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Me permiti mirarlo una vez más antes de entrar en el avión. Serio como siempre. Me miro como si nada de aquello fuese con él.

¿Cómo se podía ser tan frio?

No quise darle muchas vueltas. Off Jumpol, al igual que mi padre, estaban muertos para mi. En el avión habian dos hombres trajeados, que entendi que serian mis guardaespaldas a partir de ahora.

Tardamos cinco horas de vuelo. Al aterrizar, un auto negro con más guardaespaldas me esperaban. Uno de ellos se me acerco para presentarse como el jefe de seguridad, dijo que Brigth no llegaría hasta la noche pero tenía órdenes de llevarme hasta a casa.

Odiaba el nombre de Brigth, y también odiaba que me hablaran de él como si fuera mi jefe. Subi al auto y el miedo me invadió, tenía miedo de él. Tenía la esperanza de poder llamar a mi padre y contarle como estaban las cosas en verdad, que me entendiera y me llevará a casa con él.
Aunque esa idea tampoco me gustaba del todo.

Tardamos veinte minutos en llegar a una bahía, ahí subimos que un pequeño bote que nos llevó hasta una isla. Nunca había estado en Miami y he de admitir que el lugar era de sueños. Había una mansión blanca que dejaba la boca abierta. La casa tenía su propio puerto privado, asi que bajamos justo del lado de un enorme y bello jardín, con una piscina en el centro. Pero por muy lindo que fuera, no quería estar allí.

-Joven Atthaphan, Samantha, la cocinera, le ha preparado un almuerzo y su habitación está lista por si quiere descansar- dijo un tipo que se había presentado como Frank, el mayordomo ¿aún se usaba esa palabra?

-No tengo hambre. ¿Me puedes mostrar mi habitación?

La casa por dentro no era en lo absoluto menos lujosa. Frank hizo lo que le pedí, me condujo por las escaleras hasta la que sería mi habitación. Había una vista increible del océano y el jardín desde allí.

-Lo dejó para que se instale- dijo Frank con calma -Cualquier cosa que necesite, puede comunicarse desde aquel interfono de allí- añadió señalando el aparato de la esquina.

Me deja solo y lo primero que hice fue sacar mi teléfono para llamar a Tay, necesitaba saber cómo seguia Azul. ¿Pero que le iba a decir? Seguro querría saber la verdad y yo no estaba de ánimos para contársela.

Tendría que permanecer aqui hasta que las cosas se solucionaran, no habia forma de escapar de aquella casa ni con ayuda. Debía esperar a que Brigth y mi padre consiguieran acabar con lo que me amenazaba... mientras tanto, yo tenía que cuidarme solo. Estaba seguro de que Brigth Vachirawit me había hecho una simple caricia a comparación de lo que podía llegar a hacerme.

Sin poder evitarlo mi mente se había desviado a Off, la manera en la que me había besado y hecho el amor la noche anterior... se me hacia muy extraño no tenerlo a mi alrededor. Me daba miedo esa sensación de hogar que Off me transmitia. Pero entonces recordé que él ayudó para que yo estuviera en esta mansión del infierno.

Con todo el enojo, tome mi teléfono y lo arroje contra un espejo. El cristal se hizo añicos y me dejo una imagen de mi mismo quebrado y destrozado. Me hice ovillo en la cama y paso un buen rato para que lograra quedarme dormido. Cuando desperté, ya estaba oscuro. Me incorpore y comencé a buscar el interruptor de la luz con la mirada.Casi me da un infarto cuando lo vi allí sentado. Brigth me observaba con calma.

-No era mi intención asustarte- dijo sin moverse o cambiar de postura.

Lleve mi mano a mi corazón que latía desenfrenado.

-¿Que haces aquí?- Hizo una sonrisa de terror.

-Te ves hermoso cuando duermes.

-Sal de mi habitación- Brigth se levantó y caminó hacia mi sin quitar esa sonrisa de sus labios.

•°>VENDETTA<°•//OFFGUN//• [-Terminada-] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora