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Habían pasado dos meses, Nayeon seguía siendo muy tímida con los demás pero conmigo era totalmente distinto

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Habían pasado dos meses, Nayeon seguía siendo muy tímida con los demás pero conmigo era totalmente distinto. Seguíamos pasando todos los descansos juntas y mis amigos lo entendían así que no se molestaban por eso. También había avanzado mucho con sus consultas y si aún le costaba socializar, al menos se sentía mejor consigo misma.

—No, de hecho estaba jugando en la consola cuando eso pasó.— Terminaba de contarle mientras estallabamos a carcajadas.

—¿Mina unnie?— La voz de Dahyun llamándome nos sacó de la burbuja que habíamos creado pero me levanté para atenderla y asentí para que siguiera hablando. —¿Podemos hablar en privado?

Caminamos hasta estar alejadas de los demás y me paré enfrente de ella. —¿Pasa algo?— Rápidamente extendió una carta que tenía en sus manos hacia mí, ofreciéndomela.

—Unnie, me gustas.— Confesó calmadamente, mostrándome una pequeña sonrisa. Sin embargo, lo que dijo me dejó sin habla. Intenté contestar pero no salía nada de mi boca. —No tienes que responder, sólo no te alejes de mí.— Me pidió mientras metía la carta en uno de mis bolsillos y aprovechaba para besar suavemente mi mejilla. —Sé que ya le perteneces a alguien.— Fue lo último que dijo antes de irse, dejándome paralizada.

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—¿Estás bien?— preguntó Nayeon una vez que salimos de la escuela, ya que después de lo que pasó con Dahyun no había estado en el ánimo habitual.

—Sí, todo bien. Suerte en la consulta de hoy.— Le dije con una sonrisa sincera para luego irme hacia la camioneta de mi mamá.

—¿Qué te pasa? Estás pálida.— Me preguntó Momo cuando me tiré en el asiento y puso su palma en mi mejilla. —Minari, estás ardiendo. ¿Te sientes bien?— Me preguntó mientras le decía a mi mamá lo que pasaba y se desviaba para darnos una pasada por el doctor.

—¿Qué pasó hoy?— Me exigió Momo.

—Dahyun se me confesó y me sorprendió, es todo. No pensé que... Bueno, ya sabes.— Le dije apretando la compresa fría en mi frente.

—Mina, literal eres la última en darse cuenta.— Me dijo Momo riéndose de mí, yo sólo pude ruborizarme y amenazarla con que iba a golpearla si seguía.

— Me dijo Momo riéndose de mí, yo sólo pude ruborizarme y amenazarla con que iba a golpearla si seguía

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