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"El tiempo se encarga de poner todo en su lugar"

Esa frase rondaba por la cabeza de Yeonjun desde hace tres años, aún recordaba aquella fría mañana cuando se enteró que Beomgyu se había ido.

Después de eso las cosas para el cambiaron drásticamente, Soobin le había confesado que le fue infiel durante un año y ahora esperaba un bebé de su amante.

Por supuesto que esto ya no lo hirió como antes, en ese momento lo único que quería era encontrar al Omega rubio y pasar tiempo con el y su hijo.

Más tarde comenzó a pagarle a un detective privado para que encontrará a Beomgyu pero parecía que el chico había desaparecido de la tierra.

Ahora Yeonjun tenía 28 años y desde lejos se podía ver qué el chico había madurado, además de que ahora mostraba un semblante más serio y aveces se le podía notar triste.

Su lobo había desaparecido al sentir a su Omega lejos por lo que Yeonjun se veía algo demacrado.

Ahora iba en camino al aeropuerto para esperar por Beomgyu, siempre acostumbraba cada año ir en la misma fecha por si el menor volvía y que al llegar el fuera el primero en verlo.

Bajo del taxi junto a un girasol y se encamino a las ya conocidas sillas de metal que siempre lo esperaban cada 16 de enero.

—Hey! Yeonjun —Un alfa pelirosa se acerco con una sonrisa —¿Quieres un café?

—No me vendría nada mal, ayer me desvele haciendo la letra de otra canción —el pelinegro se estiro un poco —Mi jefe es algo desesperado

—Ya lo creo, espera aquí —El chico se levantó y se dirigió a una pequeña máquina de café.

Yeonjun había conocido a San dos años atrás, el policía le había hablado al pelinegro para verificar que estuviera bien pues lo había visto llorando mientras miraba hacia la puerta de llegadas de Japón.

El chico se había vuelto muy apegado a él y algunas veces solían verse por fuera para despejarse un poco de sus trabajos.

—Aqui tienes —Los pensamientos del mayor fueron interrumpidos por un sonriente policía que le extendía un vaso con café —¿Alguna novedad?

El pelinegro negó antes de tomar un sorbo del líquido caliente.

—Nada —Miro hacía la puerta por dónde llegarían más tarde algunas personas de Japón —Tengo miedo

San lo miro confundido por la repentina confesión.

—¿De que?

—De que esté con alguien más, de que la vida no me de otra oportunidad de tenerlo entre mis brazos —Apreto sus labios y miro hacia abajo —Tenia 25 años y aún así no me di cuenta de lo idiota que era hasta que lo perdí.

Sin darse cuenta ya había comenzado a llorar, lo único que sintió fue al pelirosa acariciar su espalda en forma de apoyo antes de cubrir su rostro y llorar como lo hacia todas las noches.

El tiempo paso tan rápido que cuando termino de desahogarse el avión que tardaría más de dos horas ya había llegado y ahora el lugar estaba lleno de familiares esperando por sus seres queridos.

Giro su rostro hacia la derecha como si alguien lo estuviera manejando y en ese momento lo vio.

Era Beomgyu junto a su hermana que cargaba con un bebé que dormía plácidamente sobre su hombro.

Su cuerpo actuó solo y cuando menos lo espero ya estaba frente al ahora castaño que al sentir una presencia detrás de él volteo.

El tiempo pareció detenerse un momento cuando ambos se miraron a los ojos con sorpresa.

Mercy -YeongyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora