Capitulo 2.

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Black

El nerviosismo por mis próximos finales debería abarcar cada una de mis células pero contrario a ello estoy nuevamente viniendo al mismo lugar.

Trato de convencerme que es por lo mismo que he venido durante estos últimos cinco años pero algo en mi interior dicta que es otra la razón de mi presencia aqui.

-¿Otra vez hijo?- mi madre alza las cejas.

-Me ofende que no me dejes venir a visitarte seguido- beso su mejilla y comienzo a ordenar su silla de ruedas.

-¿Que haces?- medio ríe- no me niego a que vengas solo digo que desde cuando vienes tan seguido si hace unas semanas solo venías los martes y jueves.

-Vamos a pasear- ignoro la mitad de lo que me dice por llegar a un lugar en específico.

-No viene los lunes- me avisa.

-No se de que hablas.

-De la señorita Milonova.

-¿Quien?- finjo demencia.

-Allí esta!- me juega una broma y me la creo a tal punto que mi cuello hace un giro de 360°.

-Sabia que venias por ella- reclama sin enojo.

-Vengo por ti mi duquesa- me agacho quedando a la altura de su frente para besársela.

-Blacki..-comienza de nuevo.

-Mamá no caeré nuevamente.-

bufo arrodillado frente a ella riendo.

-Pero Blacki.. Ella esta atrás de ti- comienza a reír y niego.

-No es cierto..

-Hola señora Miller- se oye esa voz y me giro tragando el nudo de mi garganta- Hola Black.- me examina y hace que mi cuerpo tiemble.

Me levanto de un salto tocando mi cuello.

-Ho Ho.. Hola.

-Genial mi hijo es tartamudo ahora.- mi madre tiene un humor bastante insoportable. Pero la rubia nos sorprende comenzando a reír por lo bajo.

-¿Como estas Black?- Vamos tu puedes hombre responde sin tardar ni tartamudeo.

-Bien, ¿Tu estas como?.- Suicidio mental.- Quiero decir..- bajo la cabeza y puedo casi oír la carcajada de mamá.

-Estoy bien- elevo la cabeza y un brillo en sus ojos me deja estático pero pronto vuelvo a mi pose anterior. Se oyen los pasos de alguien y seguido una mujer le habla a Domenica con apuro al oído- Mis disculpas debo retirarme.- se despide y desaparece tan rápido que no da tiempo a contestar.

-Adiós- Sacudo la mano como un crío a su espalda.

-Te gusta!- medio grita mamá

y coloco mi dedo en su boca para que se calle.

-Como crees.- refuto.- debo ir al trabajo.- beso nuevamente su mejilla cuando la enfermera viene por ella, al parecer el hospital accedió a un plan de pago dejándome posibilidad de abonar en tres partes todo el monto que debo.

𝐃𝐨𝐦𝐞𝐧𝐢𝐜𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora