Boda (1/3)

393 33 2
                                    

Habían pasado un par de días desde que Agustín había revelado que era novio de Ryduan, y Pablo pensaba en hacer algo que quería desde hacía mucho.

—Tranquilo, Pablo —le decía el Ratón. Él era el único que más o menos lo podía calmar en ese momento.

—Pero, Ratón, ¿y si no acepta? —susurró Pablo.

—No seas pelotudo, César —Ayala empezó a perder la paciencia— , sabés bien que Román te ama, ¿cómo no va a aceptar casarse con vos? Revelaron su relación, y se nota que te ama, se nota en cómo te mira.

Tenía razón, claramente: ahora que habían revelado su relación al mundo, Román ya no tenía problemas en agarrarle la mano cuando iba caminando por la calle, y sus hijos les podían decir "papi" a él y "papá" a Román cuando estaban con otra gente que no sean sus tíos, primos y abuelos.

Pablo respiró para tratar de tranquilizarse, y el Ratón lo ayudó un poco.

—Tranqui, vos —le dijo. Lo abrazó y le susurró al oído:—. Payi, basta con esos nervios. Ahora andá y pedile matrimonio a Román.

Pablo y él se sonrieron y Pablo, nervioso, fue a buscar a Román.

—Romi —lo saludó cuando lo encontró.

—Pablito —saludó Román—. ¿Qué pasa?

Pablo tragó saliva.

—¿Por qué estás tan nervioso? ¿Pasa algo? —se preocupó Román.

—N... No —dijo Aimar. Trató de tranquilizarse, y más o menos lo logró cuando vio al Ratón espiando cerca suyo.

—¿Qué te pasa?

—Román... Ese 16 de junio de 1997 fue inolvidable para mí, porque ese día conocí al amor de mi vida, ese día te conocí a vos. Conocerte fue lo mejor que me pasó, Romi. Adoro ver cómo jugás con los chicos, como cuidás a Eva, y somos pareja desde hace mucho, no nos separamos ni con los nacimientos de nuestros hijos en medio. Ahora que por fin revelamos nuestra relación... Juan Román Riquelme, ¿te casarías conmigo?

Román era un mar de lágrimas para ese momento, el momento que tanto había esperado. Apenas pudo murmurar el:

—Sí, Pablo.

Pablo lo besó apenas Román terminó de decir eso, y le puso el anillo.

Escucharon aplausos, y se encontraron al Ratón, que evidentemente estaba grabando todo.

—¡Rat! —gritó Pablo—. Ey, ¿estás... llorando? —preguntó con burla, ya que le había parecido ver que su mejor amigo estaba llorando.

—No —negó el Ratón, evidentemente lagrimeando—. ¿Quiénes van a ser los padrinos de boda? —preguntó unos segundos después.

Sus amigos rieron.

—Pará, pelotudo, si sabés que vos vas a ser uno —le recordó Pablo. Y le contó a su futuro esposo que cuando el Ratón lo estaba ayudando a calmarse para pedirle matrimonio, Fabi le dijo que prometiera que él iba a ser uno de los padrinos.

El Ratón era el único que sabía, e iban a esperar un poco para contarles al resto de sus amigos. Y Pablo tuvo que amenazar al Ratón diciéndole que si le decía a alguien, el padrino iba a ser Julián.

—Que no te escuche él, eh —le dijo Ayala—. Porque si no te va a obligar más o menos.

—¿Como hiciste vos? —se rió Aimar, pero tuvo que correr cuando su amigo lo empezó a perseguir.

EntrevistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora