Shhh

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CaraLa respiración de Anne me cosquillea en la nuca

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Cara
La respiración de Anne me cosquillea en la nuca. Siento los nervios por cada centímetro que avanzamos. Los tenis me resbalan en el suelo y maldigo cada que casi caigo.

—¡Cuidado! —el grito de Kevyn los hace saltar mientras que yo busco a que pegarle con el tubo que cargo.

—¡¿Qué?! —pregunto alarmada buscando el motivo de su advertencia.

—¡Una cucaracha!

Me volteo con furia con ganas de pegarle con el tubo que me cargo, pero antes me detiene la mano de Anne y Cain me quita el tubo de las manos avanzando, no escucha mis reclamos. Me quedo a su espalda mientras por fin encontramos la puerta a la que tanto temíamos entrar. Antes de entrar se voltea.

—Llamé al hospital—anuncia—. Abel sigue ahí, y está bajo medicamento.

—Eso ya lo sabía—me ve confuso, pero antes que pregunte abro la puerta con cuidado.

Me tiemblan las manos cuando avanzo por los pasillos con sumo silencio, nos separamos entre las pequeñas camas que albergan a los bebés. Observo los rostros de cada uno con esperanza de encontrar a mi hermano. Comienzo a desesperarme cuando no lo encuentro. Estoy llegando al fondo cuando un ruido me detiene en seco.

—¿Escuchaste eso? —pregunta Anne nerviosa—Dios, vamos a morir.

—Shh—regaño en silencio. Todos nos quedamos atentos a cualquier ruido y cuando oigo la fuerte pisada de la esquina lo observo.

Una figura alta sale del pasillo. Ni siquiera me detengo a pensarlo, simplemente corro detrás de él, el pelo me vuela a los costados de mi rostro por la velocidad a la que voy.

Ahora si idiota, me las vas a pagar.

Me arroja en el camino una mesita que salto con facilidad sin perderle la vista, me cierra la puerta de la esquina en la cara, pero vuelvo a abrirla de nuevo aún captando la dirección en la que se fue, esta sala está conectada a la biblioteca por el silencio que ambos cuartos necesitan. Cuando ingreso no hay casi nadie, solamente la bibliotecaria y un par de huéspedes leyendo.

Camino entre los pasillos llenos de libros esperando encontrarlo, un estruendo suena muy cerca y cuando me doy cuenta es demasiado tarde para reaccionar, la librería se me viene encima y me cubro la cabeza como defensa. Un brazo helado y fuerte me jala fuera.

Cain logra jalarme al tiempo exacto en el que la librera se cae, pero su cuerpo entero no logra salir, y la punta de esta da contra su hombro derecho, cae al suelo a unos centímetros míos tomándose el hombro con una mueca de dolor, observo al desconocido pasar corriendo aprovechando el caos y estuve a punto de salir corriendo tras él.

—¡Ve carajo! —mi indecisión toma posesión de mi cuerpo, y maldigo para acercarme de nuevo a él.

—¡Quítate! —intenta levantarse, pero no puede. Se le ha descolocado el hombro. Vuelve al suelo gruñendo.

PERENTORIO [+18] [LIBRO#2 BILOGIA DECISIONES] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora