Después de que se encontró casualmente con Izuku cuando regresaba de la academia, decidió poner en marcha un plan del que estaba seguro de que funcionaría al cien por ciento para tenerle de vuelta. Como si fuese un maldito juguete que podía recuperar. Lo primero que encabezaba su plan era el acercarse aún más al pecoso, y eso significaba que debía estar en todos lados a donde el otro iría, y todo por mera casualidad. Después sería el pedirle que salieran juntos, no como una cita ni nada románticamente, sino como amigos, aunque no estaba de acuerdo en ser solo esos se debía conformar con lo que fuese. Y entre varias cosas más que estaban dentro de la lista en las cosas que debía hacer, pero cuando decidió comenzar a hacerlo, nada le resultaba y eso estaba acabando con la paciencia que, extrañamente, Bakugo podía tener.
Cada vez que se paseaba por la escuela del menor para poder encontrarse con él, Deku siempre estaba rodeado por inútiles extras, sobretodo por ese chico de cabellos marrón que los interrumpió la primera vez que se encontraron. No era un idiota para no darse cuenta de esas miradas que el le daba al pecoso, cómo se ofrecía para ayudarle con sus cosas y en cómo Izuku aceptaba sin darse cuenta de nada. ¿Estaba molesto? Pues claro que si, se notaba a kilómetros que ese extra quería arrebatarle a su chico, pero no lo permitiría. Ya había decidido en recuperarle y no se echaría para atrás para que otro venga y consiguiera todo fácilmente.
—¡Bakugo! ¿Que es lo que te pasa? —reaccionó después de que aquel grito que le dio ese de cabellos rojos.
—¿Por qué me gritas? Idiota.
—Pues llevo rato hablándote acerca de lo que debemos hacer y seguías sin prestarme atención. —rechistó el cenizo.
La verdad era que quería salir ya de la academia para ir donde Deku.
—Debemos patrullar cerca, o eso es lo que mencionó el profesor.Rápidamente el foco de Bakugo se encendió. —¿Y que estamos esperando? ¡Rápido!
Con rapidez se dirigió hasta los vestidores en donde estaban la mayoría de su curso, todos reemplazando sus uniformes escolares por los trajes de héroes los cuales debían usar para aquella ocasión. Se vistió con una sonrisa, todo debido a ese cierto muchacho de cabellos verdes el cual se robaba sus pensamientos. Quería que Izuku le viera con su traje de héroe, sabía que tomaría toda su atención ya que era un maldito nerd y todo un friki que estaba interesado en todas esas cosas. Cuando ya estuvieron todos cambiados con sus respectivas ropas, salieron a las calles a hacer el trabajo que su profesor había dicho; patrullar cerca de unos kilómetros para llevar a cabo la actividad la cual era evaluada. Lo bueno era que el perímetro que les habían marcado llegaba hasta donde estudiaba el pecoso, Maldición, todo estaba saliendo perfectamente bien, pensó contento el cenizo para ponerse en marcha hasta cierto lugar.
Una vez llegó se dispuso a caminar por los alrededores para verificar que no hubiese nada extraño. En si igualmente estaba centrado en la actividad que debían hacer, pero aún más en ese muchacho que acababa salir de clases. Apresuró su caminar para alcanzarle, deteniéndose un par de metros suya para después comenzar con todo su show; se elevó gracias a las explosiones que salieron de sus manos, manteniéndose en el aire para después caer en frente del pecoso y aparecer como todo una estrella. Respiro un poco agitado pero todo valió la pena al ver el rostro de sorpresa que tenía Deku. Le miraba de arriba bajo, todo con su boca abierta por la repentina aparición del otro por ahí.
—Hola, Deku.
Midoriya no se lo podía creer. ¡Bakugo cargaba con su traje de súper héroe! Todo en él era perfecto, hablando del traje, obvio; las botas, los pantalones, esas granadas que llevaba en sus brazos y aquel antifaz que le hacía ver misterioso. Quería anotar todo eso en su libreta de héroes, pero decidió controlarse. Ya no podía volver a dejarse ver cómo un idiota delante del cenizo, no después de todos sus intentos para olvidarse de eso. ¿Estaba sorprendido? Claro que si, siempre había deseado que ambos pudieran cumplir su sueño de salvar a las personas, y ver que finalmente Katsuki estaba consiguiéndolo hizo que esa emoción se hiciera presente en su pecho. Aún así trato de reprimirlo y hacer como si nada hubiese pasado.
Caminó por su lado como si nada, obvio que por dentro estaba muriéndose de celos al ver que éste estaba siguiendo adelante. Afianzó su agarre en las correas de su mochila amarilla, apresurándose más en su caminata para no tener que cruzar palabras con Bakugo, pero todo cayó cuando éste le tomó por sus hombros guiándole hasta un callejón no tan lejos, para después pegarle hacia la pared y poner su brazo cerca de su rostro como barrera para que no escapase. Izuku no supo cómo reaccionar, miraba sorprendido el rostro de Katsuki que le miraba con cierta esperanza de que fuese aquel momento para que cambiase. Sus ojos navegaron por todo el cuerpo del contrario; sus brazos se contraían gracias a la fuerza que estaba poniendo para recargarse en la pared, en cómo sus músculos se marcaban mucho más que cuando estaba con el uniforme de UA.
¿Debería rendirse ante él y decir solamente que si? Lo estaba pensando seriamente, pero esos recuerdos de él diciéndole que saltase de la azotea volvieron a su cabeza como cuchillas para recordarle que no podía hacerlo. Volvió a mirar al cenizo que esta vez estaba mirando sus labios, pero regresando su mirada cuando rechistó.
—¿Tú crees que de verdad voy a olvidarme de todas esas veces que me hiciste lo peor? ¿Crees que soy tan idiota como para hacerlo? —habló más que molesto.
—Deku, yo....
—Sabes, no fue fácil para mi, no después de que pensara seriamente en lanzarme de la azotea de la escuela como tú me habías dicho tiempo atrás. Tuve que seguir con mi vida como si nada hubiese pasado, tener que ver cómo mi madre se disculpaba conmigo cuando le conté todo lo que me hiciste, ¿Y crees que con todo lo que estás haciendo te perdonaré? —río irónico. —Lo siento pero no.
Fue empujado fuertemente por el pecoso que tenía una mirada molesta. Eso hizo que su cuerpo temblase, nunca le había visto tan enojado como ahora. Le vio arreglarse sus ropas para después ver cómo se volteaba y seguía con su camino ignorándole olímpicamente. Bakugo pensó en las palabras que Deku le había dicho, clavándoseles en el corazón como estacas, muchas estacas. Tomó su cabeza entre sus manos, sintiéndose tan idiota por todas las cosas que le había causado al pecoso. Observó cómo la delgada figura de Izuku comenzaba a hacerse cada vez más pequeña con cada paso que daba, alejándose de donde estaba sin siquiera voltearse a mirarle. Bakugo dio un suspiro agotador; estaba dando todo de si para poder cambiar lo que había hecho, remediar todo el daño que le causó y quitar esa maldita sensación de incomodidad que tenía en su pecho.
Dio media vuelta para regresar hasta UA, caminando vagamente y sin energías de nada. Quitó su máscara mientras murmuraba algunas maldiciones, continuando así todo lo que quedaba del día. Maldición, ¿cómo pude sentar cruel con él? Quería golpear al Bakugo Katsuki de catorce años por todo lo que hizo, y eso debido a que no quería aceptar los sentimientos que se habían comenzado a formar hacía el pecoso de cabello que últimamente le traía en las nubes. Ya no quería seguir siendo aquel matón que se creía superior a todos, que le gritaba "¡Muérete!" al todo que se cruzaba en su camino, pero no sabía si podía cambiar aquello, aunque había hecho sus mejores intentos para hacerlo.
Estaba cansado, agotado y enamorado de un chico que apenas le miraba.
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GET YOU BACK » BAKUDEKU
FanfictionGYB| " Supo que debió abandonar su sueño aquel día que Bakugo se lo repitió mientras lanzaba sus libros a la fuente de la escuela. Sin embargo, no quería darse por vencido pero, luego de que fuese rechazado en la tan prestigiosa academia, todo su mu...