Me levanto sacudiendo mis manos y miro a mi alrededor, al fondo esta un gran escritorio de color caoba oscuro frente a un enorme ventanal, las paredes son de un azul marino que casi parece negro igual que la decoración.
Se encuentra de espaldas, así que no puedo ver su rostro.
Quiero ser la primera en hablar pero mi garganta está seca y las palabras parecen quedarse atoradas en mi garganta.Se gira de su silla y es ahí cuando lo veo.
Pensé que sería mucho más mayor, con barriga y casi calvo como los que aparecen en esas revistas de millonarios, pero estaba más que alejada de la realidad.
Tenía los ojos azules tan profundos y penetrantes como el mar, el pelo negro como la noche muy bien peinado, la mandíbula perfectamente cuadrada... era como si lo hubieran esculpido.
El traje le entallaba perfectamente mientras se levantaba y se sentaba en la punta del escritorio dejando ver su musculoso y elegante cuerpo. «Debe de medir cerca de dos metros».
- ¿Terminaste ya de examinarme o quieres que me voltee?
- Lo siento - Digo avergonzada apartando la mirada al suelo. No sé qué rayos me pasa.
Hace un ademán para que me siente.
- Bien, me he enterado que tienes una deuda ¿Es eso correcto?.
¿Como lo sabía?.
- Respóndeme, no me gusta perder el tiempo. - Su tono de voz era áspero.
- Si, pero si le preocupa que...
– ¿ Ya has cenado? – Da un suspiro mientras mira su reloj – sígueme, solo dispongo de media hora después tengo una reunión muy importante.
Se levanta y y me hace señas para que lo siga dejándome ver su ancha y bien marcada espalda.
– Disculpe pero tengo que volver a mi trabajo.
Solo quería salir corriendo de ahí y no sabía qué excusa decir no me imaginaba algo más incómodo que una cena con "el león".
– Soy el jefe tiene mi permiso.
– Tengo mis cosas...
– treinta minutos – me interrumpe mientras se gira bruscamente haciéndome detener el paso – No sé usted pero cuando no como me pongo de muy mal humor.
Decidí seguirlo por el pasillo hasta su ascensor , me di cuenta que no valía de nada llevarle la contraria así que apresure mis pasos para alcanzarlo, uno de él eran dos míos.
Llegamos al restaurante del último piso donde solo comían los altos cargos y ejecutivos, de repente al llegar allí me sentí tan insignificante, no pegaba nada con ese sitio todo era elegancia y clase y mis zapatillas planas y falda tubo de segunda mano no encajaban con ese sitio.
Una chica rubia llegó corriendo hacia donde estábamos nosotros. – Buenas tardes señor lo acompañó a su mensa.– se detiene mientras se gira hacia donde estoy yo – Ya puedes irte yo me encargo.
El "leon " alzó una ceja mientras se giró hacia donde estaba la rubia y apretaba la mandíbula.
– Viene conmigo así que no se va a ningún lado.
– Yo ... yo lo siento señor yo supuse que...
– Le pago por trabajar, no por suponer.
– Si señor, disculpe.
Después de sentarnos y pedir los platos había un incómodo silencio en la mesa.
– Disculpe señor pero no sé a qué viene todo esto.
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Vendida al magnate
RomanceAria Michell se quedó sin nada cuando su padre se fue dejándola a cargo de sus deudas ... Pero entonces Maximiliano le ofreció una oferta que no pudo rechazar, Pagaría sus deudas. Desesperada acepto casarse con él ¿Pero a qué precio? Se había casado...