Alicia En El País De Las Maravillas

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La loca Alicia y su sombrerero...

El país de las Maravillas, allí vivía ella...o eso creía

Una joven, de unos 20 años más o menos, muy guapa, peinaba su rubio cabello  con sus dedos mientras se encontraba sentada en el suelo de una habitación blanca...completamente blanca.

Ella insistía en hablar sobre una tal reina de corazones y un gato parlante, aunque mayormente mencionaba a un Sombrero, quién decía era el amor de su vida...un montón de locuras.

Todos le consideraban una desequilibrada mental...por algo estaba internada en un manicomio desde hacía ya 2 años.

La puerta de la habitación fue abierta y los ojos azules de la muchacha fueron hacia allí, el umbral era atravesado por un enfermero, ella sonrió viendo lo que él traía en sus manos.

En cambio él miraba con desagrado el raro sombrero que sostenía, un sombrero largo, como el de un mago, pero este no relucía...parecía el de un pordiosero. Estaba lleno de parches y una pluma larga resaltaba de él.

– Toma– le tendió el objeto– te mandan esto

Ella lo tomó feliz...

– Gracias– Su dulce voz fue lo último que escuchó el hombre antes de retirarse.

Alicia, ese era su nombre.

Cuando estuvo sola, Alicia miró el sombrero, lo acarició y se puso aún más feliz de lo que ya estaba cuando ese travieso y sonriente gato comenzó a asomarse.

...

Al mismo tiempo dos hombres presenciaban la escena al otro lado de un vidrio de observación instalado en la pared del lugar...un vidrio que permitía analizar a la paciente.

Uno de ellos más alto y fornido que el otro, pelirrojo, piel blanca y ojos verdes, con curiosas motas amarillas en ellos...un hombre muy atractivo, pero también inteligente...vamos, que por algo era tan buen psiquiatra

El segundo fue quien rompió el silencio...

– ¿De nuevo está inmersa en una fantasía?– Preguntó viendo a la chica hablar sola mientras miraba atenta al feo sombrero

– Sí– Se limitó a responder el pelirrojo con ambas manos tomadas tras la espalda...su mirada no se apartaba de ella

– ¿Por qué me mandó a entregarle ese sombrero?– Indagó el más joven mirándole con curiosidad, ninguno era viejo, más sin embargo el enfermero tenía cerca de 24 años, unos 10 menos que su acompañante

– Porque su falta de cordura ya no tiene remedio...al menos dejemos que sea una loca feliz

El enfermero rió mirando el suelo...ese hombre era demasiado complicado de entender

Entonces cambió de tema...

– ¿Vamos a por algo de comer?– Ofreció recibiendo un gesto amable del otro

– Te lo agradezco, pero no, es mi hora del té

Alzó una ceja...pero prefirió no comentar nada al respecto, respetaba demasiado a ese hombre como para hacer algún comentario que pudiese malinterpretarse u ofenderle.

– Vale, nos vemos luego entonces– Se despidió recibido un asentimiento en respuesta

El doctor sacó del interior de su bata blanca un reloj de bolsillo, de esos antiguos con una cadenita que le sujetaba a la prenda y revisó la hora...luego alzó la mirada hacia ella y sonrió de medio lado...

Alicia , al otro lado del cristal, sacaba un papel del interior del sombrero, la nota en él se resumía a...

"Con amor, tu sombrerero"

...

"Salud🥂, por esas locuras que se hacen por amor y por esos amores locos que hacen perder la cordura"

¿Y si no acaba así?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora