Capítulo 2: Hey, Pequeño Gatito.

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-¡Vi! - lloriqueo Ann - ¡No quiero ir!

Hace una hora habíamos llegado al aeropuerto, habíamos ido directo a documentar las maletas, y luego la llevé a un café, necesitaba distraerla, con lo que fuera. Sin embargo, mis intentos por hacer que no me hiciera un berrinche, fueron en vano.

-Ann, por favor, la gente nos está viendo raro

-¿Es que acaso no te importa separarnos?

-Ann, no quise decir eso--

-¡Claro que si! - interrumpió la pelinegra - ¡Te quieres deshacer de mi!

-Ann, escúchame.

Pero, ella siguió llorando.

-Ann, por favor.

Y más llanto.

-¡Annabelle! - esta vez fui yo la que recibio toda la atención - Joder, basta ya.

Instantáneamente Ann se calló. Y no habló durante 20 minutos, lo cual agradecí.

-Vi.

-Dime.

-Lo siento...

Me volví hacia ella, estaba cabizbaja y jugaba con sus manos.

-Ven aquí - extendí mis brazos hacia ella, indicándole que me abrazara.

Ni siquiera lo dudo.

-Es que es demasiado tiempo sin ti, Vi, estaré sola.

-Te llamaré todos los días, lo juro, hablaremos por Skype, y te enviaré muchas cartas, y te tomarás muchas fotos y me mandarás postales. Así nunca estarás sola - dije, tratando de calmarla aunque sea un poco.

-¿Lo juras? - Ann tomó un pequeño mechón de su cabello.

-Lo juro - y yo hice lo mismo.

Cuando haciamos promesas cada una tomaba un mechón de su cabello, y los atabamos, haciendo un casi invisible pero muy fuerte nudo, luego nos separábamos tan rápido que casi no sentíamos el dolor.

Hemos hecho tantas promesas que pienso que me quedaré igual que Michael Clifford después de tanto teñirse el cabello.

Calvos.

Y luego, mi pesadilla.

Alguna azafata anunció el vuelo a Los Angeles.

-Vamos - dije antes de que Ann dijera algo.

Tome su mano y la arrastré hacia donde se supone, ella tendría que estar.

-Hasta aquí puedo pasar - expliqué - Ve.

-Vi...

-Sólo seis meses, ¿bien? Sólo seis. Cuando vuelvas prometo que iremos a comer sushi.

-Pero tu odias el sushi.

Me encogí de hombros y le di una media sonrisa.

-Te extrañaré, Vi.

-Y yo a ti.

Ann se volteó y caminó rápidamente, conteniendo las lágrimas. Sabía que le dolía dejarme, a mi me dolía más, es mi única amiga, y ahora, verla marchar... Aunque sólo serán seis meses.

-¡Vi!

Oh, pero Ann no puede estar sin mi.

La pelinegra corrió hacia mi, extendiendo sus endebles brazos hacia mi, dándome un cálido abrazo.

-No me cambies, ¿si? - dijo ella.

-Jamás.

Sus brazos cada vez se aferraban más fuerte a mi, pero no me importaba, sería el único en seis meses.

La tomé de los hombros y la separé de mi. Tenía el maquillaje corrido, se lo arreglé un poco con los dedos y le dediqué otra pequeña sonrisa.

-Anda, fiera, ve y caza muchos irlandeses sexis.

[...]

17:58 pm. Estacionamiento del Aeropuerto de Brownsville.

Busqué en mis bolsillos las llaves de el auto de Ann. Ahora que ella ya no estaba, tenía que conducir yo.

Genial.

Cuando al fin las encontré, le quite la alarma y subí al auto. Agradezco mucho que sea automático.

Después de varios altos, llegué al departamento, salí del auto y le puse la alarma. Entre al edificio lentamente, tratando de no pensar en... Ann.

Mierda.

Busque en mi llavero la llave correcta, en eso sentí mi mejilla izquierda un poco húmeda.
Luego la derecha.
Mi vista se volvió un poco borrosa, pero pude meter la llave en el cerrojo.
La giré lo más rápido que puede y azote la puerta detrás de mi. Me tiré en el sillón más grande y comencé a llorar.

Mi teléfono sonaba y sonaba, pero no me molesté en tomarlo, sabía que no era Ann. Ella tenía su propio tono.

Repentinamente sentí una pulsada de dolor en la mano derecha.
Me asomé a ver que era lo que causaba mi...

Un gato.

Un diminuto y blanco gatito había mordido mi dedo.

-Hey, pequeño gatito, eso duele.

Lo cargué y él solo se acomodó en mis piernas, comenzó a ronronear y luego se durmió.

-Eres tan agresivo, te llamaré Benito, Señor Benito Mussolini - solté una risa ronca, y me di cuenta de que ya no estaba llorando.

Benito tenía un listón azul, se lo quite para que estuviera más cómodo, y me vi que tenía una notita colgando de este.

"Sabía que llorarías, así que te he traído compañía para que no me extrañes tanto. "

Ann.

6 Meses... 1 Mentira.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora