Siete

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Paso una hora y la joven todavía no volvía a la habitación, haciendo preocupar aún más a los chicos, pero más a su mejor amigo.

-¿Por qué tarda tanto? - murmuró el joven sentado mirando la puerta.

-Debera seguir con los chequeos, no te preocupes. - intento calmarlo Draken.

-Se tardan... - murmuró.

-¿Qué tal si jugamos al uno hasta que vuelvan? - Pregunto Chifuyu.

-Si! - grito Mikey feliz.

-...

-Estará bien, ella es fuerte. - murmuró angry apoyando su mano en la de Yuki.

-Lo sé, pero...

-Estas preocupado y no eres el único, pero confío en que estará bien - murmuró smiley.

El joven miró alñ smiley, este fingía esa sonrisa, estaba igual de preocupado que él, ya que e tardaban en volver, pero intentaban calmarlo por si llegaba a ahacer alguna locura.

-Bien... - suspiró - jueguemos...

Los presentes se pusieron a jugar entre todos esperando a la joven, mientras distraían a su amigo para que no se altere o preocupe de más.

Pasaron dos horas y la puerta de la habitación se abrió llamando la atención de todos volteando rápidamente a ver quién era, aunque no lo dijeran les preocupaba la condición de la joven

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Pasaron dos horas y la puerta de la habitación se abrió llamando la atención de todos volteando rápidamente a ver quién era, aunque no lo dijeran les preocupaba la condición de la joven.

El padre de la joven traía en brazos a su hija, la cual estaba bastante agtada por todos los chequeos.

-¿Qué pasó? - gritó preocupado mirando a su amiga la cuál desvió la mirada.

-Yuki...tsuki ya - interrumpido -

-Nada. - respondió sería acostándose en la cama - No pasa nada, solo estoy cansada...

-No mientas, Tsuki - murmuró acercándose a su amiga, la cual se acomodó en su pecho.

-No miento... - susurró débil -

-Es mejor que la dejemos descansar - murmuró su padre saliendo de la habitación.

Los jóvenes se despidieron de la joven preocupados y ella solo les sonrió. Las escuchar los pasos de los jóvenes alejándose, la joven estalló comenzando a llorar mientras abrazaba a su amigo.

-¿Tsuki? ¿Qué pasa? ¿Te duele algo? - pregunto asustado.

-Y-yuki... Lo lamento...lo lamento tanto...

-¿Por qué te disculpas? - murmuró preocupado.

-N-no podré...no podré cumplir nuestra promesa.

Se pudo escuchar claramente como ambos corazones se rompían en cuestión de segundos. El joven entre lágrimas comenzó a llorar mientras abrazaba posesivamente a su amiga sin alejarla o soltarla al igual que ella.

La joven se estaba muriendo, los chequeos ya no servían en ella y las medicinas ya no tenían el mismo resultado que antes. No le estaban haciendo efecto.

-¿No les dirás? - le susurró a su amiga, la cual estaba encima de él apollada en su pecho

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-¿No les dirás? - le susurró a su amiga, la cual estaba encima de él apollada en su pecho.

-No...

-Tsuki, debes contarles, al menos a los hermanos kawata. Ellos se preocupan mucho por ti.

-Creeme que lo sé, pero es mejor alejarlos ahora y no cuando empeore.

Ambos comenzaron a charlar sobre empezar a mantener distancia con esos chicos. Sabían de sobra que eran buenos sujetos, pero no eran tan amigos.

Ambos pensaron que fueron a verlos solo por haberles dado algún que otro consejo y cuidar de uno de sus amigos, como pasó con otros pacientes del hospital. Solo iban a verlo dos o tres días y ya no volvían.

Lo entendían, nadie querría ser amigos de dos personas que se podrían llegar a morir en un abrir y cerrar de ojos o qué simplemente no pudieran salir del hospital.

Lo sabían, pero dolía.

Preferían ser ellos dos como siempre lo han sido. Años estando junto superando todo tipo de sufrimientos y viendo varias muertes casi todos los días por parte de pacientes, familiares o amigos.

Ellos contra su enfermedad.

Á𝔫𝔤𝔢𝔩 𝔡𝔢 𝔩𝔞 𝔤𝔲𝔞𝔯𝔡𝔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora