Somos instantes.
Instantes, leí en mi mente aquel libro que me tenía fascinada.
No solía sentirme muy identificada con los personajes casi nunca. A excepción de aquel. Si por mí fuera, ya lo hubiera llenado totalmente con marcadores de colores, cada color con su significado, post-its, hubiera rayado con un lápiz mis palabras favoritas, y sobre todo, hubiera marcado mis momentos más favoritos con las banderitas esas de colores que amaba usar.
Yo era parte de ese porcentaje que creía que un libro escrito, rayado, era un libro sucio. Para mí, un libro así, limpio era hermoso. Tanto que me sentía mal cuando los rayaba sin querer. Al punto de estresarme.
Hasta que un día dije "son mis libros y yo hago lo que quiera con ellos", y ahí fue cuando empezó mi obsesión con decorarlos. Combinando colores, escribiéndolos, hacerlos más míos. Como... ponerles mi toque, mi esencia.
Adoraba pensar en la idea de que... no lo sé, si algún día, en otra vida, lograba escribir un libro, uno del que me sintiera orgullosa, alguien lo leyera y marcase todo. Que escribiera cosas, marque frases, momentos... Poder lograr que por lo menos, una persona, se sintiera identificado con la historia. Que pueda meterse en ella, porque probablemente querría olvidarse de la suya propia, como yo lo he hecho toda mi vida.
Porque sí, me escondía de mi asquerosa vida leyendo la vida de otros.
Me reí pensando en aquello, ¿y si escribía de mi vida? Sería algo así como: tristeza, drama, padres que me odian, un hermano que no me quiere ni ver en pintura, más tristeza, un amor fallido, un corazón roto... una persona rota.
Lamentablemente para mí, con este libro no podía hacer nada de eso.
—¿Cuántas veces debo decirte que si quieres leer un libro tienes que pagarlo? —Scott me lo quitó de las manos—. No tienes coronita por trabajar aquí.
Le dediqué una mirada a Scott, como diciéndole: "¿Me ves con cara de poder pagarme todos los libros que quiero?".
—Además, sólo estaba admirándolo.
—Woah —fingió sorpresa—. ¿Ahora también se admira letra por letra en vez de sólo la portada?
Rodeé los ojos.
—Si te hace sentir mejor, yo lo leí.
Lo miré fijo luego de eso, amenazante. Sabía lo que estaba por...
—No terminan juntos, je.
—¿Andas con ganas de morir, no? —hice un ademán de golpearle en el hombro.
—Ay, sí —dramatizó, tocándose el rostro—. ¿Cómo sabes? ¿Se me nota mucho en la cara?
—Cállate, Scott —suspiré.
—Siempre me dices "cállate, Scott" —me frunció el ceño—. Nunca un "¿Scott quieres que te deposite un millón de dólares en tu cuenta vacía?" Nadie piensa en mi bienestar.
Nos desconcentramos del tema, que en mi caso era querer matarlo por spoilearme el final de aquel libro, cuando unas chicas entraron. No alcancé a verles el rostro ya que se fueron directo a la sección de "novela juvenil".
—Ve a ayudarlas —me ordenó el idiota.
—Joder, odio esto —chillé.
—Es la única forma de conseguir dinero.
Enarqué una ceja.
—Dinero legal, Luna —Scott rodeó los ojos, conociéndome.
Resoplé.
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Hablándole a la Luna [En Proceso]
AcakHabía una vez una escritora en decadencia y un músico frustrado que se conocieron en un momento aún más lamentable que sus propias vidas. Comienzo: 08. 01. 22 Final: © Soleil. 2 0 2 2.