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─Saturno es muy lindo ¿no te parece?─ Aquella voz en su espalda lo hizo saltar, con el corazón acelerado a mil por hora. ─¿Sabías que allí llueven diamantes? Lástima que es un gigante gaseoso que el hombre nunca podrá visitar, porque debería ser muy bonito e interesante tener un anillo con los diamantes de Saturno, ¿no crees?─ Continuó, mientras miraba aquella maqueta colgante del planeta del que hablaba, con sus anillos y unas cuantas lunas a su alrededor, era tan grande que ocupaba casi todo el techo del lugar.

─Maldito nerd, este lugar está cerrado.─ Dijo Manjiro en tono brusco, llevaba limpiando allí poco más de una hora de las doscientas que tenía que cumplir, y desde hace cuarenta minutos las luces se prendían y apagaban, escuchaba pasos y ruidos extraños que le hacían rezar todas las oraciones que creía había olvidado de pequeño, todo para resultar en aquel sabelotodo con corte de niño que se notaba que no tenía nada mejor que hacer un viernes a las diez de la noche que pasearse en un aburrido planetario. ─¿Cómo mierda entraste? Llamaré a seguridad.─

─Oh, ¿quieres en el número de Chifuyu?─ Ofreció aquel niño bonito con ojitos de ciervo.

─¿Quien?─ 

─El hombre de seguridad, es mi amigo, se llama Chifuyu Matsuno, ¿eres nuevo?─ Preguntó, ladeando tiernamente la cabeza. ─Soy Take..─

─Me importa un bledo, tienes que irte de aquí, está cerrado, tu amigo no dejaría dejarte pasar en primer lugar.─ Lo interrumpió.

─¿Como te llamas?─ El otro parecía ignorar su voz amenazante completamente.

─Kete.─

─¿Kete?─

─Que te importa.─

El chico nerd soltó una carcajada sincera, Manjiro lo miraba con el ceño fruncido.

─Eres gracioso.─ Dijo, con una hermosa sonrisa de conejo.

─Manjiro Sano, me dicen Mikey.─ Se presentó finalmente, en voz baja.

─Oh, que lindo nombre, yo soy Takemichi Hanagaki.─ Hizo una reverencia. ─Soy uno de los guías del planetario.─

─¡¿Trabajas aquí?! ¿Por qué no me dijiste eso desde el principio?─ Ahora sentía vergüenza de echarlo. ─El lugar está cerrado igual, ¿por qué estabas dando vueltas? ¿para asustarme o qué?─

─Oh, no quería asustarte, lo siento.─ Takemichi le puso ojitos de cachorrito, a Mikey le molestaba que tuviera ojos tan bonitos. ─Es que a la noche me gusta recorrer el planetario, así me aprendo mejor el lugar para el día siguiente. Además, esta muestra de Saturno es nueva, tengo que conocerla a la perfección para hacer bien la guía.─

Manjiro frunció el ceño.

─¿Haces eso todas las noches?─ Preguntó.

─Bueno, no todas, a veces mamá me invita a cenar a un lugar especial y no me puedo quedar aquí hasta tan tarde, los domingos el planetario no abre, pero diría que unas cinco veces a la semana sí.─

Manjiro frunció aún más el ceño e hizo una mueca, aquel chico era bastante raro para su gusto, y decidió ir a limpiar otra sala. Escuchó a aquel joven despedirse de él con emoción, pero ni siquiera se tomo el tiempo para responder.

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Los días seguían pasando y pasando, él iba a limpiar casi todas las noches, hacía mínimo tres o cuatro horas de servicio, así alrededor de dos meses estaría libre de sus cargos.

Le parecía estúpido tanto tiempo solo por hacer unos grafitis, más estúpido era el hecho de que solo él había sido atrapado mientras que sus demás amigos y compañeros de crímenes, Baji y Draken, alias los mechas largas, no habían tenido cargos.

Saturno || MitakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora