𝟬𝟵

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Jungwon estaba estático en su lugar, las miradas de sus odiosas compañeras en él dirigiéndose sólo a él para "entablar una conversación" sí claro, sólo se acercaban porque, un niño bonito de nombre Park Jay estaba justo detrás de él.

Nunca en su vida hasta ese momento rogó porque el maestro apareciera por aquella puerta de mármol, si seguían así, iba a explotar. Lo haría e insultara tanto como su boca lo permitiera.

«Aléjense malditas gatas en celo, su perfume carísimo de París me ahoga ¡AUXILIO!»

Sus plegarias fueron escuchadas gracias al cielo, la silueta de una mujer de aproximadamente 30 años atravesó la entrada y como consecuente las chicas cofcofputascofcof se fueron hasta su lugar. No sin antes guiñar un ojo al chico tras suyo que inesperadamente las ignoró manteniendo su vista únicamente en el libro de dicha clase.

Jungwon no le tomó demasiada importancia a eso, continuó en tomar su bolígrafo y dirigir su vista a la enorme pizarra, escuchando la explicación y anotando todo en su cuaderno.

Sonrió cuando notó que los ejercicios eran verdaderamente sencillos, que bueno que se mató leyendo todo el libro de álgebra esa noche.

«Quizá no sea tan bonito pero ¡Joder, mi cerebro es hermoso!»

En cuanto el último número fue situado sonrió orgulloso mirando su trabajo, dispuesto a levantarse notó al darse la vuelta al pelinegro recostado sobre la mesa con la cabeza entre sus brazos.

«Ya sabía yo que ellos nunca hacen nada aquí»

Era verdad, a su alrededor estaban todos con celular en mano, los chicos hablando en grupo sobre la fiesta de la noche anterior narrando tonterías sobre sexo, sexo, sexo y más sexo. «Asquerosos» ni hablar de las chicas, tomándose selfies que seguro publicarían en sus redes sociales más tarde, provocativas, tímidas y seductoras.

«Ridículas» pensó Jungwon bajando los escalones para entregar su trabajo.

Claro que no todos eran así, él por ejemplo.

—Oh parece que cometió un ligero error en el último problema joven Yang —sus pensamientos fueron terminados al escuchar aquello.

—¿Qué? —la docente le marcó un lugar. Oh es verdad.

—Descuide, usted es el único de aquí en poner empeño así que finjamos que nada ocurrió. Tiene 100 joven Yang —le sonrió y eso a Jungwon lo hizo suspirar de alivio.

«Que bueno, si bajo calificación, adiós beca»

—Nada mal para terminar en segundo lugar —Jungwon volteó nuevamente borrando su sonrisa y mirando a su profesora «¿Segundo lugar?»

Su mirada pareció preguntar por él, la mujer de cabellos castaños sonrió.

—Sí, así es. El primero en terminar fue Park.

—¿Park...? —estaba confundido en eso su cerebro hizo clic y lo comprendió. Su mirada viajo al chico pelinegro ahora mirando por la ventana con esa mirada perdida e inexpresiva, casi aburrida podía deducir —Oh...

«ÉL me ganó»

No lo tomen a mal pero, a Jungwon no le gustaba ser el "segundo lugar" en nada, quizás sea porque siempre se rompe a si mismo para una buena nota o tal vez se haya acostumbrado a ver su nombre en primer lugar entre mil alumnos. No lo sabe, lo único que sabe es que, ese chico, es diferente.

Su víctima 666.

«Ahora que lo pienso ¿Qué el 666 no es del diablo?»

Un escalofrío le recorrió, odiaba ser asustadizo. Por eso no le llamaban la atención las películas de terror, menos en las escenas de sangre. Aunque, nunca fue al cine en primer lugar pero no era como si le importara.

𝘾𝙐𝙋𝙄𝘿𝙊 𝙎𝙏𝘼𝙇𝙆𝙀𝙍 // 𝙅𝘼𝙔𝙒𝙊𝙉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora