Caperucita Roja

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Caperucita Feroz y el lobo...

La chica, la guapa chica con caperuza roja y canasta de comestibles en mano, pasaba religiosamente todos los sábados por la misma ruta para ir a ver a su abuela, luego regresaba el domingo.

Saludaba a todos por el camino...con una hermosa sonrisa en el rostro.

Era así hasta que llegaba al punto donde el camino se dividía en dos...el corto, peligroso según los rumores de la existencia de un lobo feroz por allí...o el segundo, el largo, más seguro.

Ella siempre tomaba el corto.

Nadie lo sabía, nadie lo notaba...excepto él.

Él siempre están cerca a esa hora, él no entendía como ella regresaba sana y salva cada vez, cuando quienes habían tomado esa ruta jamás volvían.

Un día, la curiosidad le pudo más que el amor por la vida...y la siguió.

Detuvo su trabajo, tomó el hacha que solía usar para ejercerlo y fue tras ella...silenciosamente.

Al verla entrar a la casa de quien sabía era su abuela decidió acercarse a la propiedad y mirar por la ventana.

Lo que vio le hizo alarmarse...

Caperucita, como solían llamarle por obvias razones, estaba a punto de ser devorada por un lobo enorme, ella mirándole asustada, el imponente animal gruñendole a la joven.

No lo dudó, forzó la puerta y entró a la casa con hacha en mano, dispuesto a salvarla...no se esperó jamás tal recibimiento...

Ya no había tal escena, ahora la de rojo apuntaba a la entrada, mejor dicho a él, con una escopeta. Su mirada era segura, seria y...feroz.

El lobo, de hermoso pelaje blanco, estaba a su lado, sentado tranquilamente mirando hacia el hombre en la entrada.

– ¿Pero qué haces?– preguntó exaltado...ella no se inmutó

– No debiste seguirme

– Creí que...– No le dejó acabar

– Tú no creíste nada...tú solo tenías curiosidad

Él apretó sus manos alrededor del hacha...

Ella no dejó de apuntarle.

– ¿Tú abuela?– Preguntó notando la falta de presencia de la señora a pesar del ruido

– Murió hace ya un par de meses...nadie lo sabe

Él frunció el ceño...confuso.

– ¿Entonces a qué vienes cada...?– De nuevo no acabó la frase, no pudo

– Vengo a ser yo misma

– ¿Y ese animal, que hace aquí?

– Es mi mejor compañía– Sonó cariñosa

– ¡Es un asesino!– Alzó la voz y el más peludo en la estancia soltó un gruñido , haciéndolo temblar...sin contar las gotas de sudor que recorrían su frente debido a los nervios

Pero entre todo eso...ella se rió y él lo entendió todo.

– Te obedece a tí– Susurró sintiendo el miedo supremo apoderarse de él

Ahora le miraba afligida...

– No puedo vivir sin al menos un rato para liberar mi verdadera naturaleza, amo sentirme libre– le miraba tan decaída que sintió lástima por ella

Negó con la cabeza...

– Nadie muere de amor, Caperucita

Entonces, de nuevo...ella sonrió

– Pero por curiosidad han muerto muchos, leñador.

Disparó...

...

"Salud🥂, porque no solo debemos escuchar la versión de Caperucita...o nunca sabremos si el lobo realmente es el malo de la historia"

¿Y si no acaba así?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora