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1 mes después

-¿Estás bien, pastelito?

Ahí estaba Gulf con los ojos llorosos y sentado en el suelo del baño.

Había pensado que estaba a salvo de los síntomas del embarazo pero al parecer no fue así.

Asintió y con cuidado Mew lo levantó. Debía admitir que se sentía en un sueño. Gulf le había dado dos grandes regalos y por ello estaba muy agradecido.

Iba a ser padre e iba a ser esposo, no más novio, no más "ustedes", de ahora en adelante sería un nosotros y un para siempre y eso lo tenía malditamente feliz que incluso no le importaba desvelarse para así poder velar el sueño de Gulf y que este estuviera cómodo.

Al día siguiente Mew despertó primero y con cuidado quitó a Gulf, pues este estaba casi encima de él, bajó en busca del desayuno.

Gracias a las decisiones de Gulf, ellos escogieron un departamento en un edificio que tuviera una cafetería cerca y para su suerte la cafetería estaba en el primer piso.

-Buenos días Suppasit, ¿y el pastelito?

Todos amaban a Gulf, era como el bebé del edificio, aunque ahora era el bebé del edificio con un bebé adentro. Dios, todos estaban felices de saber que la pareja más joven estaban en espera de un bebé.

-Él está durmiendo ahora, Clara.

Clara, la señora que atendía en la cafetería todos los días. Para ella Mew y Gulf eran los hijos que siempre deseó. Sonrió al escuchar que Gulf ya estaba sintiendo los síntomas, puso un postre extra para su pastelito y despidió a Mew con el desayuno hecho y una gran sonrisa.

3 meses después

Ahí estaba Gulf, ahora con 4 meses de embarazo, se veía malditamente tierno a los ojos de Mew y a los de cualquiera a decir verdad.

Por ahora las náuseas habían parado pero el humor de Gulf era bien impredecible y eso hacía que él y Mew pelearan por la mínima cosa.

Obviamente eran peleas pequeñas y sin importancia pero Mew era el que debía pedir perdón aún si no fuera él el causante de dicho drama. Incluso llegó a dormir a la sala 2 veces por ello.

Pero él amaba a Gulf y esa nueva faceta lo hacía amarlo más. Además no importaba, Gulf estaba cargando a su hijo, le permitiría cualquier cosa.

Ahora mismo Gulf se encontraba a horcajadas de Mew mientras este lo alimentaba. Gulf se había vuelto un mimado y a Mew no le molestaba en lo absoluto.

-¿Quieres más?

La magia se acabó cuando Gulf antes de poder responder unas inmensas ganas de vomitar lo invadieron, vomitando así a su prometido. Mew estaba tieso literalmente.

-Perdón, perdón, perdón, perdón. No fue mi intención es que-... yo ... quise...pero.. de repente no pude..y..y.

Los ojitos de Gulf se estaban llenando de lágrimas, había vomitado a Mew. Iba a volver a disculparse cuando Mew comenzó a reírse. Gulf estaba confundido.

-¿De qué te ríes? Te acabo de vomitar.

Gulfie preguntó ya con algunas lágrimas resbalando por sus abultadas y rojitas mejillas.

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