En Nuestro Plano

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Pequeño Lapso

[EN NUESTRO PLANO]

No sé por qué vine de nuevo, no es como si fuésemos grandes amigos o algo parecido.

—Izuku, nos vemos en un par de días...

Las palabras de despedida de Lumine resonaban en mi cabeza, aunque no la puedo culpar, me dijo que volvería en unos días para retomar nuestro viaje por Teyvat.

Tal vez fue mala idea no haberla acompañado.

Restregué el agua de una gotera que había en donde estaba hospedándome. Advertí con sorpresa lo fría que estaba, hubiese sido perfecta para una ducha. Cerré de nuevo la ventana y me tapé con las sábanas. La visión que se me había sido otorgada destellaba luz aún cuando la tela se sobreponía, me rasqué la cabeza intentando dormir en plena tarde, pero fue tremendamente inútil.

Me destapé y salí, en medio de mi intento por dormir, la lluvia había cesado por lo que no sería necesario una sombrilla.

Al abrir la puerta miré a varios transeúntes que me reconocieron por las locuras que hice para ayudar a Lumine en medio de su enredoso problema de acabar la Ley de Decreto de Captura de Visiones. Les devolví el saludo y me alejé de la concentración de personas. A lo lejos se distinguían las pequeñas secciones de tierra que se alzaban sobre el nivel del mar, una pequeña silueta del barco de Beidou se sumergió en una tormenta extrañamente grande.

—¿Esto debería seguir sucediendo?

Me pasé la mano por la frente y me sorprendí al ver el sudor, ya me estaba preocupando de la nada.

—Ahhhg —me quejé y di media vuelta hacia la ciudad.

Seguramente la Shogun me diría porque apareció esa tormenta tan grande.

Subí varios escalones de dos en dos para ir más rápido acompañado de un pequeño porcentaje del OFA. Una extraña sensación en el pecho aumentaba a medida que recortaba la distancia entre la residencia de la Arconte Electro y yo. A tan solo un par de metro de llegar frente a los guardias que impedían el paso de algunas personas, repentinamente volvió a llover.

Miré el cielo en extrañado.

—Llovió hace menos de 1 hora... —y antes de seguir mi hilo, un rayo casi me parte a la mitad.

Salté del susto, el aire divisé como varios guardias salieron advertidos del sonido del rayo. No quería quedarme media hora discutiendo sobre si podía pasar, así que me adentré acompañado de la lluvia sin que se dieran cuenta.

Mi pelo verde ya estaba completamente empapado y goteaba al igual que toda mi ropa. Me sacudí un poco antes de pararme frente a la enrome puerta de la entrada, una corriente electrizante pasó por mi columna vertebral de extremo a extremo. Antes de siquiera poder tocar la madera que me separaba del interior, esta me dio paso libre sin razón aparente. Pensé que era alguna magia de sensor de personas por lo que entré sin más.

One Shots Crónicas de Romances InesperadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora