Capítulo 1: obsesión

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Estaba un martes sumido en mis asuntos y mis estudios para la universidad de Columbia; Nueva York, como todo profesor de dicha universidad muchas veces debemos iniciar investigaciones arduas respecto a nuestras especialidades, en mi caso; historia antigua. Estaba estudiando acerca de Egipto y una etapa particular que vivió este imperio donde fue invadido por un pueblo al que se le llamaba “los hombres del mar”, nada más se sabe de ellos, ¿de dónde venían? ¿Quiénes eran? ¿qué costumbres tenían? Hasta el momento no sabemos nada de ellos excepto que saqueaban al imperio egipcio a través de sus territorios costeros, si no hubieran invadido a los egipcios y dejado su huella en ese imperio ni siquiera sabríamos que existieron, estaba pensando en ése tema en específico cuando de pronto mi mente pensó en general, pensé en todas  las culturas antiguas y me dije: “¿qué habrá sido de todos los derrotados y olvidados por la historia?”, todas estas culturas perdidas en el tiempo y extirpadas de nuestra memoria mediante la violencia, borradas de los mapas por las guerras y la esclavitud, la mayor pérdida de todas no fue la inmensa cantidad de vidas humanas perdidas en el proceso; la mayor pérdida fue en cuanto las culturas, ritos y tradiciones olvidadas por el paso del tiempo, porque los perdedores, esclavos y conquistados junto con perder la guerra también pierden algo mucho más importante; pierden su identidad, los pueblos esclavizados siempre pierden sus tradiciones y costumbres para adoptar las de sus opresores. De pronto pensé: “las religiones se pierden para adoptar las de sus vencedores", cada cultura que perdió tenía unos dioses distintos que fueron borrados de nuestra memoria, pero entre todos ésos dioses; ¿Habrá alguno de entre todos ellos que sea un dios auténtico?, Por supuesto ahora nos decimos que es el dios cristiano, ése es el auténtico; ¿verdad?, Pero; ¿y si no? Si vinieran los musulmanes y nos conquistasen alá sería nuestro señor; y nadie podría negarlo, así mismo; ¿Y si por accidente hubiéramos borrado a la religión real? Hoy se sabe que la Biblia es una copia de la acanea la cuál es una copia de la biblia Sumeria, por supuesto todos éstos pensamientos son inútiles, pues en mi mente luego surgió la pregunta; ¿Es real algún Dios? .
Mi mente voló a través de la historia buscando alguna respuesta o prueba de lo que buscaba, revisando en lo más recóndito de mi memoria cada civilización antigua que recordaba, empecé por la civilización sumeria que cayó a manos de loa acadios, quienes formaron un imperio pero aproximadamente hace cuatro mil doscientos años el imperio se fue al traste, según se dice; el cambio del clima y el surgimiento de los egipcios fueron puntos en contra de los acadios, ¿y si los egipcios tenían los dioses verdaderos? ¿y si RA era el dios real?, así mi mente comenzó a procesar, hilando cada imperio y cada pueblo que estuviera en mi mente, imaginando cada asedio y matanza de la humanidad conocida, recopilando mentalmente los mitos de aquellas culturas antiguas y pensando; ¿alguna ha ofrecido una prueba real de la existencia de los dioses que profesan? La cristiana dirá usted querido lector que es un creyente, pero aparte de un escrito (la biblia) que pide una fé ciega en sus enseñanzas no hay nada más, si la religión mejor documentada del mundo no ofrecía nada concreto; ¿Por dónde podía empezar a buscar? La pregunta por si misma perforó hasta lo profundo de mi cerebro y luego de unos momentos de oscura incertidumbre sacó a relucir posibles respuestas, mirando a mi alrededor la biblioteca que la universidad me ofrecía  me dije a mi mismo: “nadie en mejor posición que tú para emprender una labor tan extensa” y en el acto comencé a organizarme, si existe algún registro de un dios verdadero yo debía encontrarlo y comprobarlo.
El material era extenso y basto, pues eran innumerables las fuentes que tenía a mi disposición, normalmente, cuando una persona estudia una cierta religión antigua tiende a concentrarse en aquella religión que es objetivo de su curiosidad, pero éste no era el caso mío; pues yo necesitaba encontrar una aguja en un pajar, un pajar milenario que estaba en ruinas y que solo veía sus restos, por eso tomé la idea de comenzar con las civilizaciones más antiguas e ir estudiando poco a poco sus religiones y ritos de forma cronológica, armé una línea de tiempo gigante en donde se podían ver las religiones de los humanos desde la prehistoria hasta las religiones de hoy en día, desde el neandertal que vio una tormenta y tuvo miedo y pensó que un sujeto gigante en el cielo estaba enojado; hasta aquellas religiones con tintes filosóficos, pase por Hermes Trismegisto, Buda (que es de antes de la escritura), Lao Tse, religiones griegas y romanas hasta los antiguos profetas de la biblia, incluyendo a Jesús, intenté no dejar nada fuera, todo debía ser tomado en cuenta de manera imparcial, también tuve que armar una línea de tiempo para américa, pues mientras todas las religiones de Europa y Asia se desarrollaban en américa se estaban desarrollando otras religiones, olmecas, Teotihuacán, cultura Maya, Toltecas, Aztecas, mapuches y toda una gama de tribus indígenas que vivían en américa que eran anteriores a la llegada de Cristóbal Colón.
  Al principio (en las religiones más antiguas) me encontré con varios ejemplos de que el ser humano, más que ir encontrando pruebas de la existencia de dioses; parecía desesperado por encontrar cualquier cosa que se le hiciera divina, en ese momento entendí a muchos de mis colegas que creían que las religiones surgen del miedo a lo desconocido y del intento del humano de darle una explicación a un suceso que le es incomprensible, muchos decían: “al final de cuentas, la ignorancia es la verdadera madre de las religiones”, y por supuesto si lo ves desde el punto de vista histórico parecen tener la razón, sin embargo, el humano desde esta increíble ignorancia y temor comienza a entender la naturaleza y a darle valor al conocimiento, el humano a través de estas creencias va reconociendo afuera (en el entorno, la naturaleza) algo “divino” y su apreciación de esa divinidad en la naturaleza lo lleva a investigarla y a entender, por supuesto comienza por pequeños avances como aprender a usar herramientas, cubrirse del frio usando pieles de animales, la selección del alimento y de las hiervas que deben comerse y cuáles no, todo esto en la prehistoria en un principio fue para el hombre formas de usar la divinidad que veía en la naturaleza, ejemplo: si veía como los demás animales cazaban y tenían éxito el humano copiaba sus métodos, si veía que un tigre o león estaba enfermo y comía una cierta hierba entonces se le imitaba, si los demás animales tenían garras y dientes el humano tomaba esas cosas de los cadáveres y los usaba para su conveniencia (luego de eso comenzó a usar rocas para poder crear esos mismos implementos), pero en un principio el ser humano adquirió gran capacidad de conocimiento a través de la imitación de lo que hacía el dios del perro, del águila o la serpiente. Las costumbres religiosas lo fueron moldeando para poder manipular la naturaleza y lo hicieron superar sus límites para poder lograr lo extraordinario, si un puma cazaba (trabajaba) para lograr su sustento el humano debía hacerlo igual, ahí tenemos un ejemplo de la idealización del trabajo duro, el humano vio lo “divino” en la naturaleza y esa fascinación lo llevo al conocimiento, dudo mucho que los hombres hubieran podido sobrevivir en las épocas tempranas si no hubieran volcado sus ojos a los sucesos que en ese tiempo parecían extraordinarios y los hubieran imitado.
  Luego de estudiar y meditar todo lo que pude respecto a la prehistoria me enfrasqué en estudiar las religiones que tenían registros escritos. Esto hizo mucho más sencillo investigar. Qué gran descubrimiento el que hizo la humanidad poder escribir sus memorias y estudios; poder aprender de ellas. Ahora usted (querido lector), me está leyendo y entendiendo, así como yo puedo leer y entender a alguien que vivió hace miles de años atrás. Esta recopilación de conocimiento es uno de los saltos más grandes que el ser humano ha realizado; si un conocimiento está escrito no está perdido. Comencé por investigar a Hermes Trismegisto, quien tenía una idea muy particular del universo: En su idea, el ser humano da origen a las cosas a través de la palabra, y tiene mucha razón; el ser humano, que antes solo tenía la capacidad de imitar lo divino, ahora tenía la capacidad de crear nuevas realidades debido a la palabra; a través de la palabra se hicieron posible nuevas realidades, donde el ser humano aprendía a cultivar sus tierras y ordeñar sus animales, aprendió a crear leyes que desde ese momento empezaban a regir su realidad, la realidad ahora se moldeaba a través de la palabra, y esto es algo que puede considerarse “divino”. Hermes fue quien inició las religiones herméticas (llamadas así en su nombre), donde los participantes iban guardando sus secretos para los principiantes, hasta que estos tuvieran la sabiduría necesaria para entenderlos. Su concepción de la realidad es interesante y me parece algo mágico, cómo una persona puede usar el lenguaje, los símbolos y la escritura para lograr modificar el mundo tangible, una idea realmente fantástica, noto una gran inspiración en él, y parece que su conocimiento fuera un conocimiento que sale de la nada, pero su hermetismo nos dejó un puzle que por el momento no puedo resolver, no tengo las suficientes piezas para armar el rompecabezas.
Leer a Buda fue muy interesante también, su idea fue realmente buena para la época. La mayoría de los religiosos intentaban alcanzar una especie de conocimiento que no era para este mundo, todas las ideas religiosas estaban bien, pero no eran aplicables en la india, él con sus conceptos simples acerca del equilibrio es como si dijera: “Vamos a tomar lo que tenemos aquí (al ser humano), y vamos a ver qué es lo que podemos hacer con él”, y comienza a trabajar con eso para construir un nuevo pensamiento y una nueva forma de ver la vida, en su libro “El camino de la doctrina”, desentraña las claves para lograrlo. Es un libro muy interesante y práctico.
Han pasado tres años desde ese martes, buscado pruebas concretas a mí pregunta y he encontrado cosas muy interesantes y pensamientos realmente nobles y novedosos, pero, aparte de eso no he encontrado prueba alguna de Dios en la historia (más que aquellos dioses que decidimos inventar). Busqué en la prehistoria, busqué por el antiguo Egipto con Hermes Trismegisto, luego en sus mitos y sus pirámides, las culturas Inca, Maya o Aztecas y muchas culturas anteriores a Colón. Hay muchas similitudes entre aquellas culturas antiguas, todas hacían pirámides (ahora que tenemos mayores datos en nuestras manos nos damos cuenta de que las pirámides están repartidas por todo el mundo, se han encontrado en Egipto, Europa, América e incluso en la India). Además… la gran mayoría de las culturas antiguas tenían la obsesión de construir con piedras megalíticas (una construcción muy extraña y particularmente difícil para la época). Luego busqué en los Vikingos y sus extraños ritos; pasé por la interesante cultura India con Buda, China (Lao Tse), y japonesa, y pienso: ¿por qué la gran mayoría tiene registro de una inundación? Pues he encontrado registro del mismo hecho en distintos mitos de todas partes del mundo, los mapuches, los incas que supuestamente se refugiaron un una ciudad en las montañas (posiblemente Machu Pichu), la biblia en el génesis, Mesopotamia, Gun-Yu en la mitología china, Deucalion y Pyrrha en la mitología griega, Belgermir en la mitología nórdica, el Corán, los mayas, tribus de nativos de América del norte tienen el mismo mito y también tribus de aborígenes en Australia, seguido seguramente por un largo etcétera. Todas estas coincidencias me hacían retomar con cada vez mayor fuerza mi investigación. Busqué y busqué, leí los mitos más increíbles y hasta me detuve a observar lo ridículo que ofrecen todas estas áreas. Realicé innumerables rituales intentando entrar en contacto con alguna de estas entidades, pero nada. Todos mis esfuerzos fueron inútiles hasta que un día me topé con un suceso misterioso; cuando investigaba una tribu de indígenas americanos que al parecer eran vecinos de los aztecas, ellos tenían extraños ritos y lo curioso es que no tenían un nombre al cual rezar. Es decir que sus cantos y ritos estaban dirigidos a unos dioses innombrables. Es aquí cuando comienza lo peculiar de mi historia.

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