Capítulo 2

27 6 2
                                    

EDLYNNE

―¿Quéeee? ¿Besaste a Léandre? —  el asombro y la confusión no cabían en el rostro de Libelle, es una de mis más grandes amigas, su cabellera es castaña y tiene ojos de un hermoso color avellana, es ligeramente bronceada, y posee poderes de la tierra, uno de sus dones es la curación. Estamos en el inmenso vivero del palacio, hay todo tipo de flores y plantas, desde las más bellas, exóticas y algunas medicinales, el vivero es una enorme cúpula de cristales con pasillos y pasillos de  flora, en el centro hay unas enormes escaleras de espiral que conduce a una pequeña terraza justo en el centro y en el punto más alto de la cúpula donde la vista es perfecta, también hay dos enormes mesas de metal con alguna que otra maceta para hacer investigaciones o experimentos de mutación y combinación de especies, estamos junto a una de esas mesas, Libelle esta machacando unas plantas en un recipiente y vertiendo montón de cosas dentro de él.

— En realidad, ¡Au! — Libelle me pone una plasta de hierbas en la mejilla para quitar la herida que me he hecho con el arco en OakIncantare — el me beso primero — concluyó — no quiero que las cosas se tornen incómodas entre nosotros... además ahora no se como quitarme de encima al idiota de mi hermano — doy una larga bocanada de aire.

Drystan nos había descubierto a Léandre y a mi en el océano besándonos, había ido a mi búsqueda porque ya me había demorado lo suficiente en volver al castillo, todo el camino de vuelta, y esta mañana en cuanto salí de mi alcoba para venir a la cúpula con Libelle, mi hermano mayor no paraba de parlotear de que Léandre era un buen chico y que debería desposarlo, creo que se le olvida que soy la heredera al trono y que solo debo esposar a alguien perteneciente a una familia de fuego, como la familia real, ya que el prójimo debía ser un pura sangre, un hijo bastardo no podría continuar con el legado así como Drystan tuvo que pasar de largo esa labor y ahora todo recae en mi.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Han transcurrido dos días desde que fui con Léandre al OakIncantare, desde entonces no he tenido que confrontarlo ya que la corte me ha absorbido mi tiempo con labores y centenal de reuniones aburridas, solo he tenido que lidiar con mi hermano que no deja de cuestionarme si me he encontrado en algún punto del día mi amigo pelinegro. Empiezo a relajar los hombros y a perder de poco en poco la buena postura en esta enorme y alta silla de la sala de reuniones, todos intercambian ideas y dialogan entre sí pero mi mente simplemente decide ya no absorber ni interpretar ninguna de las voces, está ha sido la quinta reunión en tan solo los últimos dos días y cada una de ellas va sintiéndose cada vez más larga y aburrida que la anterior.

— ¿Usted que opina mi lady? — cuestiona uno de los miembros de la corte llevándome fuera de mis pensamientos tiene el cabello cenizo y montón de arrugas en la frente. Abro la boca para intentar responder algo y titubeo la verdad como lo dije antes no tenia ni la más remota idea de que estaban hablando, se escucha un enorme suspiro al otro extremo de la mesa y veo la expresión de disgusto del Rey Drach.

— Creo que la princesa Edlynne debe descansar, ha tenido muchas labores los últimos días — me echa una mirada — retírese a sus apocentos — su tono era frío, su mirada de desaprobación como ya es costumbre, y es una mirada corta nunca me dirige la mirada más de lo necesario. Me levanto de la alta silla y salgo de la sala de reuniones.

Al llegar a mi alcoba me desplomó en la cama con los brazos extendidos a los lados.

— ¿Gusta que le prepare la ducha mi Lady? — miró a la puerta y veo a Lucrecia parada junto a la entrada, yo me tomaba la libertad de decirle Lucy, y le he hecho saber que no es necesario que me llame "Mi Lady" o "Su Majestad", ha sido mi asistente desde que tengo memoria y también de pequeña fue mi nana, a esta mujer le confiaría mi vida entera.

— No Lucy, estoy bien... creo que saldré un momento — retomo mi postura sentándome en el filo de la cama.

— Su Majestad... — comienza a hablar y la miro con disgusto — amm... señorita Edlynne — es lo menos coordial que suele decirme por miedo a ser escuchada por alguien más y que le llamen la atención, suspira y continúa — Cualquier cosa que necesite, hágame lo saber — me da una tierna sonrisa y le devuelvo el gesto.

Me cambio las incómodas zapatillas por unos zapatos de piso, y salgo de mi alcoba, me dirijo a una de las torres en una parte lo suficientemente alta y vuelvo a la terraza que tanto me gusta apreciar la vista, me recargo en el borde y veo lo grande del océano, me permito disfrutar de cada sensación, la vista es sensacional la tonalidad de colores en el cielo con el atardecer, el aire chocando en mi rostro y alborotando mi cabello, de verdad detestaba tener que siempre estar dentro del castillo.

— Sabía que te encontraría aquí — giro mi rostro y me encuentro con la sonrisa cálida de a Léandre — días duros, ¿eh? — se pone a mi lado recargado en la baranda y yo vuelvo mi vista al océano.

— Si... todo era mucho más sencillo hace unos años — digo apreciando los últimos rayos del sol.

— Si, cuando solo corríamos y jugábamos por todo el castillo con el resto, ¿no? — sonrió al recordar esos momentos con Léandre, Libelle, Mysie, Lucian y Delaney, claro que había más chicos de nuestra edad con dones, pero nosotros seis éramos el mejor team de todos. Léandre con sus poderes de agua, Libelle de tierra, Lucían de fuego como yo, Delaney de aire, y Mysie de rayo — ¿Sabes que? Deberíamos hacer una fogata atrás del castillo a la orilla del océano como en los viejos tiempos. — sugiere.

— Léandre no creo que sea buena id... — me interrumpe.

— No no no, nada ¡por supuesto que es una estupenda idea! — dice con entusiasmo — iré a buscar al resto, tú cámbiate ese vestido — y antes de que pueda decir algo más, sale corriendo de ahí, una vez que sale de mi campo de visión, una sonrisa se dibuja en mi rostro y vuelvo a mi alcoba.

Saphira (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora