Capítulo 1

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EDLYNNE

Fuera de sí. Así era como me sentía, sentía que hacía y vivía a través de las expectativas que todos tenían sobre mí. Aborrecía tener el peso en mis hombros de representar toda una nación. Odiaba las clases de buenos modales, odiaba tener que probarme miles de millones de vestidos distintos, odiaba a mi profesor de historia y lenguas, odiaba el riguroso itinerario que la corte real me sometía. Lo único que disfrutaba era mis clases de esgrima y mis entrenamientos de fuego; eso sí que era excitante. Aunque jamás se me permitía ir a una misión. Envidiaba a Drystan mi hermano mayor, el sí que se le permitía ir a misiones, encontraba sumamente fascinante ver a los guerreros con sus trajes de batalla, sus armas, y verlos en el campo de entrenamiento usar sus poderes es alucinante, Drystan lideraba en su mayoría las misiones. A mí ni siquiera se me permitía salir de las paredes de Incantare ni tampoco podía portar ningún arma.

Una oleada de aire atravesaba mi piel y hacía volar mis rizos pelirrojos, con mi cuerpo abalanzado sobre mis brazos postrados en el borde de la terraza tenía mi mirada perdida hacia el océano, escuchaba el agua por el elegante danzar de sus olas, adoraba que el Castillo estuviera junto al océano, ya que tenía una hermosa vista. Tenía una blusa color hueso, era holgada de las mangas y un escote decente, en la parte del torso tenía detalles marrones, una falda larga a los tobillos de color marrón y bordes dorados, la tiara plateada encima de mis rizos sueltos.

— Mi Lady, la esperan en el comedor principal — anuncia una de las empleadas del castillo, mirándola asiento sin pronunciar palabra alguna y vuelvo a echar un último vistazo hacia el océano, todos estaban reunidos para festejar mi vigésimo cumpleaños, realmente no se me apetecía lidiar con esa clase de festejo además solo significaba una cosa, crecimiento, y con el venían más responsabilidades que debía absorber, el pueblo de Saphira ansiaba el día de mi coronación como su reina y tomar ese mando era lo que menos quería en el mundo.

Doy una bocanada de aire antes de entrar al comedor principal y entonces comienzo a sonreír y a saludar a todos los presentes. La corte real, entre ellos mis padres obviamente, los reyes de Saphira, el rey Drach y la reina Solandis. Mi rostro se ilumina al ver a mi grupo de amigos, todos jóvenes con distintos dones, todos los que teníamos alguna clase de poder vivíamos aquí en el Castillo Incantare, la familia real teníamos poderes de Fuego, había quienes tenían poderes de Agua, Nieve, Tierra, Aire, Rayo. La velada transcurrió en una comida de tres tiempos, preguntas incómodas por parte de la corte real, risas entre mis amigos y yo, y una que otra mirada de desaprobación de mis padres. El choque del metal de una cuchara contra el vidrio de una copa logra captar la atención de todos los presentes.

— Atención, atención me gustaría decir unas palabras para la cumpleañera — mi hermano mayor Drystan se pone de pie, en realidad es mi medio hermano, es el hijo bastardo del rey, y a diferencia mía, Drystan tenía el cabello blanco como la nieve, tal como sus poderes, siempre tenía su melena sujeta en una goma para el cabello, nuestro padre tiene poderes de fuego, como yo, pero Drystan solo heredo los poderes de nieve de su madre — Mi pequeña y torpe hermana menor Edlynne, quiero decir que estoy muy orgulloso de la gran mujer en la que te has convertido — decía en voz alta esbozando una sus cálidas sonrisas — Para mí siempre serás mi pequeña hermanita menor, pero sé que llegarás a ser la mejor reina que esté Castillo ha tenido en toda su historia, eres justo lo que está nación necesita — odiaba eso, el peso y la responsabilidad que ejercían sobre mi — Te tengo un obsequio — hace una seña con su mano — me costó demasiado convencer a los reyes de que me permitieran darte esto, pero sé que te hará muy feliz — seguido de eso, personal del servicio llegan junto a mi dándome un enorme arco con su bolso de flechas, la emoción no cabía en mi pecho ni tampoco en mi expresión facial, quería gritar de la emoción pero tenía que comportarme frente a la corte real.

Saphira (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora