STUPID MIX EMOTIONS

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_____________LA NOCHE HABÍA CAÍDO, Y CON ESO, EL INICIO de su malévolo plan.

Mal les advirtió a Evie y Aadya que por nada del mundo abandonarán el cuarto a menos que ella regresara. Les dijo que antes de ir por lo chicos, revisaría que no hubiera muros en la costa u ojos curiosos que no les permitieran trabajar bien.

Le pidió a Evie que le echara un ojo a su hermana mientras estaba fuera, y luego de dejar todo el orden, camino entre los oscuros pasillos de la preparatoria de Auradon.

Ya no habían casi personas como en la tarde que llegaron, los corredores estaban prácticamente vacíos. No con más de uno, que estaba terminando sus deberes o salía a las aclamadas citas de ensueño que se daban en aquella escuela.

Maligna hizo rodar sus ojos con disgusto.

Mientras iba pasando enfrente de un salón, o lo que parecía aquella puerta, una melodía llamó su atención. Una melodía perfecta de piano, y eso que jamás había escuchado uno en realidad.

Por un momento desapareció el malvado plan, la amenaza de su madre si no conseguía aquella varita, o siquiera la invasión que ocurriría en Auradon en algunos días. No quedó nada más que una nota perfecta dejando paso a otra, como si fueran reticentes a perderse en el tiempo sin sus compañeras. Pero se agarraban unas a otras, y mientras flotaban en el aire, los pies de Mal se acercaron cada vez más y más.

Se sorprendió a sí misma cuando frenó su paso y se detuvo enfrente de la puerta entreabierta. No sabía porque hacía esto, era como si hubiera perdido el control de sus pies por aquel sonido. Entonces, se asomó un poco, solo podía verse su ojo del otro lado, observó un piano y un gran ventanal. La tenue luz de la luna le daba al color ónix de aquel instrumento tan refinado, tanto que él mismo negro parecía brillar como las estrellas. La música no paraba de sonar, cautivándola cada vez más, solo que Mal aun no veía el rostro de su autor.

Debía marcharse, pero no podía en realidad.

Y entonces la canción llegó a su final, y sin darse cuenta dio un paso al frente como si su cuerpo deseara escuchar aún más pero sin querer rodó un poco la puerta y esta rechinó de una forma penosamente ruidosa.

Sintió que su corazón se detenía y retumbaba en sus oídos cuando escuchó una silla rodarse y supo que era el momento de huir. Pero no noto que al salir corriendo uno de sus tan peculiares aretes cayó al suelo al estar flojo, dejándole una pequeña pista a quien estaba destinado a conocerla pronto.











𝗧𝗛𝗘 𝗖𝗛𝗔𝗡𝗚𝗘 | BEN BEASTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora