CAPÍTULO 2

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ACTUALIDAD

Acaricio la pequeña lápida con el nombre de mi madre, desde aquel fatídico día la visito una vez por semana para limpiarla y retirar todas las flores que ya están completamente marchitas, las rosas han pasado de ser rojas y con un aspecto incluso brillante a tener un color marrón dejando en claro como se habían ido secando debido a el paso del tiempo y las frías temperaturas de Enero. Las rosas marchitas crujían en mis manos a la vez que las retiraba de la lápida, y en su lugar, iba colocando unas rosas nuevas y completamente en su esplendor, las cuales volvían a aportar algo de belleza al lugar.
Mi padre me explicó que Brad, mi hermano pequeño,  el niño que en ese momento llevaba mi madre en brazos, no está enterrado en ningún sitio, fueron los propios hombres que asesinaron a mi madre los que se encargaron de el bebé, no sabemos que es lo que hicieron con el, no sabemos si lo enterraron en alguna otra zona, si se deshicieron de su cuerpo en algún contenedor, o que otro cruel final sufrió. No tenemos ninguna pista sobre el destino del bebe, lo que si tenemos claro es que salió muerto de nuestra casa.

Cojo el marco con la foto que pusimos mi padre y yo hace trece años, retiro los restos de tierra y polvo que se acumulan en ella y me quedo observando la gran belleza que tenía mi madre, poco  a poco me voy olvidando de ella, de su voz y su forma de ser. Es triste no tener una figura materna, pero estoy casi segura de que es mucho peor haberla tenido y que te haya sido arrebatada a los diez años, consiguiendo que poco a poco los recuerdos que tienes de ella se vayan haciendo un hueco en el olvido.

A día de hoy sigo teniendo terribles pesadillas por aquel día, puedo ver como su cuerpo va perdiendo poco a poco su bronceado natural y como el color verde de sus ojos acaba apagándose a la vez que su vida, puedo ver la sangre tiñendo de rojo la alfombra que teníamos en el dormitorio principal, el cual, desde aquella tarde y hasta el dia de hoy, trece años después, sigue estando sellado con varias cerraduras y ni siquiera mi padre ha sido capaz de volver a entrar en el.

Me quedo unos minutos sentada frente la lápida, pensando en si, de alguna manera, podríamos haber evitado que todo aquello tuviese lugar. El frío se está apoderando de mi cuerpo, una nube de vaho sale de mi boca cada vez que suelto el aire acumulado en mis pulmones, abrazo mis piernas con mis delgados brazos y acabo frotandolas con mis manos para intentar aportarme un poco de calor.

Sin necesidad de girarme a comprobarlo, noto como las miradas de otros se posan en mí de forma despectiva, noto como me atraviesan con los prejuicios y pensamientos que el gobierno se ha encargado de meterles y asentarles en la cabeza.

Sus miradas se deben a que las personas asesinadas a manos de los hombres de seguridad que trabajan para el gobierno se consideran ingratas hasta para tener un lugar digno de entierro, pero de alguna forma tenían que evitar que los cuerpos se acumulasen y se llegase a crear una epidemia por la descomposición de los cadáveres, además de los malos olores por putrefacción que sale de ellos. Así que se decidió hacer una distinción, la zona más abandonada y descuidada de los camposantos se utilizarán para todas aquellas personas que por un motivo u otro han ido contra las normas que rigen el planeta, y claramente, nosotros, los familiares de aquellos fallecidos, seremos los que nos encargaremos de mantener, si así lo deseamos, las respectivas lápidas de nuestros familiares y la zona que tiene asignada. Pero, aunque sea duro de asimilar, pocas personas estamos dispuestas a venir a cuidar las lápidas de nuestros fallecidos, la mayoría de las lápidas ya no tienen ni nombre por la dejadez en la que se encuentran, y es que, estas personas, han preferido abandonar a sus difuntos a soportar las miradas juzgadoras de los otros.

En cambio,las personas que han fallecido por su avanzada edad o en consecuencia de los actos de alguno de los que se conocen como "descendientes imperfectos" estarán en la zona de mejor estado, aspecto y conservación, todas las lápidas están cuidadas y con una imagen similar al primer dia que se colocaron. Todos los caminos que llevan a las lápidas están decorados, a ambos lados, con arbustos y pequeñas farolas que permanecen encendidas durante toda la noche. No hay ningún día en el cual las flores que se encuentran en estas lápidas no sean cambiadas por otras nuevas, además, las flores que están colocadas son personalmente enviadas por los representantes del gobierno, flores que no encuentras fácilmente debido a su elevado precio y aspecto, demostrando una vez más quienes son los que tienen más poder y recursos de todo el planeta.

Para los familiares de estos difuntos somos una especie de apestados, ya que, según ellos, hemos fallado a lo que ellos y el gobierno conocen como el progreso.

-Irina- unos pasos se frenan a mi espalda, el dueño de aquella voz apoya su mano en mi hombro derecho y toma asiento a mi lado- sabía que estarías aquí.

-Hola Adam- giro mi cabeza ligeramente para echar un vistazo a mi mejor amigo, hoy lleva sus tan preciadas e impolutas zapatillas blancas, mala idea entrar a un cementerio tan abandonado como este con ellas, unos vaqueros ceñidos de color negro y acompañados por una chaqueta acolchada blanca - hoy has llegado más tarde que las otras semanas.

Adam se estira sobre el césped descuidado del cementerio y un suspiro sale de sus labios, fija sus ojos verdes en mi y niega con la cabeza ligeramente- mi padre ha vuelto a sacarme el tema de que tengo que ir centrándome en encontrar a alguien idóneo para mi, sigue diciéndome que tanto a ti como a mi nos quedan dos años para encontrar a esa persona si queremos tener libertad de elegir- veo como con una de sus manos arranca algunos trozos del césped, intentando calmar el estrés que toda esta situación le provocaba- ¿libertad? de que libertad me está hablando Irina, si por mucho que encontremos a esa persona si el gobierno no lo aprueba estaremos igual de jodidos, ¿eso es lo que ahora consideramos libertad?-Adam deja de arrancar hierbajos pero no aparta la vista del suelo, ambos somos conscientes de lo que todo esto significa para él, sabemos que bajo este sistema de gobierno el jamás podrá ser libre porque elija a quien elija -nunca me van a dar el visto bueno- Adam termina en voz alta la frase que rondaba por mi cabeza.

-Por eso tenemos que ponernos manos a la obra Adam-agarro su mano y le doy un ligero apretón, quiero que empiece a confiar en todo lo que hemos planeado- tenemos que terminar con esto de una vez- dirijo mi vista a la  lápida de mi madre- no pueden seguir asesinando gente sin recibir a cambio ninguna consecuencia.

Se que no recuerdo bien a mi madre, pero si recuerdo sus ojos minutos antes de ser asesinada a sangre fría, soy totalmente consciente de que no son fruto de una pesadilla, son los ojos reales de mi madre, los que vi con diez años. Vi un montón de sentimientos en ellos, pasando por terror, angustia y tristeza, además, me transmitían una especie de desesperación, sentía que me estaban rogando que algún día pudiese perdonarla.

Ella murió pensando que lo que hizo estaba mal y lo que realmente hizo fue poner su libertad antes que todo lo demás, murió por decidir ser libre, murió por anteponer sus sentimientos a las normas, murió por dejarse llevar por su irracionalidad, murió por decidir ser humana.

-No tengo nada que perdonarte mamá- le dí un beso a la lápida, apoyé mi frente en ella y cerré los ojos- te prometo que estarás orgullosa de mi- voy bajando el tono de mi voz hasta convertirla en un susurro- tu diste el primer paso, pero ahora, comienza realmente la revolución.

Comienza la RevoluciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora