No soy la única

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Pov Risa

En cuanto salí del baño fui recibida por unos enérgicos brazos que me tomaron por los hombros, revisando que estuviera bien.

-Risa... ¿que fue eso?- Me preguntó mientras acariciaba mi mejilla con sus dedos.

-N-Nada ya te dije- Tome su mano y la saque de mi mejilla- Me disculpo por preocuparte, fue una reacción muy exagerada de mi parte- Respondí, acaricie su mano antes de soltarla- A-Ahora me tengo que ir a vestir, o sino atraparé un resfriado- Me aleje de ella, apresurando mi paso hacia mi habitación, sin mirar atrás, en todo momento sosteniendo fuertemente mi toalla.

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Me había puesto mi pijama y me acosté en mi cama el resto de la tarde. No me sentía en condiciones de terminar mi tarea o de cocinar, más que nada por malestar psicólogo que físico, tapandome hasta el cuello como una niña chiquita que le habían contado el cuento del Coco.

Antes de encerrarme en mi habitación, le avisé a Miya, que no cocinaría, que se pidiera algo para cenar. Esas fueron las últimas palabras cara a cara que nos dimos en la tarde, pues a través de textos desde nuestras respectivas habitaciones nos comunicábamos, pues ella había entendido que quería un tiempo a solas.

Así que, cosas que necesitará o como me sentía, me lo preguntaba a través del celular, apesar de que estábamos en la misma casa, respetó este repentino "capricho" que tenía.

Levante mis mantas y miré hacia mi pantalón ‹‹¿Como es posible?›› pensé angustiada ‹‹A las chicas no le crecen "cosas" de la nada›› estiré mi mano hacia la cintura de mi pantalón, con la intención de levantarlo, y nuevamente comprobar lo que vi antes y durante me vestía, pero solo suspiré, alejé mi mano y volví a taparme hasta el cuello.

No hacia falta verlo, podía sentirlo claramente, entre mis piernas, y a cada segundo que trataba de pensar una excusa para mi realidad, esa sensación ajena era muy chocante e innegable.

‹‹¿Que hago?›› No estoy preparada para ir a un hospital y ser una especie de bicho raro y que posiblemente me disequen- Je... ¿qué estoy pensando?- como sea, no estoy preparada para ir a pedir ayuda, solo quiero esperar a ver que pasa o si se va al igual que como vino, se que suena tonto o imprudente, pero solo estoy asustada.

Escucho como tocan la puerta- ¿Si?- Dije sentándome- Risa, soy yo, voy a pasar- Contestó Miya, abriendo la puerta- ¿Q-Qué pasa?- Pregunté mientras la miraba sentándose al costado mío, donde normalmente sería su lugar a la hora de dormir.

Vi que en sus manos estaba la elegante lonchera que normalmente usa en la escuela para almorzar.

- La "señorita representante de la clase" no puede cumplir sus deberes si no come adecuadamente- Dijo sonriendome, abrió varios niveles de la misma, acomodándolo para que comiese.

-No tenías que...- Antes de terminar de escucharme ella tomó unos palillos, agarrando un trozo de esa exquisita comida (y refinada) acercandomela a la cara.

-No me hagas repetir lo que dije, vamos, que tu ánimo no te arruine tu apetito- Insistió, acercándome más los palillos- Además, no vas a querer desperdiciar la comida ¿o si?- Me miró reprochante.

‹‹Obvio que no quiero›› Pensé para mis adentros, cerrando los ojos tome un bocado de esa deliciosa, no, exquisita comida que ella me trajo.

-Jijij- Ella se rio de la nada- ¿Qué sucede?- Pregunté mientras terminaba de masticar la comida- No, nada, es solo que... es tan extraño verte tan sumisa jiji- Agarro otro bocado más, y esperó a que trague pacientemente- ¿S-Sumisa? ¿A que te refieres?-.

Prueba de amor _Sono hanabira _Donde viven las historias. Descúbrelo ahora