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Observó el condón tirado cerca del sillón y frunció el entrecejo. A pesar de que le había repetido una y otra vez a su compañero de habitación que no llevara mujeres al departamento para tener sexo; sobre todo en su preciada sala, aunque él no estuviera presente, el pelinegro siempre lo ignoraba y se pasaba las palabras del mayor por donde no entraba el sol.

¿Cómo fue que terminaron compartiendo piso?, Kim Seokjin ni siquiera lo recordaba, sólo pensaba que no podía darse el lujo de pagar ese lugar él solo, entonces Jeon Jungkook apareció con una sonrisa radiante y soluciono el problema de forma rápida. Eso es todo lo que se le viene cuando trata de recordar: la imagen de un chico guapo y una sonrisa encantadora. Ahora, estaba limpiando el desastre del pelinegro, de nuevo.

Más tarde Jeon Jungkook apareció en la puerta del departamento con dos cajas de pizza, siempre era lo mismo con el menor cuando le tocaba encargarse de la comida, terminaba comprando cualquier cosa con el pretexto de que no sabía cocinar, Jin tampoco sabía, pero hacía el intento y aprendío lo básico. Ignoró lo de las pizzas ya que ese no era un tema importante.

—¿Trajiste una mujer ayer no es así? —le preguntó irritado.

—No lo hice hyung, no sé de qué hablas —el menor tuvo el descaro de negarlo.

—No es que me moleste que vengas con mujeres cuando yo no estoy, pero como mínimo me gustaría que limpiaras el desorden que hacen, sobre todo si me toca la limpieza al otro día.

Le mostró el condón tirado y Jungkook suspiró culpable.

—No volverá a pasar hyung lo prometo.

—Siempre dices lo mismo —miró la comida y su estómago rugió — . Supongo que una es para mí —dijo refiriéndose a las cajas de pizza.

—Hawaiana como te gusta —le sonrió, Jungkook dejo una caja de pizza en la mesa y después se encerró en su habitación con la otra caja.

Eran pocas las veces que conversaban, no tenían nada en común, rara vez comían juntos, y no eran amigos. Sólo compartían el departamento y se repartían los deberes. Jin se encerró también en su habitación a estudiar y realizar su tarea.

Su madre le llamó por la noche diciéndole que le había depositado el dinero de la colegiatura del mes y le advirtió que no se lo gastará en otras cosas: como drogas y hombres, que era estrictamente para su colegiatura.

Jin había rodado los ojos con un: "como si tuviera tiempo para eso", su vida se reducía en la escuela y su trabajo, ni siquiera tenía tiempo para sus amigos o salir a dar la vuelta.

Eran pocas las veces de diversión, la vida universitaria no era como la pintaban en las películas: sexo, fiesta y alcohol, al menos no para él, talvez para el chico a lado de su pared sí: nunca traía la misma mujer, nunca se quedaba en el departamento todo el día, siempre salía y regresaba en las madrugadas apestando a alcohol, él menor era típico chico que vivía la vida loca.

Necesitaba un estate quieto definitivamente.

PAPÁ SOLTERO | KookJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora