Gregory

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0 días para la fiesta.

En aquella pizzería reinaban los gritos de felicidad de niños correr, pastel, comida, globos y decoración, fiestas y diversión, sobretodo los animatrónicos, eran lo más a destacar del lugar.

Todos la pasaban tan bien, todo era tan divertido.

Y una mierda.

El niño, más específicamente el cumpleañero era el que, irónicamente, no la estaba pasando de maravilla. Se ocultaba bajo una de las mesas, más que nada para que él, junto a sus otros amigos no lo encontraran.

Su plan era sencillo, trataba más que nada en ir de mesa a mesa rápidamente, gateando hasta que en la más cerca donde estaba la salida juntara todas sus fuerzas para salir corriendo de ahí. Que estuvieran enmanteladas era más fácil cumplir con la misión, ah no ser que la levantaras o lo vieras justo en ese preciso momento, donde estaba completamente a la vista era difícil encontrarlo.

Él no había querido una fiesta de cumpleaños para nada, pero ya sea por la típica tradición de celebrar tu envejecimiento terminaba en, nada más ni nada menos que en el peor lugar del mundo. Mentiría si no dijera que esos robots con forma de animales antropomórficos le intimidaban, lo cual era otro motivo para escapar. Al menos irse haría que viviera un día más de vida, obviamente lo último dicho a modo de chiste, ¿no?

Estaba cerca, solo faltaban un poco más para que comenzara a correr.

Cuando salió de la mesa en la que estaba no se percató de las piernas que estaban al frente suyo, golpeándose la cabeza al instante.

Alzó la vista, visualizando así una cara muy pero que muy familiar.

—¿A dónde crees que vas? —decía con un tono burlón por haberlo atrapado.

—¿Qué te importa, cara de torta? —quería darse la vuelta e irse por el mismo camino que había recorrido, pero la fuerza del mayor hizo que lo sacara de ahí sin un mínimo esfuerzo.

—¿Por qué el cumpleañero está tan tímido hoy? —una voz conocida se escuchó, era un chico de la misma altura a la de su hermano con la máscara de Freddy, sin duda era uno de los amigos de aquel bravucón, o bueno, de hecho estaban todos ahí mismo, formando lo que sería un semicírculo.

—Siempre lo está, se hace en los pantalones cada vez que tiene que hablar con alguien, por eso no tiene amigos.

—Bro, tu hermano es un miedoso —comentó otro mientras los demás reían.

—Bueno, ¿Quién no lo haría después de ver sus asquerosas caras? —Gregory, levantándose del suelo mientras pasaba la mano por su ropa se burlaba por el comentario de Michael—. Incluso tienen que usar esas máscaras, ¿a ese punto tuvieron que llegar?

Tal vez eso molestó un poco mucho a no solo su hermano, sino a todo su grupo de amigos. Sin embargo no podían demostrarlo, harían ver que en verdad les llegó las palabras de un niño menor a ellos. Lo que todo ese grupo de preadolescentes tenían en común era su alto orgullo, golpearlo o insultarlo ahora mismo demostraría que tan dañado los dejó a todos, concluyendo en derrota.

Había que contraatacar, era difícil pensar en una respuesta con tan poco tiempo, sobretodo tenía que dejar un buen impacto. Michael no lo estaba haciendo, de hecho tenía en mente lo que sería "un mejor plan" para él. Había algo en esta pizzería que podría aterrar al niño, haciéndolo pensar mejor en sus palabras para la próxima en la que se meta con ellos.

—Vamos chicos, es el cumpleaños de mi hermano, tratemoslo de buena forma solo por esta vez —era obvio que tramaba algo, pues no le importaba para nada el tema de su cumpleaños ni mucho su hermano, incluso la actitud tan repentina extrañaba a Gregory. Volteó a verlo, por la máscara no se le podía ver su expresión, pero se sabía que estaba sonriendo—. ¿No quieres conocer a los bicharracos en el escenario un poco más de cerca? —agarró su brazo, sujetándole con fuerza.

—Me estás lastimando, suéltame.

—Está muy tímido, ayúdenme a sostenerlo.

El de la máscara de conejo se ofreció primero mientras los demás solo observaban entre risas, apoyando la idea. El pequeño solo peleaba, intentando no dejarse tocar de la misma manera que trataba de safarse del agarre de su hermano mayor.

—¡Te dije que me sueltes!

Era un infierno ahí mismo, ahora mismo aunque gritara solo recibía burlas hacia él sin nadie buscando ayudar. Era un lugar con tanta gente que solo triplicaba el ruido, donde era más difícil pedir auxilio. Gregory ya estaba cansado de todos estos 5 días de Michael tratándolo para el carajo.

—¡¿Lo oyeron?! ¡Dice que-

Fue muy poco el tiempo donde se dió cuenta del gran dolor que sentía en su entrepierna. Al parecer su hermano pequeño le había dado una buena patada, pensando que era la única manera de escapar.

También fue poco el tiempo donde empezó a escucharse el grito agudo por parte del más grande, quien ahora dejó en paz el brazo de su hermano solo para centrarse en calmar su dolor.

Las risas pararon del grupo de amigos pararon, nadie emitía ningún sonido, solo se escuchaban las risas de los niños y ruidos ajenos de fondo.

Gregory solo se fue corriendo a la salida, aprovechando que todos ellos estaban atentos a lo que acababa de ocurrir.

*

—Si papá se entera de lo que acabas de hacer estás muerto ¿Escuchaste, enano? —amenazaba el mayor, quien se había metido al cuarto de Gregory. El amenazado ya no sentía miedo de su agresor si es que alguna vez lo tuvo, ahora tenía una forma de vengarse.

—¿Estás seguro? —preguntó acercándose muy, pero muy cerca hasta su cara, rebosando una sonrisa—si papá se entera de que escapé de ahí estando a tu supervisión creo que el muerto será otro.

Michael tragó saliva.

Podía ser el más ateo del mundo, incluso burlarse de Dios y todas las religiones, puede que estuviera en planes futuros quemar una iglesia, pero ahora mismo rezaba para todos sus adentros.

—Como sea —intentando no mostrar que realmente estaba aterrado dejó pasarlo solo por esta vez, cerrando la puerta con fuerza para no ver la cara de aquel quien ahora catalogaba como pequeño demonio. Gregory por fin había obtenido una victoria.

—¿Te molestó de nuevo? —preguntó el oso de peluche que visualizaba la escena desde la cama de Gregory. Era un regalo de William, su padre, no obstante le parecía extremadamente extraño el que hablara por su propia cuenta, de hecho ahora mismo dudaba de si en verdad hablaba o era el único que lo podía escuchar.

—Eh, ¿Supongamos que sí?

—No te preocupes, mañana será otro día.

Era la misma frase que escuchaba siempre, aunque puede que tuviera razón. Mañana sería otro día, un día completamente diferente, ahora sabiendo una de las debilidades de su hermano mayor, su propio padre.

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Siempre me imaginé a Gregory como todo un mini chad 🗿

Intercambio - [Gregory y Evan Afton]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora