Leyendas de sirenas

La decisión

Estaba sentada con mi madre en el sofá contándole aquella historia deseada por mi madre. La historia era larga pero valía la pena contársela por que no quería mentir ni mucho menos. Así que decidí relatarla desde el inicio del problema:

*Historia*

 Un día antes de lo sucedido  pedí un deso a la Estrella Polar  al día siguiente estaba en la cama dormida y derrepente suena el despertador puesto a las 9:00 y me levanté iniciando el día. Creía poder caminar hasta que me resbale por que en vez de piernas tenia una cola de sirena y...

*Corte de la historia*

Antes de que siguiera mi madre me interrumpió:

-Hija, es una pérdida de tiempo lo que estas diciendo.

-No, las cosas que menos creemos pueden pasar inesperadamente, sin que sepas que en realidad pueden ocurrir.

Con esto mi madre asintió con la cabeza y seguí con la historia.

*Volver a relatar la historia*

Luego para no despertar a Gabriel bajé por la ventana. Y me caí bruscamente al suelo. Me separé unos metros. Y empecé a arrastrarme hasta lo profundo de el océano.

Llegué y nadé hacia abajo curioseando e investigando mis dudas. Hasta que apareció una chica llamada: Gema. Se me acercó y me preguntó como me llamaba.

Estuve en su casa un par de días por lo que no estuve aquí.

Nos fuimos a ver todo lo bonito que tenía el océano los cangrejos, conchas... Hasta que decidí dejar a Gema sola (mi única elección) que por cierto no se lo dije...

*Interrupción agresiva de la historia*

Esta vez interrumpí yo misma la historia.

-¿¡NO LE DIJE QUE ME IBA!?

Cierto, no se lo dije -dijo mi conciencia-.

-Mamá no te preocupes ahora vuelvo.

-No, hija por favor. -dice la madre preocupada-.

Andrea recorre el camino hacía la playa pero...

-¡¡¡¡Noooooo!!!! Gema noo. -dice angustiada-.

La explicación del grito es que, ya no tiene la cola de sirena, entonces no puede ir a despedirse.

-No gema no... -murmura Andrea-.  La madre la acompaña a casa.

Las dos se duermen. Y Andrea aún piensa en la pobre Gema y llora de la impotencia.