Nie MingJue y Lan XiChen fueron los segundos en saber la verdad, pero los primeros desde sus labios.
Como no podía ser de otra forma, su compromiso se rompió aquella misma noche. Sin embargo, no muchos supieron la noticia de forma inmediata. En realidad, nadie lo hizo, solo los que tuvieron la desgracia de encontrarse en aquella habitación convocados por una carta, un grito o un aviso anónimo. Después de explicar la situación o ciertos detalles no del todo agradables —como que Madam Qin había descubierto la identidad del prometido de su hija durante aquella fiesta de compromiso y había querido avisarles, pero no encontró el momento— ambos hermanos acordaron dos cosas una vez se tranquilizaron lo suficiente como para poder pensar. Es decir, a la mañana siguiente, con el nuevo amanecer, cerraron dos acuerdos. El primero, que su compromiso quedaba irremediablemente roto, aunque de momento eso permanecería como un secreto entre los implicados allí. El segundo, y en este Jin ZiXuan se decidió a dar un paso al frente y ayudarles, sería buscar al resto de hijos ilegítimos de Jin GuangShan y evitar así otras situaciones similares o peores. Por lo que sabían los tres del florido historial de su padre, tenían una larga búsqueda por delante.
Sería al mismo tiempo una hazaña y una labor social, y Jin GuangYao no sabía si aquel plan terminaba de convencerle o no. Sin embargo, acabó por decidirse a colaborar. La culpa, o la responsabilidad, más bien, la tuvo Qin Su. Cuando pudieron volver a mirarse a la cara al hablar, cosa que les costó varias semanas de intentos poco fructíferos para tomar el té y de sentir náuseas cada vez que se veían, la joven dama Qin fue franca y directa con él. Seguía queriéndole, pero ahora entendía por qué su amor y su cariño nunca le habían resultado apropiados, no del todo. (O, por ejemplo, por qué no sentía lo mismo al mirarle a la cara que al buscar con la vista a ciertas cultivadoras por las que se veía bastante más atraída, cosa que también le confesó y que le llenó de un alivio indescriptible.) Eso no fue, sin embargo, lo que le abrió los ojos. Su ex prometida puntualizó con aguda frialdad las diferencias entre su vida, la de Jin GuangYao y la de su tercer hermano. Le recordó las circunstancias bajo las que se había criado, el frío, el hambre y la humillación. Le recordó que su madre había sido violada por Jin GuangShan y había callado durante años para ocultar la deshonra. Y le recordó que, como ellos, muchos otros niños podrían haber nacido bajo similares circunstancias. Ellos eran cultivadores. Tenían medios. Si no les ayudaban, no lo haría nadie. Y tampoco le pedía que actuase solo, porque resulta que los tres estaban juntos en esto. Aquel dato, aquella certeza, le hizo parpadear perplejo, como si le acabasen de revelar uno de los mayores secretos para cultivar hasta la inmortalidad.
Ahora tenía hermanos. Dos, un hermano y una hermana. Y sus hermanos, contra todo pronóstico, no le despreciaban. Ahora tenía aliados.
Le costó algunos días creérselo.
Roto el compromiso, el tiempo siguió pasando. Que algo había cambiado —quién sabe si para bien o para mal— entre él y la joven dama Qin era un secreto a voces. Aunque su hermana siguió viviendo en la Torre Koi para poder trabajar en ese pequeño proyecto personal que tenían los tres sin levantar demasiadas sospechas por el momento, los criados, los sirvientes y otros cultivadores cuchicheaban. Ya nunca se veía a los dos prometidos en la misma habitación a solas, Jin ZiXuan o incluso Jiang YanLi cuando estaba de visita solían acompañarlos siempre. No por nada en concreto, pero ninguno de los dos se sentía cómodo en esa soledad que antes les resultó tan agradable. La joven dama Jiang fue una de las primeras en saberlo, pero prometió guardar el secreto durante el tiempo que fuese necesario. Y como a sus hermanos supuestamente no les interesaba Jin GuangYao, ni Jiang Cheng ni Wei WuXian se enteraron de lo que había ocurrido, al menos no hasta pasado mucho tiempo. Aunque tampoco es que Wei WuXian estuviese lo que se dice comunicativo en esos últimos meses. Jiang YanLi solo lo veía de vez en cuando, cuando montaba alguna pataleta porque le molestaba que su shijie fuese tan a menudo de visita a la Torre Koi. Jiang WanYin prefería desentenderse de sus tonterías.
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Fool for love [Mo Dao Zu Shi Fanfic]
FanfictionAntes de Jiang Cheng, los miembros de la Venerable Tríada debieron descubrir que se querían. Jin GuangYao creía que su compromiso con la joven dama Qin (o por lo menos el anuncio de este) lo arreglaría todo. Creía que le facilitaría las cosas, que r...