el carisma es un arma mas poderosa que el físico.

B- Bueno, tienes toda la razón, haha. —responde Robert halagado. —Aunque viniendo de alguien con un cuerpo tonificado, eso no me da tanta confianza... —piensa.

—Y por eso, persuadí a todos los chicos de esta fila para que posaran en vez de calentar.

—¿Eh? —se exalta Robert mirando hacia ambos lados. —¡¿EHHHH?! ¡¿Y como se supone que esto demostrará que le gusto?!

—Es fácil de entender, ¿sabes? De entre todos los presentes, ella solo tendrá ojos para ti.

—Pero que plan tan estúpido...

—Shhh. Empieza a calentar. —le responde Luann.

Robert se mira incrédulo otra vez. Intenta ver a Elizabeth quien estaba al frente suyo al otro lado de la piscina, pero no puede por la vergüenza que eso conlleva para él... Así que se resigna y cierra los ojos, respira hondo y comienza a calentar.

—No importa como lo mire. No creo que estemos destinados el uno para el otro. Ni siquiera puedo verla a los ojos... —piensa.

Era comprensible su sorpresa. Nunca antes en su vida había visto a Elizabeth mirarlo a él de esa manera. En realidad, nunca antes la había visto a los ojos, lo cual reforzaba el alivio que sentía este joven presenciando ello por primera vez.

"De entre todos los presentes, ella solo tendrá ojos para ti." —resuena en la mente de Robert.

Poco a poco va abriendo los ojos y, simultáneamente, repite esa frase en su mente.

—De entre todos los presentes, ¿ella solo tendrá ojos para... mi? —piensa y se detiene por un momento al observar que Elizabeth, efectivamente, lo estaba viendo.

El mundo se detuvo por un segundo para Robert quien presenciaba ello por primera vez.

Y era comprensible su sorpresa, pues nunca antes en su vida había visto a Elizabeth mirarlo a él de esa manera. Para ser exactos, en realidad, él nunca antes la había visto a los ojos, lo cual reforzaba el alivio que sentía este joven.

—¡¿Ella me está viendo?! ¡Ah, bajó la mirada! Parece un poco ruborizada... ¿Será acaso...? No, no es posible. ¿O sí? ¡¿Será verdad que le guwaAAHH-?! se interrumpió la cadena de pensamientos de Robert antes de ser empujado a la piscina.

—Bien, ahora vamos a nadar. —dijo Luann después de haberlo pateado.


FIN


Club de ParejasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora