Capítulo 2: El caso del pacto.

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    Un constante y agudo martilleo se clava en mi cerebro en cada nuevo impacto. Parece suceder en un lugar muy lejano, pero a la vez lo siento como si lo tuviese a centímetros de mis oídos.

   Hace calor, mucho calor. Noto como el sudor baja por todo mi cuerpo, hasta dejar mi piel en la punta de los pies... un momento, ¿por qué nada detiene las gotas? De hecho, ¿por qué no puedo mover mi cuerpo, por qué no obtengo sensaciones del mismo, por qué estoy tan exhausta?

    Intento abrir los ojos, pero mis parpados están pesados, casi como si estuviesen pegados entre sí. Me cuesta mucho trabajo y desconozco cuanto tiempo, pero finalmente logre abrirlos y un brillo fulgurante me obliga a cerrarlos de nuevo, con manchas blancas todavía en mis corneas. Tarde otro buen rato para volver a abrirlos, poco a poco, tratando de acostumbrarme a la luz.

    Frente a mi hay un paisaje agobiante. Planicies rojas son agrietadas por los efectos de géiseres de lava, el material viscoso cae sobre árboles de metal que tienen personas empaladas en sus ramas. Los infelices no chillan mientras son derretidos, apenas si reaccionan, parecen estar tan aletargados, o acostumbrados, como yo misma. Por su parte, el cielo está en llamas, con grandes explosiones emergiendo aquí y allá. De vez en cuando diviso unas sombras de seres como gusanos entre las llamas, fueran lo que fueran, no quiero enfrentarme a ellas aún. Dando un alivio de tanto brillo, todo el ambiente es bombardeado por una constante lluvia de ceniza que me hacen parpadear seguido. Estoy respirando está porquería, y no me he dado cuenta, ¿será que me acostumbre mientras estaba inconsciente? Curiosamente, no logro ver el origen del irritante martilleo.

    Muevo ligeramente la cabeza hacia abajo. Hay una gran caída hasta llegar al suelo, si llegase a caer quedaría como una cosa amorfa en un gran cráter. Por otro lado, como sospechaba, estoy desnuda. ¿Quién fue el desgraciado que hizo esto, deleitándose con mi grácil y dulce cuerpo mientras estaba inconsciente? Si fuese hombre me hubiesen dejado los pantalones, fijo. Las personas de los árboles tienen unas túnicas rotosas, ¿por qué yo no puedo tener una túnica rotosa? Agh, que me hierve la sangre y encima hace calor.

    Death, ¿qué está pasando? ... ¿Death...? ... Fantástico, no está... para una vez que lo necesito con todo y sus explicaciones. Ya le voy a dar un buen golpe cuando lo vea.

    Observo hacia arriba. Estoy colgada de una saliente. Porto unos brazaletes con cadenas que se extienden hasta un clavo de acero que perfora la roca. Será mejor que no me mueva mucho, no estoy segura de la profundidad de la pieza metálica. El borde del quiebre del terreno está a un metro de altura con respecto al clavo y no parece haber actividad allí arriba.

    Muy bien, chequeo de realidad: estoy colgada de un risco por las muñecas, desnuda, posiblemente en el infierno y Death no está aquí, por una vez que lo necesito. Bah, me las he visto peores. No puede precisar cuándo, pero las he visto, seguro.

    Me tranquilizo. Cierro los ojos. Quisiera respirar profundo, pero no quiero arriesgarme a tragar ceniza. Tengo que recuperar la sensibilidad en mi cuerpo y poder mover mis extremidades. Respirar, exhalar. Respirar, exhalar. Me concentro en la punta de mis dedos. Respirar, exhalar. Tardo un tiempo indeterminado, pero consigo moverlos. Pronto recupero la movilidad de mis piernas, brazos y cadera. El resto es sencillo.

    Plantando los pies en la roca rojiza, efectúo un gran salto. La cadena me hace girar en semi círculo y termino colgada de cabeza, utilizando los pies para aferrarme del borde del acantilado. Forcejeo con el clavo hasta que logró zafarlo de la pared. Luego giro como péndulo, hasta alcanzar el borde con la mano derecha y escapo de la peligrosa situación. Logro recostarme en la arena y respiro. Un problema menos.

    Me siento y hago un paneo en los alrededores. Planicies a izquierda y derecha, sin nada interesante, pero justo en frente mío hay una especie de... ¿bosque? Es como una especie de arbolada violácea, con colinas por detrás. Me llama la atención algo que parece ser una pared de ladrillos en una de ellas. Esa pared debe significar alguna vivienda o, al menos, refugio. Y eso significa alguien, espero, con quien hablar. Un primer paso para salir de aquí.

Death LolipperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora