Capítulo 3: El caso del Dios Galak.

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    Abro los ojos de repente, sobresaltada. Respiro profundamente. El aire es húmedo, cargado y mal oliente, pero, por otra parte, es una gran mejoría a la ceniza previa en el ambiente.

    Estoy tirada en un callejón medianamente iluminado, con unos periódicos cubriéndome. Cae una suave garúa que se siente casi suspendida en el aire, relámpagos iluminan el cielo nocturno y truenos retumban en una rápida sucesión. Pronto se pondrá muy feo.

    Mi cuerpo no está adolorido, ni siquiera me molesta el clima ligeramente templado. La verdad es que, aunque sigo tirada sin mover un músculo, me siento llena de vida y lista para cualquier cosa.

    Al remover los papeles me doy cuenta de lo que estoy vistiendo. Casualmente hay un espejo viejo arrumbado en una pared y me acerco para apreciar mejor las prendas: es un vestido de una pieza de hombros expuestos y minifalda, pero está lleno de parches. El vestido originalmente era beige, pero ahora tiene parches azules, rojos, fucsias, amarillo patito... prácticamente de todos los colores posibles. La pierna izquierda estaba cubierta por una media larga que llegaba al muslo, sujeta por una liga, con un patrón rojo y azul. La derecha tenía un triste calcetín blanco. Los pies cubiertos con zapatos negros y desgastados. De hecho, lo único que luce nuevo es la boina negra sobre mi cabeza, con un broche de mariposa con unas alas verde azul casi hipnóticas.

    -¿Qué rayos tengo puesto? –mascullo indignada.

    No te gusta, pero si lo pensé especialmente para ti.

    Tina, la diosa loli eterna de cabellos color del cielo proveniente del infierno, a la cual bautice como la presidenta del mundo, aparece por mí espalda y me abraza a la altura del estómago. Apoya su mentón sobre mi hombro derecho, parece estar cómoda y divertida.

    Tina utiliza una toga blanca pequeña que deja expuestos sus esbeltas piernas, brazos y espalda, de la cual nacen sus alas de luz. Estas, combinadas con la aureola de luz sobre su cabeza, le dan un aire tan simple, pero que le queda tan bien, casi celestial. Que envidia.

    Ja, deberás aprender rápido que nadie puede superarme en belleza, poder, intelecto, personalidad, vuelo y trivia medieval. Acéptalo y resígnate.

    De repente, creo que he hecho un gran error en pactar con ella.

    Sí, es posible, pero no te podés arrepentir ahora, ella se acerca.

    ¿Ella? ¿Quién?

    La niña gótica esa, Rin Tin Fil o como se llame.

    Lin.

    Sí, ella. Aparecerá por este callejón en cualquier momento.

    ¿Qué QUÉ?

    Trague saliva, mientras un sudor frío sobreviene a mí ser. Tina me observa con una sonrisa orgullosa, como una niña pequeña que ha hecho lo que le pidió su madre antes de que esta lo pidiese.

    Quedamos que ibas a tomar la revancha en contra de ella, así que te puse directamente en curso de colisión, para no desperdiciar tiempo. Que generosa soy, halágame, halágame. Jajajajaja.

    ¡ESPERA! ¡No estoy preparada! ¡Ni siquiera tengo un arma!

    Conmigo siempre estas preparada, y la victoria garantizada. Curso rápido. Imagina una espada o algo así, y está aparecerá a través de un portal ante ti. ¡Ya estás lista para pelear!

    Me concentro en la espada que suelo utilizar en mis misiones: Una sola pieza de metal forjado, 40 centímetros de mango envuelto en tela, 70 centímetros de filo grueso y resistente, tres dientes filosos en la base de la hoja. Y así como así, un portal aparece ante mis pies y el arma de filo sale del mismo. Es idéntica a como la imagine, idéntica a la verdadera.

Death LolipperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora