3.

2.9K 308 167
                                    

Baji ya estaba delante de la puerta, observando el número pegado a ella mientras pensaba en qué iba a decir, Kazutora se había quedado con sus llaves por lo que tendría que tocar.

"Bueno, calma Keisuke, no pasará nada malo, Tora te quiere ¿verdad? Podrán resolver las cosas juntos", y con esa frase en mente dio un paso hacia adelante y chocó sus nudillos contra la madera, provocando un sonido lo suficientemente fuerte para que el otro lo escuchara hasta su habitación, donde intuyó que estaba.

Cinco, diez, quince, treinta segundos pasaron y no obtuvo respuesta, supuso que quizás andaría distraído con otras cosas por lo que tocó con más fuerza, sin ser recibido nuevamente. Otro toque igual que el anterior, ahora esperó más tiempo y nada, su cabeza ya empezaba a preocuparse, por lo que sacó su celular para enviarle un mensaje.

Cariño, estoy afuera ¿podrías abrirme?

El mensaje fue recibido solo dos segundos después, pensó que todo estaba solucionado pero el teñido siguió sin aparecer. En ese momento se le fue todo el discurso que planeó con Fuyu, pensando en lo peor ¿y si se marchó a su casa por todo el tiempo que tardó? ¿Y si directamente nunca vino y se quedó sus llaves en forma de venganza? No, Kazutora puede resentirse fácil pero no le haría eso, está seguro que hubiera bajado al departamento del rubio a dejarle sus llaves.

"Quizás está dormido" fue lo único que se le ocurrió, sentándose frente a la puerta con la mirada en el suelo, deseaba que al menos no tenga que esperar mucho.

No pasaron ni 3 minutos cuando escuchó el ruido de unos pasos acercarse desde la escalera, volteó la mirada y ahí estaba él, cargando una bolsa blanca con el logo de una tienda cercana, no evitó que una sonrisa se asomara por sus labios.

—Baji —dijo Kazutora algo tímido, evitando su mirada—, ¿cuánto tiempo llevas ahí?

—Quince minutos a lo mucho —respondió levantándose, sacudiéndose el polvo del pantalón con sus manos.

Kazutora agarra las llaves de su bolsillo trasero y abrió la puerta, entrando con el dueño para pasar un rato juntos, este caminó directo a la cocina.

—Disculpa, andaba en la tienda y dejé mi celular cargando en tu cuarto —explicó sacando la comida de la bolsa, colocándola en el refrigerador.

—Sí, me imagine ¿qué compraste? —preguntó curioso.

—Uhm, dos gaseosas y dos porciones de pastel.

—¿De chocolate? —a Baji se le iluminaron los ojos de la emoción.

—Sí, estaba en promoción —respondió Kazutora con una pequeña sonrisa.

—Genial ¿sabes lo mucho que te amo? —dijo con una voz melosa, el contrario se sonrojó y detuvo todo lo que estaba haciendo, dejando que la refri se cerrara sola. El pelinegro al no obtener respuesta volteó la mirada hacia su novio, y al verlo paralizado se acercó lentamente, pasando una mano frente a su rostro.

—Lo siento, ando algo distraído —fue lo único que mencionó antes de apartarse, esta vez se fue al sofá de la sala, sentándose con los hombros rígidos, algo andaba mal.

Baji pensó que seguía molesto por lo de la mañana, así que dio un suspiro y se preparó mentalmente antes de seguirlo, no quería seguir llenándose de dudas la cabeza, iban a arreglar eso hoy sí o sí.

Indiferente - BajitoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora