Capítulo 02

135 10 2
                                    

Su inseguridad lo hizo detenerse. Creía que sería un viaje corto, solo era buscar el cristal y regresar. Después de todo, planeaba caminar en línea recta. Sería fácil, pensaba. Ah, que joven más ingenuo podía ser Masaki creyendo que la tarea resultaría ser pan comido.

Contempló la primera fila de árboles arrepintiendose por su juramento, sin embargo, era el único método que conocía que podría curar a su pobre madre. Le prometió no tardar, dejándola al cuidado de la buena vecina, pero al estar frente a la imponente fuerza de la floresta, dudaba en la rapidez del proceso.

Pensando en el tiempo que había perdido por estar ocupado de atender sus ideas, Masaki terminó por adentrarse a paso apresurado, como si algo o alguien tuviera el deseo de seguirlo. Constantemente se volteaba por sobre el hombro solo para comprobar que poco a poco se alejaba del pueblo. Al mirar hacia los confines del bosque, solo veía la monotonía de la naturaleza y la incógnita que encerraba.

Recordaba todas esas leyendas y cuentos sobre el gran bosque, desde hadas que se llevaban a los niños, licantropos que destrozan familias enteras, vampiros sedientos de sangre y brujos maliciosos. Aún no había recorrido un tramo considerable, pero seguía sorprendido por no encontrarse con alguna criatura a las cuales tanto temía. Tal vez vez eran miedos de infante, ya tenía veinte años, no podía dejar que lo arrasaran de esa manera.

Avanzó otro poco, lo suficiente como para estar lejos del pueblo al punto de que pareció haberse esfumado de su campo visual. Chihori mencionó que el cristal poseía un brillo peculiar que destacaba entre la naturaleza. Intentaba localizarlo con la mirada barriendo el lugar sin dar con nada.

Tal vez debería seguir recorriendo este lugar. Pensó reanudado su marcha.

Encandilaba, o eso era lo que pasaba por su mente. A la distancia, una contundente, sus ojos captaron unas manchas blancas que danzaban por el aire y una extraña sombra negra que se movía con galanura. Sugestionado, caminó unos pasos, lo suficiente como para aclarar la visión ante él. A medida se acercaba, pudo saber que no se trataba de una sombra, sino de una joven mujer vestida de negro y de cabellos azabaches que parecía controlar mariposas como si de poderes mágicos se tratase.

En un fallido movimiento, los insectos de alas blancas terminaron volando hacia Masaki casi estrellándose contra su rostro. Las esquivó por mera suerte y estas se perdieron en las profundidades del bosque.

— ¡Lo lamento! ¿Las mariposas te lastimaron? —quería saber una voz masculina que obligó a Haruna a mirar a la extraña mujer ante él. Su cabello era negro y lacio, su piel pálida, sus ojos azules como el cielo, sus labios pintado de rojo y usaba un vestido negro largo y de encaje que era acentuado a su figura con un cinturón. Era agraciada, pero por más que intentara apreciar su belleza por un tiempo definido, un impulso que no podía controlar le recordaba el rostro de Chihori, como si estuviera condenado a tenerla presente cual obsesivo enamorado —. ¿Hola? —pasó una mano al frente de su rostro al no obtener respuesta. En ese momento Masaki pudo comprender que se trataba de un hombre.

— Eh —buscaba las palabras. Estaba impresionado, realmente creía que estaba frente a una mujer algo peculiar pero muy bella, solo la confusión podía tener un lugar en su mente a tales alturas —... no, no te preocupes, estoy bien.

— Ah, eso es bueno de saber. Me pregunto también, ¿qué haces aquí?

— ¿Qué haces tú aquí? Se supone que nadie se acerca al bosque —desvió la pregunta del contrario.

— Vivo aquí —respondió con total naturalidad —. Ahora bien, no me has respondido. ¿Qué haces aquí?

— ¿Tengo que decírtelo?

Witches' Lamentation (MALICE MIZER)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora