las nubes, apagaban el cielo más de lo habitual, ensombreciendo todo a su alrededor.
Con tan poca luz, nadie se adentraría en ese bosque, y menos aún, caminaría por aquella senda entrada la noche.
Pero mas allá del temor o del miedo, habia razones para intentarlo, razones que empujaban a ser temerario, porque hicieran lo que hicieran, su vida estaba en juego.
Entretanto, La fina lluvia modificaba la luz de las pequeñas lámparas, que, bailando a merced del viento, dejaban a su alrededor difusos halos circulares empañados por la humedad que impregnaba el aire.
-¿Qué es lo que pasa papá? ¿Por qué tanta prisa?- preguntó Árien inquieto.
Dudas normales, si se tenía en cuenta, que ambos salían con lo puesto, de forma apresurada, sin razones ni explicacion, una salida, que más parecía una huída, motivada en parte, por un extraño e inesperado augurio, por las palabras que ese cuentacuentos le había dedicado tras la cena.
A la vez que, un sin fin de emociones se sucedian en su interior, bruscos y repentinos cambios que lo llenaban de dudas.
Extrañas impresiones, en las que veía, oía o sentía cosas, que resultaban impensables en alguien de su edad, aunque en realidad, aquellas sensaciones serían imposibles en cualquier persona normal.
Al menos, aquel debatir, le mantuvo apartado, tiempo suficiente como para olvidar temores o ignorar peligros, tiempo para pasar por alto, las amenazas que acechaban desde la oscuridad, esperando la oportunidad para cobrarse una nueva pieza.
A pesar de todo, su salida se le antojaba extraña e incluso novedosa, pues era su primera vez, ya que nunca antes, se les habia ocurrido salir tan tarde, yendo de un lado al otro, más aún, si se trataba de una noche era tan cerrada y si el lugar por el que caminaban era el más evitado por los habitantes de la aldea.
A pesar de todo,, sus inquietudes no se centraban en la hora que era o la oscuridad del lugar, ni siquiera, en las criaturas que acechaban en las sombras, y que probablemente ansiaban devorarlos, sino que, sus pensamientos se centraban en su padre y su extraño comportamiento.
-¡enseguida llegaremos!- contestó su padre , vigilando como perro guardián en todas direcciones.
Niels, conocía bien aquel lugar, y sabía qué sucedía en aquellos bosques el caer el sol, razón, por la que seguía buscando con tanta atención, algo, cualquier cosa, movimiento o sonido, que hiciera sospechar y que pudiera significar, un peligro para ellos.
Pero tambien sabía, que dadas las circuntancias, aquella, iba a ser una tarea inalcanzable, puesto que el viento empujaba con tanta fuerza y agitaba con tanta violencia las ramas y las hojas de los árboles, que distinguir algo entre todo eso, resultaba imposible.
Aunque el cuidado y la prudencia eran indispensables en ese lugar, estaban obligados a seguir, avanzar sin detenerse, sin descansar, porque tenían la certeza, de que, en cuaquier momento, cualquier cambio, por breve que este fuera, podria costarles la vida.
Aun así, caminaban decididos a través de aquella fina y molesta lluvia, cuya humedad, ablandaba el terreno de forma lenta pero efectiva, convirtiendo aquel camino, en un barrizal resbaladizo e intransitable.
Mientras, Árien seguía preguntandose el porqué de aquel comportamiento, tan nervioso y desconocido en su padre, gestos preocupados que lo agitaban mucho mas alla, de los peligros o las criaturas que poblaban aquel lugar.
Pero por mucho que lo quisiera esconder, era evidente que niels se guardaba algo mas para si, secretos que se hacían visibles en su forma de actuar, de hablar e incluso de agarrar su fiel arma de guerra, ese imponente kramb, capaz de hacer temblar el aire o la tierra, mientras vigilaba desconfiado hacia los oscuros rincones de aquel tenebroso camino, zarzas y matorrales, tan negros como aquel cielo y que, sin duda, guardaban parte de esos temores.
De pronto, Niels se detuvo en medio de la nada, en parte, porque el camino acababa en aquel lugar, y mas allá, estaba aquella enorme cicatriz, la temible grieta por la serpenteaba, entre otras cosas, la peligrosa ruta del rio Dobrae.
– ¡Árien!- llamó su padre en un forzado susurro sacándolo de sus pensamientos.
El muchacho, alzó la vista, deteniendose a observar aquel lugar, que incluso, se encontraba aún más oscuro, que el fangoso camino por el que habían venido, entre otras cosas, porque en aquella zona no había iluminación, y porque aquel negro cielo, tampoco les ayudaba en nada.
Entonces, Árien dejo de mirar a su alrededor, para dirigir su vista al frente, encontrándose con el edificio de enormes piedras musgosas al que nadie de la aldea quería ir.
–¡Es aquí!- exclamo Niels con cierto alivio mientras se acercaba cauteloso a un formidable y grueso pórtico.
Era un portal de roble hermosamente tallado, que, a pesar de sus detalles, tenía aspecto muy robusto, estaba algo desgastado y las tallas parecían estar contando una historia con todo lujo de detalle.
Alrededor de aquella representación, había una escritura antigua que lo bordeaba, Árien se acercó e intentó leerla sin éxito, salvo una única palabra oculta entre todas aquellas runas, que sin saber cómo, le resulto totalmente familiar.
Árien se detuvo en aquel glifo y lo miró con detenimiento y exclamó mientras se preguntába , que cómo podía reconocerla con tanta claridad.
-¿Wihá?-
De pronto, la runa se ilumino dando paso a una tenue luz azulada, provocando, que, en ese mismo momento, esa molesta lluvia, parase de inmediato.
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LA CANCIÓN DE ÁRIGA PARTE 1 "ARIEN"
Aventura"tu no eres el principio sino el final"- Con estas palabras cierra su historia el extraño cuentacuentos mientras centra su mirada en Árien. Unas palabras que cambian por completo la vida del muchacho y de su padre obligandoles a abandonar todo cuant...