[CAPITULO DOS Y FINAL]

967 72 133
                                    


"¡No, no, Mirabel; mi niña!"

"Mi amor, no mires por favor, necesitas calmarte... Mi vida, por favor, ven."


Tras escuchar el desgarrador llanto de la mujer varias personas del pueblo se acercaron, claramente asustados.

Agustín trataba de calmar a su esposa por temor a que le sucediera algo a ella, podía incluso tener un paro cardíaco si seguía llorando así, ya suficiente dolor tenía con perder a su hijita, no podía permitir perder a su esposa.

Tuvo que tomar a Julieta de la cintura y levantarla del suelo, obligándola a alejarse un poco para que se calmara.

Félix tuvo que tomar un poco de mando en la situación, obviamente el seguir viendo a Mirabel ahí; tumbada, no ayudaba a nadie.


—Camilo, mijo, ven acá y ayúdame. —Félix se levantó del suelo llamado rápidamente a su hijo.

—P-papá... Yo no... N-no puedo. —El muchacho, quien estaba sentado en el suelo, a pesar de que hizo un intento por levantarse simplemente las piernas no le daban, se abrazó escondiendo su rostro en su ruana volviendo a llorar.

—Ey, Camilo, mijo, tranquilo... —Félix se acercó a él; agachándose a su lado para calmarlo, pero su hijo solo lo abrazó, empezando a llorar en su pecho. —Ya papito, tranquilo mijo.


Félix no pudo evitar volver a llorar al tener a su hijo llorando en su pecho, por más que quería controlarse para ayudar a su familia; no pudo, a él también le dolía la muerte de Mirabel.

Félix tomó a su hijo de las axilas y lo levantó del suelo, le limpió las lágrimas de la carita y le dejó un beso en la frente.


—Escucha Milo, mijo yo sé que también te duele esto pero tienes que ayudarme, tenemos que levantar a Mirabel. —Camilo negó rápidamente, volviendo a llorar. —Mijo por favor, Julieta no puede seguir viéndola así y ni tus primas ni tu hermana tampoco, por favor mijo, será rápido, vamos.


Termino aceptando y tragándose las ganas de llorar se acercó al cuerpo de su prima; que Bruno había tomado en brazos, los tres varones levantaron con cuidado a Mirabel retirando algunas piedras que estaban aún aplastando algunas partes de su falda. A Camilo se le rompió el corazón al tener a Mirabel en sus brazos; los raspones y moretones en sus brazos y piernas, el polvo en todo su cuerpo, las marcas de lágrimas secas en sus mejillas, el bonito vestido hecho por si misma; ahora roto y sucio; manchado de sangre y polvo por todos lados. Su prima, su gemela, su otra mitad.


—Mirabel... —Su voz salió partida, temblando, las lágrimas nuevamente empezaron a salir.—Camilo, tranquilo mijo, ven dámela, ve con tus primas, yo me encargo. —Mariano apareció junto al niño con expresión preocupada.


El muchachito solo asintió y dejó que el ex de su prima se encargará junto a su papá y tío Bruno, suspiro y seco sus lágrimas con su ruana alejándose un poco de los hombres. Levanto la mirada viendo que varias personas del pueblo se acercaron empezando a ayudar con los escombros; hablando con su mamá y abuela, noto a su prima Luisa un poco apartada de todos los demás por lo que camino hasta ella, sentándose a un lado en el suelo. A él se uno su prima Isabela sentándose del otro lado junto a Luisa. Estaban preocupados, no la habían escuchado decir nada en todo este suceso.

☆ PEQUEÑO MILAGRO ☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora