En busca de lo que me pertenece (Oc x High school DxD)

Capitulo IV

Hoy es jueves, día en que decido ir al club del ocultismo. La verdad es que poco o nada de interés tengo de ir ahí, sin embargo, para no ocasionar conflictos con ese grupo de chicos, los cuales cuya gran parte de su vida estudiantil se basa en arrastrarse como gusanos en busca de atención femenina. Lo digo en serio, llega un punto que es un poco triste verlos.

Me pregunto si ellos algún día se convertirán en lo que se conoce popularmente como hombres herbívoros, es decir, aquellos hombres que evitan o dejan de esforzarse en buscar pareja y sexo, para así enfocarse en actividades el cuidado personal y la autosatisfacción. La verdad no lo sé, y tampoco es algo que me revuelva la mente.

Así que volviendo al tema principal, tengo que ir al club del ocultismo. Solo espero que no se tomen demasiado tiempo, y que pueda ir a mi casa a hacer las actividades que me asignaron en las clases, para así mañana poder quedarme en la casa de Raynare. ¿Quién lo diría? No llevo conociéndola ni una semana, pero ya me estoy quedando en su casa como si fuera amiga de toda la vida.

¿Amiga? Bueno, no tengo un mejor adjetivo para describir la relación que tenemos. No es conocida, tampoco es una amiga con derecho y peor una novia. Si bien siento atracción hacia ella y puedo sentir que ella congenia bien conmigo, no ha pasado nada que me haga decir que tengo una relación amorosa con ella.

Además, esa no es mi intención, sino que mi intención siempre fue...¡Rayos! El tema principal es el club del ocultismo. ¿Esto demuestra lo poco que me importa ir ahí? En fin, por suerte ya estoy en la entrada de lo que es la sede del club del ocultismo, así que podré estar más serio.

He de suponer que su salón no está en el primer piso del viejo edificio de la academia Kuoh. Menciono esto ya que si se habla de lo limpio que esta, pues le falta un poco; así como como le falta luz solar o luz de alguna lámpara o foco. Prácticamente no puedo ver muy bien, hasta el punto de no ver bien aquellos detalles que componen este primer piso.

Estando ya en el segundo, pues ahora si hay foco que alumbras los pasillos. Este pasillo no difiere mucho de los pasillos de las instituciones educativas japonesas. Aulas al lado derecho, ventanas para ver el exterior al lado izquierdo. Eso sí, lo que cambia es la decoración, adoptando un toque más ¿victoriano? Creo que se llamaba así a aquel tipo de arte. La verdad, no soy muy erudito en el ámbito del arte y la estética.

Aquí solo sé, a partir de lo que me brinda mi visión, es que la paredes poseen un color beige oscuro, es decir, como el color que posee un café con leche, en donde este posee más café; este tipo de color resalta muy bien, cabe decir, con la bombilla incandescente que filtrado a partir de un vidrio que lo rodea, filtra al exterior un color amarillo un poco más suave de lo común. En cuanto al pasillo, es de color blanco. Y la ventana tiene el mismo estilo de siempre, trasparente, lo cual permite dejar ver hacia afuera como hacia dentro.

En este lugar estuve varios minutos revisando varias aulas, encontrado así el lugar exacto donde se instala el club del ocultismo. Cabe decir que no encontré nada. Aunque me falta un lugar por ver, que curiosamente tiene una puerta diferente a la demás; debes de ser una puerta corrediza, es una puerta de doble hoja color negro, manijas redondas color dorado, y una forma curvada que difiere de la rectangular.

Sin preguntar, abro la puerta, sabiendo así que este es lugar exacto del club del ocultismo. Bueno, es demasiado obvio ahorita que lo pienso. Digo, es la que tiene la puerta mejor decorada en todo lo que he visto de este edificio...En fin, al entrar solo veo a una persona sentada en un sillón de cuero color café.

—Tienes que tocar.

Quien me dice eso es una chica de estatura baja, tanto así que presumo que no ha de medir más de los 140 cm; tiene un cuerpo pues común para lo que es su estatura; posee unos ojos color avellana que combina bien con su cabello blanco que no llega más allá del cuello.