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7 - ¡Fisioterapeuta!

Cami y yo pasamos toda la noche y parte de la madrugada transcribiendo mi proyecto, cuando creas algo sumamente bueno lo mejor que puedes hacer es tener algunas copias por si las moscas, las buenas ideas solo llegan una vez y por más que trates de sacar algo igual nunca podrás. Varias veces he escuchado que en ocasiones suele salir algo mejor de lo que tenías antes pero evidentemente no era mi caso, ni si quiera se ajustaba ese dicho de *Dos cabezas piensan mejor que una*, soy muy realista y mi nuevo trabajo no era ni un medio del anterior, claro que este lleva la marca de una gran trasnochada y además valoro mucho la ayuda de mi amiga.

Luego de tanto trabajo, bostezos tan grandes como el planeta Tierra y sumándole que le conté a Felpa (pequeño dato aveces suelo decirle así a mi respectiva amiga, no me juzguen, ¿Ustedes no le ponen apodos a sus amigos?) lo agitado que había sido mi día fuimos derrotas por el sueño.

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Lentamente abro mi párpado el cual está siendo atormentado por la inquietante luz que atraviesa el cristal de una de las ventanas del lugar, suavemente levanto mi cabeza y paso mis manos por mi rostro, a mi lado se encuentra Cami, Dios parece un zombie con esas ojeras tan horribles, por un momento me permito reírme de ella.

—¿Qué hora es?.— pregunta entre murmullos.

—Mm 10:14.— digo en sobresalto.

—¿En serio? pensé que era más tarde.— hace una mueca de *O mierda porque me desperté*.

—Si claro ¡10:14 Camila, 10:14!.

—Querida no todos somos personas tan madrugadoras como tú ok.— dice complacida buscando algo en su cartera roja.

—Umju, el punto es que tengo que entregar el trabajo antes del mediodía.— le digo en un grado de impaciencia modo Dios y a la vez acomodando mi proyecto en una carpeta.

—Tranquila mujer, al menos terminamos el trabajo a tiempo, no tan perfecto como el anterior ni como todos los que haces pero sí podrás entregarlo y eso es lo importante, ¿O no?.

—Tienes razón.

—Entonces deja tu impaciencia porque en serio me desesperas, venga dame una sonrisa.— le sonrío falsamente mostrándole mis dientes.

—Ja' Ja' Ja', luego la dramática soy yo.

—Sí, anja, como tú digas.— no le presto atención a su ironía.—. Voy entrego el trabajo y me devuelvo de una, quédate aquí con Brithany, pero tranquila ella no se despierta hasta las...— interrumpe mi meticuloso discurso.

—Ehee despacio chica robot, cálmate sí, ve entrega ese trabajo y devuélvete tranquila que yo me quedaré con tu hermana.— saca un cosmético pequeño de su cartera.

—¡Eres la mejor!.

—Obvio soy tu Ángel de la Guarda.— dice burlonamente, ¿Cómo es que puede ser tan cruel y tan buena a la vez?.

—Si en realidad lo fueras me ayudarías a conseguir un trabajo.— esta vez agarro una mochila y echo mi trabajo para que no vuelva a volar por los aires, por supuesto que esta ves no cometería el mismo error de llevarlo en las manos sin protección.

—Espera, qué dices, ¿Otro trabajo?.

—Tranquila esa es otra historia que te contaré en cuanto vuelva.— salgo a toda velocidad por la puerta pero la voz de Felpa (pueden irse acostumbrando a que la nombre así) me detiene.