tría

4 0 0
                                    

Nunca Jamás había resultado ser una pérdida de tiempo. Lo que buscaba, no lo había encontrado, y ahora se acercaba más a aceptar que estaba aferrándose a una idea estúpida que no tenía pies ni cabeza. Penélope lo había mirado con lástima cuando el rey Peter le había comunicado que allí tampoco, jamás, habían tenido noticias sobre el paradero del heredero de Maravillas.

Al volver al castillo, le habían anunciado que la primera barrera de Maravillas había sido destrozada. El mundo estaba a punto de perecer.

Volvió a observar el mapa sobre la mesa. Se dejó ir un par de minutos hasta que alguien llamó a la puerta.

- Su Alteza. Su Majestad, la princesa Dahyun de Nunca Jamás, solicita verlo de inmediato. -Él frunció el ceño confundido. Acababan de llegar justo de allí, y la princesa no se había asomado ni siquiera a darles la bienvenida. ¿Qué podía querer? Se puso de pie y pasó de largo a su sirviente, camino al Espejero.

Era incapaz de hilar ideas completas mientras su mente divagaba en todo y en nada. Si su padre viviera, habría rescatado a su madre de inmediato. Pero él estaba atado de manos, ningún reino le prestaría su ayuda pues se encontraban defendiendo sus propios frentes. La guerra parecía haber consumido al reino entero y él, a todas luces, parecía un regente incompetente. Si en efecto, el heredero o la heredera estaba allá afuera, tenía que encontrarlo antes de que su enemigo lo hiciese. ¿Pero existía siquiera? ¿Qué tan cierta podría ser la profecía? ¿Qué tan real podría haber sido la historia de Red Windsor y Robin Hood? Abrió la puerta, encontrándose con cientos de espejos de todos los tamaños en los que su reflejo le devolvió la mirada cansada. Al centro, en uno de ellos, comenzó a revolverse un aura negra que poco a poco tomó la forma de un rostro humano. La princesa lo miró con ansiedad a través del espejo.

- Yoongi, estás aquí.

- ¿Qué es lo que tienes que decirme? -cuestionó, sin rodeos. Tenía trabajo que hacer y no tenía tiempo qué perder. Cada minuto que pasaba era un minuto de vida que le robaban a su madre. Sin embargo, no se esperó que lo que Dahyun fuera a decirle lo dejaría perplejo.

- Sé dónde puedes encontrar al hijo de Red y Robin. -Lo miró a los ojos decidida y segura. Yoongi se convenció de que decía la verdad -Corea del Sur, en el mundo humano.


.



Había sido capaz de encontrarlo porque la cantidad de energía que parecía emanar era suficiente para provocar un colapso en toda la ciudad. El mundo humano había sido un mito para él toda su vida, demasiado sobreprotegido por la Reina Blanca para haber explorado alguna vez lo que aquella dimensión tenía para ofrecer. Sabía que habitaban en él personas que eran simples y comunes, y que la vida se manejaba de una manera diferente. Él, demasiado cómodo en su papel de príncipe, nunca había mostrado interés particular en descubrir lo que había más allá de sus narices. Sabía que vivían en las sombras, ocultos de la inteligencia humana, y que salir a la luz implicaba un montón de cosas complicadas.

Un par de personas lo miraron con extrañeza, quizá debió haberse puesto algo menos llamativo para llegar a un mundo que ciertamente no conocía. El traje blanco de la armada desentonaba un poco con los atuendos que todos vestían allí. No tenía idea de lo que estaba pasando, pero se abrió paso hasta donde sintió la energía emerger. Empujó la puerta, seguro de que allí estaba lo que buscaba. Un rostro desconocido le miró de vuelta, aturdido. Miró a la otra persona recomponiéndose en el piso, y lo reconoció de inmediato.

- ¿Qué haces tú aquí? -Su mirada se tornó dura. ¿Qué hacía el hijo de la Reina Roja en el mundo humano? Rápidamente llevó sus ojos tratando de ver más allá del cuerpo del muchacho con cuernos. Él tampoco pertenecía aquí. Su rostro pareció llenarse de ira.

once upon a time | yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora