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Wang Xiao Ying y Wang Xiao Wu Xian, 2 meses de edad.

Dos meses desde la llegada de los bebés y Yibo sentía que no aguanta un día más sin dormir sus horas completas. No es que no le gustara tener a sus bebés en casa, sólo que aveces se le hacía muy cansado tener que ir al trabajo con una pocas horas de sueño encima.

Zhan, por otro lado, se sentía encantado con sus dos hijos. Él decía que no eran para nada molestosos - a comparación de sus cuatro hermanas que vio crecer, - decía que dormían bastante por las noches a pesar de ser unos casi recién nacidos. Yibo lo negaba. Y para Zhan era obvio, su novio no estaba acostumbrado a vivir con personas que necesitaban de tanta atención como sus pequeños.

Ahora, siendo las tres de la mañana, un Yibo bastante adormilado caminaba de un lado a otro en la habitación de los mellizos tratando de hacer dormir a Wu Xian. Era el más tranquilo de los dos, era un bebé bastante sumiso al momento de bañarlo, cambiarle el pañal o incluso cuando tomaba su biberón. Siempre se mantenía quieto tratando de no molestar a sus padres. Al contrario de Ying, quien siempre abría sus pequeñas manos para tomar en ellas las narices de Yibo y Zhan, o moviendo sus piernitas, lanzando gritos furiosos cada vez que no le hacían caso y estaba necesitado de atención.

- Vamos, bebé. Tienes que dormir y yo también, mañana hay trabajo -susurró el rizado, mirando a su hijo que estaba más despierto que nunca.

Rodó los ojos cuando Wu Xian sonrió. Sabía que no se dormiría pronto. Rendido, camino a la habitación que compartía con su novio, dormía hecho una bolita a un lado de la cama, envuelto en varias sábanas, justo como a él le gustaba.

- A-Zhan, A-Zhan - lo llamó. - Bebé, despierta.

El castaño abrió los ojos, parpadeando varias veces. Hizo puños sus manos y los restregó en sus ojos. Se sentó en la cama y entendió los brazos para tomar al bebé.

- Sosténlo un rato, iré a prepararle algo de leche.

- Si, ve - dijo simplemente.

Estaba muerto de sueño, tenía miedo de dormirse y hacer que el bebé cayera. Así que prendió la lámpara, acomodó unas cuantas almohadas y acostó al bebé ahí. Éste hizo un pequeño puchero al dejar de sentir el calor de su padre. Pronto comenzó con leves quejidos saliendo de sus pequeños labios.

- Sshh, tranquilo, cariño. Papá ésta aquí - tranquilizó Zhan.

Puso una mano sobre el estomago de su bebé para que lo sintiera, Wu Xian dejó de quejarse y se ocupó en tratar de coordinar sus movimientos para atrapar la mano del castaño.

- Volví - dijo Yibo, agitando el biberón con apenas una onza de fórmula.

Le tendió el objeto a Zhan y lo tomó. Agarró una almohada, poniéndola en la cabeza del niño, una vez listo, guió el biberón a su boca y él comenzó a succionar.

Unos segundos después, el pequeño Wu Xian comenzaba a poner los ojos en blanco de sueño. Cada vez que se le cerraban los volvía abrir, no se quería dar por vencido y caer dormido.

Zhan y Yibo reían silenciosamente al ver la cara de su hijo tratando de no rendirse. El más bajo puso un dedo en sus labios, indicando a Yibo que guardara silencio, pues el bebé ya se encontraba dormido. Agarró con demasiado cuidado y delicadeza el bebé, situando su cabecita en su hombro, para sacarle el poco aire que tenía dentro después de haber ingerido la leche.

Dio leves palmadas en la espalda del pequeño hasta hacerlo eructar sonoramente.

- Ew - dijo Zhan, - eso lo heredó de ti.

- No voy a negarlo, me siento orgulloso - bromeó.

Se acercó a Zhan, agarrando a Wu Xian para llevarlo a su cuna, no sin antes dejar un beso en la frente del ojiazul.

Recostó a Wu Xian en la cuna. Lo arropó y acarició su frente antes de salir y volver con Zhan.

Al volver, el reloj marcaba cerca de las 4 am. Zhan estaba recostado nuevamente de un lado, esperando que Yibo se acostara y lo abrazara por detrás. Alzó las sábanas, se acomodó debajo de ellas y abrazó a Zhan, besando su delicado hombro.

- Buenas noches, cariño.

- ¿Noches? Son casi las cuatro - se burló Zhan.

- Buenas madrugadas, entonces -bromeó.

Apegó su cuerpo más al de Zhan, sintiendo el dulce olor que su cabello desprendía. Cerró los ojos y...

- Mi turno - dijo Zhan, parándose.

Ying había decidido despertar.

Babies For LouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora